Las diferencias salariales se acrecientan en Aragón

Las rentas más altas han subido de media 2.200 euros desde 2008, mientras que las menores se han reducido en 800.

Protesta contra la precariedad laboral
Protesta contra la precariedad laboral

A pesar de que la crisis va poco a poco relajando su cara más amarga, la del desempleo, los cinco últimos año de recesión parecen haber dejado unas cicatrices difíciles de sanar en el panorama salarial. Según reflejan varios indicadores, la estructura salarial aragonesa está cada vez más fragmentada y polarizada, con sueldos más reducidos y la percepción, advertida por sindicatos y entidades sociales, de que cada día que pasa tener un empleo pierde fuerza como aval para no pasar estrecheces a final de mes o caer incluso en cierto índices de pobreza.


Así lo indica la última encuesta de estructura salarial publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística, que dibuja una amarga perspectiva desde los albores de la crisis (2008), hasta finales de 2012, con los últimos datos recogidos. Según estos datos, hace 6 años el 10% de las rentas más bajas de Aragón ganaban al año menos de 9.051 euros de media (en 14 pagas), un salario escaso, por debajo del Salario Mínimo Interprofesional que se concentra en trabajadores a media jornada y temporales, pero que durante estos últimos años se ha reducido aún más, hasta los 8.216 euros. Es decir, las rentas más bajas de Aragón ganan ahora al año 835 euros menos de media que en 2008.


Por contra, según el mismo registro, el 10% superior que componen las rentas más altas ha mejorado su economía en 2.183 euros, pasando de ganar como mínimo 36.579 euros en 2008 a 38.756 euros cinco años después. Un cuadro de la brecha salarial que se ha instalado en la economía española que para los sindicatos “evidencia la precarización de los salarios y la podredumbre de los escasos nuevos puestos de trabajo que se han creado durante la crisis”, según valora José De las Morenas, secretario de política industrial y de salud laboral de UGT- Aragón.


“Las medidas que han salido de la reforma laboral y de las últimas iniciativas de empleo han creado un escenario realmente desalentador para el trabajador medio, y las medidas impositivas tampoco lastran más al que más tiene. Y lo peor de todo es que, por mucha recuperación económica que ojalá venga en los próximos años, se ha creado un terreno salarial del que va a costar mucho volver a salir”, comenta De las Morenas, que hace incidencia en que se sigan manteniendo índices tan altos de empleos temporales -el 93% de los nuevos contratos firmados este año- y de trabajos a media jornada.

'Mileurismo', ese sueño de fortuna


Si en los últimos años de bonanza se comenzó a hablar del mileurismo -salarios de mil euros raspados- como un aspecto preocupante del marco salarial teniendo en cuenta las costosas hipotecas que se firmaban entonces, en la actualidad ser mileurista se ha convertido en una aspiración para prácticamente 1 de cada 4 trabajadores en activo. No en vano, el sueldo más común (la mediana) de los aragoneses que cobran por debajo del salario medio es de 977 euros mensuales. Unos emolumentos que aún encuentran una cara más amarga al saber que en torno a 160.000 trabajadores aragoneses cobran en la actualidad menos del Salario Mínimo Interprofesional, congelado en 645 euros mensuales.

Las mujeres, a las que más afecta la brecha salarial


La ampliación de las diferencias salariales entre ricos y pobres encuentra mayor incidencia si cabe dentro del mercado laboral femenino, que en las últimas décadas había conseguido recortar esa distancia histórica que le separaba de los hombres. Así, si el salario medio de un varón aragonés está actualmente en los 25.766 euros anuales, el de la mujer se reduce hasta los 18.042. Una diferencia abrumadora y que es especialmente preocupante en Aragón, ya que este es el único baremo de los hasta ahora comentados en el que la comunidad está por debajo de la media nacional.


Un escenario que los sindicatos achacan a la aún más acelerada descomposición del mercado laboral femenino, sobre el que repercute con mayor incidencia la temporalidad y los trabajos que no cuentan con horas suficientes para satisfacer sus necesidades.