Aragón y Cataluña: una relación económica de 15.000 millones con muchos intereses en común

Empresarios y ciudadanos de las comarcas lindantes con la comunidad vecina comentan que el desafío independentista ha cambiado poco sus rutinas, aunque se nota “incertidumbre”.

Los terrenos escogidos se ubican junto al polígono de El Sabinar, a los pies de la autovía de Madrid.
El grupo catalán BonÁrea se instalará en Épila
A. Navarro

Aragón y Cataluña, dos comunidades unidas por una historia común y un territorio que pocas veces conoce de fronteras. La escalada del desafío independentista catalán se vive con “las mismas rutinas” aunque algo de “incertidumbre” desde las comarcas aragonesas que lindan con la región vecina.

Aunque litigios como el que acontece sobre los bienes de Sijena han perjudicado las relaciones entre los dos territorios, desde La Ribagorza al Matarraña, empresarios y vecinos cuentan que siguen haciendo su día a día con normalidad, lo que implica viajes al municipio más cercano donde hay algún servicio que no encuentran en el suyo, hijos que se mueven de pueblo si en el suyo no está la rama de bachillerato que quieren estudiar, empresas que viven a caballo entre provincias o ganaderos que pastan sus reses sin darse cuenta de en qué momento están a un lado u otro de cada comunidad.

Una relación económica de 15.000 millones de euros

Aragón y Cataluña comparten un flujo de intercambio de bienes y servicios de los más importantes que se dan entre autonomías en España. Ambas comunidades son sus mejores clientes entre sí. Aragón, según los datos que recopila el proyecto C-Intereg, impulsado por Ceprede, vende cada año a Cataluña bienes por valor de 4.100 millones de euros; mientras que a las provincias aragonesas llegan productos catalanes que equivalen a 10.700 millones.

Para hacerse una idea lo que Aragón vende a Cataluña, esto equivale a casi el 40% de todos los productos que el año pasado salieron desde la Comunidad hacia al extranjero en el cada vez más extendido sector de la exportación. Por su parte, los vecinos catalanes tienen en Aragón un cliente que les compra más que toda Francia, según la base de datos de Aduanas de las Cámaras de Comercio.

Con ello es normal que el mundo empresarial sea uno de los que más pendiente está del desafío independentista. Este ambiente lo conoce bien Cruz Isabal, presidenta de la Asociación de Empresarios de la Comarca de la Litera, una de las más industrializadas del Aragón oriental, y que vive de las sinergias entre los dos territorios.

“La relación con los municipios lindantes catalanes y sus empresarios es tan rutinaria como con los empresarios aragoneses que tenemos al lado. Básicamente porque sus polígonos también están al lado”, comenta Isabal, cuya asociación organiza cada año un foro entre empresarios aragoneses y catalanes. “En mi opinión, existen dos realidades muy distintas entre lo que se dice a nivel político y lo que pasa a nivel empresarial y ciudadano, aunque lógicamente todo el mensaje lanzado desde Cataluña ha calado en parte de la sociedad catalana”, señala.

En municipios como Binéfar o Monzón también han vivido un fenómeno que se ha ido acrecentando en los últimos tiempos en el mundo empresarial en respuesta a la situación catalana: el traslado de empresas de una autonomía a otra. Según recopilaba hace unos meses Heraldo.es, 78 empresas catalanas han mudado su domicilio social a Aragón en los últimos cinco años. “Es cierto que ha habido varios cambios en estos últimos años de empresarios catalanes que quieren prevenir cualquier situación, aunque por norma general, el asunto independentista no se nombra entre empresarios; en primer lugar porque no se valora como un escenario creíble, y en segundo porque tampoco es un tema amable para muchos”, señala Isabal.

El sector agropecuario, un ejemplo de relación fuerte

El sector agroindustrial también sirve para ejemplificar los lazos que unen el día a día de Aragón y Cataluña. Principalmente en dos ramas, el porcino y los productores de fruta.

Aragón y Cataluña son los dos mayores productores de carne de cerdo de España, con zonas de gran concentración ganadera a lo largo de todo el límite entre las dos autonomías con el Cinca Medio, La Litera y el Matarraña como puntales en la zona aragonesa y Lérida en la catalana. Fruto de esta fuerte presencia se originó también la inversión que el grupo catalán BonÀrea está llevando a cabo en Épila, donde invertirá 400 millones de euros para crear un centro industrial y logístico que dará empleo a 4.000 personas.

Fuentes del sector porcino en Aragón comentan que los modelos de producción a uno y otro lado son muy similares y esto favorece las sinergias entre los territorios y las distintas explotaciones, donde no obstante siempre ha llevado la batuta en términos de transformación la parte catalana. En este sentido, estos productores estiman que ante una hipotética separación de Cataluña, el sector se resentiría hasta ver qué medidas sanitarias y de exportación se imponen, teniendo en cuenta que el sector de la carne de cerdo vive en parte gracias a la seguridad sanitaria y comercial que da la Unión Europea.

Con respecto al sector de la fruta, la unión en si cabe más gráfica. Hace dos semanas fruticultores y organizaciones de ambas autonomías se manifestaron conjuntamente en Fraga para solicitar una respuesta a la crisis de precios que atraviesan sus producciones. “Aquí la convivencia no es que sea normal, es más que eso. A Fraga vienen a vender y comprar muchos agricultores y distribuidores catalanes, y el movimiento entre cooperativas es similar”, explica Sergio de Dios, director de MercoFraga, quien pone un ejemplo más allá de la actividad económica. “El otro día fuimos mi mujer y yo a comprar a un supermercado aquí en Fraga y estaba repleto. Era porque era la Diada y todos los comercios de la parte catalana estaban cerrados y habían venido aquí a comprar”, comenta, señalando también que entre los vecinos catalanes, “aunque se encuentran opiniones de todo tipo sobre el tema, reina la concordia”.

Pueblos unidos por la colaboración, educación o sanidad

Fuera del ámbito puramente económico, también se encuentran ejemplos de colaboración entre municipios de una y otra autonomía. Ahora mismo Viacamp y Litera, un pequeño ayuntamiento de La Ribagorza, está en conversaciones con los municipios ilerdenses de Àger y Sant Esteve de la Sarga para formar una mancomunidad interautonómica. Su objetivo, regular de la mejor forma posible el turismo en la zona del desfiladero de Monrrebei, frontera natural entre Huesca y Lérida que cada año recibe más visitas por sus parajes.

“La colaboración ya existe desde hace años pero estamos trabajando con las Diputaciones Provinciales para crear un ente que de visibilidad jurídica y así poder gestionar todo de forma conjunta”, comenta el alcalde de este municipio aragonés, Alfredo Pociello.

En estos municipios también es habitual que sus vecinos se muevan entre autonomías por temas de salud y educación. Con respecto a la sanidad, el convenido entre Aragón y Cataluña, actualmente prorrogado, permite según los datos del Ministerio que de media unos 310 catalanes sean atendidos en centros aragoneses y que de forma inversa 800 aragoneses sean atendidos en instalaciones catalanas.

También es común el tránsito de alumnos aragoneses que acuden a Cataluña a cursar algún FP o Bachillerato que no encuentran en los municipios de su entorno. “Aquí en la Litera es algo bastante común”, ejemplifica Cruz Isabal. “Hay que tener en cuenta que tenemos más cerca Lérida que Huesca o Zaragoza”, comenta, señalando también que aunque el catalán es una barrera para algunos alumnos, “en los pueblos lindantes con Aragón al menos la adaptación y la ayuda de los centros es bastante positiva”. Un camino que también se produce a la inversa en la Universidad de Zaragoza, que aunque sin datos específicos, tiene carreras como Veterinaria donde hasta el 40% de los estudiantes proceden de otras autonomías, muchos de ellos catalanes.

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