El comercio de la calle Manifestación de Zaragoza intenta hacerse ver: "Godzilla pasó por aquí, ahora te toca a ti"

Los negocios recuerdan que siguen abiertos y admiten ver con incertidumbre los próximos meses tras registrar caídas que, en algunos caso, llegan al 50%.

Godzilla, protagonista del cartel del pequeño comercio de la calle de la Manifestación
Godzilla, protagonista del cartel del pequeño comercio de la calle de la Manifestación
Heraldo

La llamativa imagen que ofrece actualmente la calle de la Manifestación de Zaragoza, levantada por completo desde el pasado 15 de abril por las obras de su reivindicada reforma, ha servido de inspiración al pequeño comercio para hacerse ver y recordar a clientes y turistas que siguen abiertos a pesar de las vallas, el ruido y el polvo.

Con un gran cartel en el que se lee 'Godzilla pasó por aquí, ahora te toca a ti' y el hashtag #apoyoalpequeñocomercio, empresarios y trabajadores tratan de poner remedio a los problemas que les están creando los trabajos, que se prolongarán hasta principios de octubre. 

Muchos han experimentado una caída "drástica" de clientes o incluso se plantean alargar las vacaciones para volver con fuerzas renovadas a partir de septiembre. La estrechez de las aceras se nota, y mucho, en negocios como Confecciones Castillo, situado justo en mitad de la calle. "Muchas de nuestras clientas se mueven en andador o en silla de ruedas y apenas pueden pasar. La gente se asusta al ver cómo está todo y no viene. Hasta nuestros propios transportistas han llamado para preguntar si seguíamos abiertos", cuenta su encargada, Inés Borra.

En su caso, las ventas han bajado considerablemente. "Es una faena muy grande. Las ayudas que nos ofrecen no son suficientes y o cuentas con un gestor o... Yo no tengo tiempo ni entiendo. Esperábamos que, al menos, hubiesen dejado más zona de paso", agrega.

La normativa actual contempla bonificaciones en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) y el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE), pero creen que eso "no es una solución", y piden campañas especiales como el 'Volveremos especial obras' que ayudó a los comerciantes de calles como la de San Miguel.

En la Retrotienda, especializados en coleccionismo, tampoco lo llevan nada bien. Al descenso de la facturación -de en torno al 50%- se unen las afecciones por el ruido y la falta de limpieza. "Antes pasaban poco y ahora, ni pasan. Mi negocio, al ser un poco alternativo, tiene habitualmente la puerta abierta, pero ahora hay que tenerla cerrada, es un poco agobiante. Nos esperan meses duros, nos han dicho que las aceras van para agosto", indica su encargado, David Julián.

En Allué Laboral también lo han notado. "Al estar centrados en ropa de trabajo, nuestro cliente viene ex profeso, aunque antes pasaba gente, veía algo apetecible en el escaparate y entraba", afirman sus dependientas, Gema y Esther. Ha habido días, explican, que "hasta temblaba el suelo".

Este lunes, los negocios tuvieron que convivir, además, con un corte de agua de 8.00 a 18.00, lo que hizo que algunas cafeterías optasen directamente por no levantar la persiana. Las obra, en todo caso, no están afectando a todos por igual. Establecimientos con clientes fijos como Oliver y Goretti aseguran no haber visto resentida su facturación. "La gente sabe dónde estamos y reserva cita", indica Oliver Calvo, uno de sus propietarios.

Recientemente, el Ayuntamiento anunció un cambio en el diseño de la reforma como consecuencia de las quejas vecinales. En su opinión, haber mantenido el sentido único entre la zona del Picadillo y las murallas romanas habría sido "una locura", ya que hubiera obligado a dar un rodeo por Don Jaime y la calle de Alfonso I para las operaciones de carga y descarga. Pese a todo, los comerciantes aseguran ser conscientes de que "hay que hacer este sacrificio" para poder tener una calle "en condiciones". "Entendemos que estas obras van a mejorarla y que, a nivel de comercio, estaremos mucho mejor", comenta Calvo.

En el propio Picadillo se toman las obras con filosofía. "Los clientes de siempre vienen, pero sí se puede estar escapando algo de gente de paso", razona su propietario, Paco Sánchez. En su caso, las mayores afecciones llegarán más adelante, cuando los trabajos se extiendan hasta esta zona.

Entre tanto, los vecinos "de toda la vida" se mantienen expectantes. "El primer diseño también me gustaba, pero salía perjudicada la hostelería. Por el momento no estamos notando molestias más allá de las normales. Esto, al final, será algo bueno. Se revalorizarán incluso hasta los pisos", comentaba Eduardo, residente en esta calle desde 1978.

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