Dos pueblos mágicos cerca de Zaragoza para visitar en Semana Santa
El siguiente puente festivo para los zaragozanos es la Semana Santa con varios días de fiesta para escapadas aunque sean cerca de la capital.
Quien más y quien menos ha oído hablar ya de la lista de los pueblos más bonitos de España, un exclusivo club con 13 miembros aragoneses: 7 de Teruel, 4 de Huesca y 2 de Zaragoza, bien repartidos a lo largo y ancho de la geografía aragonesa. Menos conocido es el reconocimiento de pueblo mágico, otro colectivo que llegó más tarde y que llena de alguna manera los huecos del otro club, aunque funcionan de manera independiente y tampoco comparten los requisitos para ser miembros. Hay 9 de Teruel (Alcalá de la Selva, Fortanete, La Fresneda, La Iglesuela del Cid, Linares de Mora, Mora de Rubielos, Mosqueruela, Orihuela del Tremedal y Peñarroya de Tastavins), 5 de Zaragoza (Ariza, Belchite, Borja, Gallocanta y Uncastillo) y 2 de Huesca (Ayerbe y Broto).
A los dos grupos les une la belleza de su aspecto y la riqueza de contenido histórico, arquitectónico o natural que atesoran. Para entrar en esta categoría de pueblos mágicos no hay que ir a Hogwarts ni aprenderse conjuros: solamente es necesario saber atraer a los visitantes poniendo el foco en los elementos más interesantes.
En el puente festivo por Semana Santa se podrá acudir a cualquiera de los pueblos bonitos o mágicos de Aragón desde Zaragoza, ya que con pocos días basta para una aventura con algunos kilómetros extra, y los privilegiados que pueden estirarlo hasta cuatro, aún más. Sin embargo, si nos centramos en aquellos que están a una hora o menos de la capital zaragozana, la lista se reduce a uno de los bonitos (Anento) y a dos de los mágicos: Belchite y Borja. Estos dos últimos tienen la ‘b’ de bonitos delante aunque pertenezcan a la otra categoría: es que lo son.
Qué ver en Borja
Situada a 50 minutos por carretera, la capital de la comarca del Campo de Borja es una villa de fama mundial desde hace una década por el famoso Ecce Homo del Santuario de la Misericordia, que sigue siendo la visita turística más popular de la zona. Sin embargo, tiene mucho más que ofrecer, empezando por el propio monte del Calvario sobre ese santuario, uno de los paseos más agradables de la provincia, con unas vistas magníficas en lo alto.
Las calles de Borja esconden maravillas, empezando por la propia judería y siguiendo por los interesantísimos museos, como el de la Colegiata (espectacular) el Arqueológico en la antigua iglesia de San Miguel, el de Santa Clara en un convento de clausura, el Torreón de los Borja o la sala Baltasar González. En cuanto al gran producto local, el vino de la D.O. Campo de Borja, es otra buena razón para la visita.
Qué ver en Belchite
El Pueblo Viejo es el indudable imán de las visitas en esta localidad, castigada duramente en la Guerra Civil y que ha hecho de sus ruinas un verdadero atractivo artístico a nivel nacional. Los aficionados a la historia, los curiosos y hasta los amigos de las ciencias ocultas se dejan caer por allá, debido a la multitud de historias sobre almas dolientes que circulan sobre el lugar. Los vestigios de la contienda civil española se completan con otra visita menos conocida y explotada, la del Cabezo del Lobo. La oficina de Turismo también ofrece otras rutas senderistas de interés, como la que comunica con el Planerón en la vecina Codo o con las pasarelas en la vecina del otro lado, Almonacid de la Cuba.
La ermita del Pueyo, en otra de las entradas de Belchite, y el Museo Etnológico multiplican las razones para una visita que está a apenas 40 minutos de la capital provincial, y que ofrece otro doble punto de interés: las almazaras locales, de reconocido prestigio nacional. Las más conocidas son el Molino de Alfonso y la Almazara de Jaime, ambas con muchísima historia y variedad de aceites de primer orden, junto a otros productos derivados.
