¿Cuántos glaciares hay en Aragón?

En 1850 había 52 masas de hielo con una superficie de más de 2.000 hectáreas y en 2008 solo quedaban 22 con 310 hectáreas. Estos son los últimos glaciares de Aragón.

Imagen de archivo de una exploración científica del IPE al glaciar de Monte Perdido.
Imagen de archivo de una exploración científica del IPE al glaciar de Monte Perdido.
Juan Ignacio López Moreno

Los glaciares son estructuras de hielo en constante movimiento que se forman a partir de la acumulación de nieve y hielo en regiones frías y montañosas. Su presencia y sus características distintivas los convierten en elementos esenciales de la geología y del medio ambiente de las regiones donde se encuentran. De los 24 glaciares que se localizan en el Pirineo, según el Instituto Pirenaico de Ecología, Aragón cuenta con 9 de ellos, pero algunos están al borde de su desaparición

 

Los últimos glaciares de Aragón son:

  1. Glaciar del Infierno (Panticosa)
  2. Glaciar La Munia (Bielsa)
  3. Glaciar Monte Perdido (Bielsa)
  4. Glaciar de La Paúl (Benasque)
  5. Glaciar de la Llardana (San Juan de Plan)
  6. Glaciar de Tempestades (Benasque)
  7. Glaciar de Barrancs (Benasque)
  8. Glaciar del Aneto (Benasque)
  9. Glaciar de La Maladeta (Benasque)

Enrique Serrano, catedrático de Geografía Física de la primera universidad y coordinador del grupo científico, dice que en las últimas décadas han desaparecido el de Coronas, en la cara sur del Aneto, Posets, Frondellas o Marboré. En 1850 había 52 glaciares en Aragón con una superficie de más de 2.000 hectáreas y en 2008 solo quedaban 22 con 310 hectáreas. Una medición, en 2016, reducía la superficie a 242 ha, con 19 masas.

En un futuro cercano se espera que corran la misma suerte y se descataloguen los del Infierno, Barrancs o Tempestades. "Están al límite entre su consideración como glaciar o como helero, tienen una desaparición inmediata, aunque su disposición en los circos hace difícil establecer su final", precisa.

Para Enrique Serrano es una pérdida "irreversible y absoluta" para la naturaleza y la cultura del Pirineo. No supone, como en el caso de los grandes glaciares, la desaparición de recursos hídricos o cambios en los regímenes de los ríos, pero sí un perjuicio cultural y en el paisaje de la alta montaña. "Solo debemos pensar en la ascensión al Aneto cuando desaparezca el glaciar. Será otra ascensión", señala.

Los resultados de la última campaña científica constatan pérdidas tan impactantes en 2023 como en 2022 por las olas de calor.

Las olas de calor vividas estos verano han convertido el 2022 y el 2023 en años catastróficos para los hielos del Pirineo. No solo han reducido el espesor y la superficie de todos ellos sino que en el de Monte Perdido han provocado además su fragmentación, acelerando el proceso de desaparición.

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