gastromonía

El bar Cirilo de Sobradiel cumple 70 años dando almuerzos a los ciclistas

El bar Cirilo de Sobradiel, parada y fonda de muchos ciclistas, abrió en 1953 y celebró el pasado fin de semana sus (primeras) siete décadas.

Los 'abuelos' Cirilo Ruiz y Flora Buil, al lado de Alfredo y Alberto Ruiz, hijo y nieto.
Los 'abuelos' Cirilo Ruiz y Flora Buil, al lado de Alfredo y Alberto Ruiz, hijo y nieto.
Heraldo

“Antes tuvieron una tienda y no sé si les iría bien o mal, pero se liaron la manta a la cabeza y abrieron un bar”, cuenta Alberto Ruiz sobre su abuelo, tras la barra del bar Cirilo de Sobradiel. Él constituye la tercera generación que forma parte de un negocio que fue fundado en 1953, hace exactamente 70 años, tal y como celebraron el pasado fin de semana. Con discomóvil, picoteo, barra libre e, incluso, la bendición del local por parte del cura, los vecinos de Sobradiel festejaron el aniversario en reconocimiento a la función social que hacen los bares de pueblo.

“Anteriormente a la década de 1950 sí había un casino en Sobradiel, pero cerró poco antes de que mis abuelos, Cirilo Ruiz Omeñaca y Flora Buil Latas, abrieran este restaurante”, cuenta el nieto, Alberto Ruiz. El Cirilo ha permanecido estas siete últimas décadas en el mismo local, en el número dos de la calle del Rosario, y a lo largo de los años han ido diversificando su oferta. En las últimas décadas se han hecho muy popular el vermú de los domingos, acaso, por los muchos ciclistas que pasan por la Ribera Baja del Ebro y paran a reponer fuerzas en la localidad. “Los de BTT Monegros acostumbran a almorzar fuerte y siempre son bienvenidos”, bromean.

La barra del Cirilo en uno de los celebrados días de vermú.
La barra del Cirilo en uno de los celebrados días de vermú.
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El bar decano de Sobradiel fue fundado por Cirilo, que procedía de la localidad soriana de Ágreda, y su mujer Flora, que era del pueblo “de toda la vida”. Uno de sus fuertes siempre ha sido la especialidad en huevos rellenos, aunque también tiene mucha demanda los jamones con chorreras, las manitas de cerdo, el entrecot…

“Hace unos años abrimos el servicio de cena y ahora procuramos adaptarnos a los nuevos tiempos, entre otras cosas, con perfiles en redes sociales como Instagram”. Conscientes de que una función importante de los bares de pueblos es “crear comunidad”, en el Cirilo suelen hacerse sorteos de cestas de Navidad o porras de partidos de fútbol, lo que “es también una forma de que la gente que no suele visitarnos o los clientes más mayores sen acerquen al bar”, explican.

Una de las fotos antiguas que cuelgan de las paredes del bar.
Una de las fotos antiguas que cuelgan de las paredes del bar.
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En las paredes del local hay algunas fotos antiguas de los primeros camareros en estampas costumbristas, en las que se adivinan los sifones, los antiguos azulejos y las botellas de mistela. Algunas de estas fotos pudieron verse en una proyección durante las celebraciones del cumpleaños, en las que también se repasaron los mejores y peores recuerdos que atesoran los actuales regentes. Entre los primeros, siempre, las fiestas de Sobradiel (San Marcos, para el 13 de junio) y los picoteos de los vecinos de la localidad el día de celebraciones de bodas o bautizos. 

Entre los momentos más oscuros, se citan los días de la pandemia y del estricto confinamiento cuando no se sabía bien qué iba a pasar. “Cerrar la primera semana, por sorpresa, fue muy duro. Pensamos que quizá ya no volveríamos a abrir, pero hemos conseguido sacarlo adelante con el esfuerzo de todos”, explican. En aquellos meses de marzo, abril y mayo de 2020 se perdió echó a perder mucho género y la persiana bajada fue sinónimo de nula facturación. No obstante, poco a poco, el Cirilo se ha rehecho y ya vuelve a presumir de sus vermús de fin de semana en los que no faltan las croquetas de jamón o de boletus, ni los huevos rotos con jamón y foie.

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