Las muertes en carretera repuntan un 16% en Aragón a falta de un largo puente y las fiestas de Navidad

Más de un tercio de los siniestros de 2017 se han registrado en vías secundarias. Algunas destacan por su deterioro y  dejadez.

Accidente ocurrido en la A-68, a la altura de la localidad zaragozana de Monzalbarba, este pasado junio.
Accidente ocurrido en la A-68, a la altura de la localidad zaragozana de Monzalbarba, este pasado junio.
Oliver Duch

 

Aragón no figurará en 2017 en la lista de comunidades que han reducido el número de víctimas de tráfico, lo que sí venía ocurriendo desde hace una década. El último récord se logró precisamente en 2016, cuando se tocó suelo con una cifra sin precedentes de 55 fallecidos. A fecha de hoy, este umbral ya se ha superado, puesto que del 1 de enero al 19 de noviembre se han producido 56 muertes en carretera: un 16% más que en el mismo periodo del año pasado. Y las perspectivas no son buenas, pues queda por delante el mes de diciembre, cargado de festividades que harán desplazarse a miles de aragoneses.

El último accidente mortal ocurrió el pasado 13 noviembre en Albentosa (Teruel) y costó la vida a una vecina de Manzanera que viajaba con su hija y su nuera, que resultaron heridas. Como muchos otros este año, el siniestro se produjo en una carretera secundaria, vías por las que habitualmente se circula a menos velocidad pero que ocultan un sinfín de trampas. Como prueba de ello, un dato: de los 54 accidentes con fallecidos que se contabilizan en 2017, 20 de ellos se han producido en la red secundaria, lo que supone un 37,5% del total.

Si se comparan las cifras de este año con las de la última década, el balance continúa siendo positivo en Aragón, con toda la reserva que merece el adjetivo cuando se habla de vidas humanas. Pero hay que admitir que la mejoría es evidente, dado que en 2007 se contabilizaron 153 víctimas. Aún lo es más si tomamos como referencia 2003, cuando hubo 246 muertos.

En cualquier caso, el objetivo fijado por Europa es llegar a 2020 con la mitad de fallecidos de tráfico y lesionados graves de los que hubo en el año en 2011, lo que obliga a no bajar la guardia. Y el cambio de tendencia que ha experimentado la Comunidad debería activar alguna alarma.

El exceso de velocidad, el uso del móvil al volante, el consumo de alcohol o drogas, las distracciones o no adecuar la conducción a las condiciones de la vía continúan siendo las principales causas de los siniestros.

Pero tampoco hay que olvidar el mal estado de las carreteras. Sobre todo en Aragón, donde dos ejes viarios principales como la N-II y la N-232 tienen todavía más de 140 kilómetros sin desdoblar. El recorrido de la primera entre Alfajarín y Fraga, y el que une Figueruelas y Mallén a través de la N-232 (carretera de Logroño) hace años que encabezan la lista de carreteras con más fallecidos. A estas se suma en peligrosidad la N-211, entre Monreal del Campo (Teruel) y Mequinenza (Zaragoza), donde este año ya han muerto cinco personas, tantas como en la N-II. La N-232 suma hasta la fecha cuatro víctimas mortales, las mismas que la N-234.

Hoy se celebra el Día Mundial de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, cuya conmemoración comenzó en Reino Unido en 1993 y rápidamente se extendió a otras organizaciones similares bajo el auspicio de la Federación Europea de Víctimas de la Carretera.

Stop Accidentes en Aragón y Aesleme (Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal) reconocerán este domingo la labor de la Unidad de Víctimas de Accidentes de Tráfico de la Jefatura Provincial de Zaragoza, que se puso en marcha en 2013. Desde entonces ha atendido a 5.561 perjudicados por siniestros de carretera y ha remitido cartas a 2.545 damnificados. Su trabajo ha consistido principalmente en informar y facilitar el acceso de las víctimas a los recursos, velar por sus derechos y hacer que la administración siga concienciando sobre este problema.

 
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