Cambio climático: “Estamos alterando el ciclo estacional. Es una emergencia"

Las investigadoras del CSIC Ana Moreno y Graciela Gil advierten de que el rápido aumento de las temperaturas que vivimos no tiene precedentes en nuestro planeta en el último millón de años.

LOGROÑO (LA RIOJA), 24/08/23.- Un hombre se refresca en una fuente de Logroño para poder sobrellevar las altas temperaturas provocadas por la ola de calor que afecta a La Rioja. EFE/Fernando Díaz
Un hombre se refresca en una fuente  para sobrellevar las altas temperaturas, en una imagen de archivo.
Fernando Díaz

Este domingo, 5 de noviembre, conocíamos la noticia de que el glaciar de Monte Perdido se ha roto en dos mitades de manera definitiva. Los científicos lo han confirmado, dejando patente el deterioro irreversible de este río helado del Pirineo que está abocado a la extinción.

“El glaciar lleva en retroceso desde 2011 pero estos dos últimos veranos ha ido más rápido por las altas temperaturas que hemos tenido”, dice Ana Moreno, investigadora del Instituto Pirenaico de Ecología, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). “Esta situación no tiene precedentes en los últimos 2.000 años y con la división del glaciar se ha pasado un umbral. Supone un punto de inflexión hacia su desaparición y se cree que, de seguir así las temperaturas del verano, será en menos de una década”, afirma Moreno.

Los resultados de la última campaña científica constatan pérdidas tan impactantes en 2023 como en 2022 por las olas de calor.

Un final similar les espera a otros glaciares en el futuro. “No solo desaparecerá el de Monte Perdido, sino todos los que hay en los Alpes y otros de los Pirineos porque son muy sensibles al cambio climático”, asegura esta científica que este lunes imparte una charla en el Patio de la Infanta de Zaragoza junto con Graciela Gil, investigadora ARAID del mismo instituto Pirenaico de Ecología del CSIC, para hablar, precisamente, de ‘Salud planetaria: pasado y presente ante un futuro incierto’. Se trata de una conferencia que se enmarca dentro del ciclo ‘Qué sabemos de…’, organizado por la Fundación Ibercaja y la delegación en Aragón del CSIC.

Conocer el pasado del clima para prever el futuro 

“Solo mirando la historia del planeta podemos tener un presente informado que nos permita tener un futuro mejor”, señala Graciela Gil. “Ante la crisis ambiental actual, si en el pasado tenemos equivalentes con los que comparar podemos comprender mejor y ver las respuestas que dieron los ecosistemas en otros momentos de la historia de nuestro planeta. Eso nos permite imaginar cómo serán las cosas en el futuro y darle otra dimensión a los cambios ambientales que vamos a vivir”, asevera Gil.

"Podemos imaginar cómo serán las cosas en el futuro y los cambios ambientales que viviremos".

“Algunas de esas respuestas se han dado de forma abrupta. Ante un aumento de las temperaturas y en condiciones de sequía se han desencadenado, por ejemplo, grandes incendios muy intensos”, continua la investigadora. Por lo que podemos prever que “al acelerarse el calentamiento del planeta nos vamos a encontrar con incendios forestales más frecuentes”, advierte.

Otra de las respuestas de los ecosistemas del pasado ante cambios abruptos se produjo hace 12.000 años. “En ese momento hubo un cambio muy rápido en el clima y como consecuencia se interrumpió una corriente del océano Atlántico. Entró mucha agua dulce al mar que impidió la transferencia de calor al Norte de Europa y se creó un periodo glaciar que duró 1.000 años, después de que ya hubiese terminado la última glaciación y la Tierra se encontrase en un ciclo más templado”, explica, por su parte Ana Moreno.

“Algo parecido ya está sucediendo en la actualidad porque el hielo de Groenlandia se está fundiendo y está entrando en el océano Atlántico, lo que ralentiza las corrientes oceánicas. Esto puede tener un impacto en nuestro clima y en el curso de las estaciones”, apunta Moreno.

 “Cuando hablamos de que el tiempo está un poco loco es porque estamos alterando el ciclo estacional. Aumenta la temperatura del planeta y no se evapora la misma cantidad de agua de los océanos, por lo que las corrientes marinas, que influyen tanto en el clima, se ven afectadas”, añade la investigadora.

Cambios sin precedentes

Sin embargo, el problema de los cambios climáticos que estamos viviendo es que “nunca hemos tenido un crecimiento tan elevado de dióxido de carbono en la atmósfera (CO2) y nunca hemos constatado unas temperaturas tan altas como hasta ahora. Sobre todo por la velocidad a la que están aumentando. Es algo que no tiene precedentes”, afirma Graciela Gil. 

"Nuestra especie lleva 200.000 años en el planeta y ha evolucionado con un clima concreto".

Por ese motivo, advierte de la incertidumbre que genera esta situación: “Nuestra especie lleva 200.000 años en el planeta y ha evolucionado con un clima y unas condiciones concretas, por lo que no podemos saber cómo va a afrontar los cambios que estamos viviendo la humanidad, porque nunca ha pasado por algo así”.

Incertidumbre y emergencia

“La solución pasa por que la sociedad tome una decisión colectiva para disminuir el consumo y las emisiones de CO2, que la gente esté mejor informada de las evidencias científicas y de qué hacer para tener un futuro mejor”, continúa Gil. 

“Hay que ponerse manos a la obra de manera inmediata para reducir las emisiones a todos los niveles posibles, pero la decisión no puede recaer únicamente sobre los ciudadanos, sino que tiene que haber un abordaje político estructural. Si no, es imposible revertir esta situación”, asegura la investigadora.

"Estamos atados de pies y manos y eso genera una gran incertidumbre de cara al futuro que nos espera".

“La conclusión es que estamos ante una emergencia. No hay situaciones similares en el pasado y no sabemos lo que nos vamos a encontrar. Estamos atados de pies y manos y eso genera una gran incertidumbre de cara al futuro que nos espera”, concluye Ana Moreno.

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