El pueblo antiguo de Fayón, 55 años de abandono forzoso

Los últimos vecinos de la localidad originaria tuvieron que dejarlo todo atrás el 20 de noviembre de 1967, con la inundación y el desalojo repentino por la puesta en marcha del embalse de Ribarroja.

Foto de Fayón
Foto de Fayón
Laura Uranga

El Poble Vell es como los vecinos de Fayón llaman al pueblo antiguo. Ese que quedó sepultado por las aguas del Ebro con una inundación repentina, y su consecuente desalojo, el 20 de noviembre de 1967. En aquella fecha, hace 55 años, los últimos habitantes tuvieron que salir literalmente corriendo y casi con lo puesto, dejando atrás sus pertenencias, sus casas y su vida anterior. El motivo de este dramático episodio que acabó con el antiguo Fayón para siempre fue la puesta en marcha del embalse de Ribarroja, un proyecto de la Enher (Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana).

Aquel asentamiento originario llegó a tener 1.800 habitantes y su historia siempre estuvo relacionada con el río Ebro. Fayón se asienta en la margen derecha del mismo, en el ángulo de confluencia con el río Matarraña y al pie de una sierra no muy elevada. Era el pueblo situado más al oeste de la provincia de Zaragoza y aquellas tierras ya estaban ocupadas desde hacía más de mil años, en la época musulmana. De hecho, todavía se conservan los restos de un castillo que se cree de origen andalusí, con una torre vigía de gran utilidad estratégica, dada la ubicación del pueblo. Por eso, el Poble Vell fue testigo de muchas batallas y conquistas, al mismo tiempo que, gracias a su localización ribereña veía pasar un gran volumen de mercancías por el Ebro, entre la capital aragonesa y Tortosa.

En la historia reciente, las minas de carbón entre Mequinenza y Fayón fueron el principal motor económico de la población, junto con el tráfico de carbón y otras materias que se transportaban a bordo de los conocidos como llaüts. Son unas embarcaciones de madera típicas de la parte baja del Ebro y, actualmente, tras el fatídico final del Fayón antiguo, ya solo se emplean para el turismo. Y es que, pese a su desaparición, los vecinos no olvidan sus raíces y su pueblo originario, del que apenas se conserva la torre del campanario de la iglesia sobresaliendo del agua. La estructura se recuperó en 2008 y es uno de los resquicios del pasado de Fayón que se pueden ver ahora desde el agua.

La oficina de Turismo de Fayón ofrece visitas guiadas en embarcación para acercar al turista hasta el pueblo antiguo. Los viajes se organizan desde hace cuatro años y se pueden reservar, si las condiciones meteorológicas lo permiten entre Semana Santa y el mes de noviembre. Por el frío y las lluvias, este año ya se ha cerrado la temporada. Son paseos fluviales sobre el río Matarraña y su desembocadura en el Ebro, aprovechando la lámina permanente de agua generada por el embalse de Ribarroja. Los llaüts llevan al visitante desde el embarcadero de Reixaga a la boca del túnel del antiguo ferrocarril, cortado por el embalse, hasta el campanario de la iglesia del antiguo pueblo, pasando por la antigua desembocadura del río Matarraña al Ebro.

Se dispone de dos embarcaciones, con una capacidad de 24 personas en cada una de ellas. Las visitas guiadas duran aproximadamente una hora y también se puede hacer cualquier otro recorrido contactando previamente con la oficina de Turismo de Fayón.

Testigo de la batalla del Ebro

Pese a que, lamentablemente, el pasado de Fayón está marcado por la inundación del pueblo antiguo, anteriormente, la población fue testigo de otros grandes hitos de la Historia, como fue la batalla del Ebro, acontecida durante la Guerra Civil. Sucedió el 25 de julio de 1938 y el municipio nuevo cuenta con un museo dedicado a este episodio. Además, desde 2007, la asociación que se creó para recuperar la memoria histórica de Fayón celebra una recreación de la batalla. Desde entonces, se reproduce cada año durante el último fin de semana de julio y, con el tiempo, ha ido ganando en importancia y ya implica a más de 300 recreacionistas, que llegan incluso desde países europeos. El volumen de espectadores ha ido creciendo al mismo ritmo y, ligado a la recreación, se monta una feria militar antigua, con trincheras, un campamento, piezas de aviación, así como vehículos y armas.

Con el abandono forzoso, la población de Fayón quedó dividida entre quienes aceptaron la indemnización de 50.000 pesetas de la empresa Enher para irse a otro lugar y quienes resistieron para, finalmente, ser reubicados en el pueblo nuevo. Tras aquella época de discrepancias, las nuevas generaciones del pueblo vuelven a estar unidas, en buena medida, por las ganas de recuperar aquellas raíces que quedaron bajo el agua.

Después de la recuperación, en 2008, de la torre de la iglesia antigua, el año pasado empezaron trabajos similares en el castillo de Badón. Durante los sondeos, se encontró una escalera que conecta con la parte alta de la construcción y también quedan los restos de algunas casas adosadas a la fortaleza. Así mismo, se ha habilitado un puente para acercar al visitante a este enclave, aunque siempre estará el río de por medio, por lo que hasta allí solo se puede llegar con barca y, después, ascender a pie por una pendiente pronunciada. Con estas acciones no solo se pretende sacar rédito turístico, sino que también es una forma de devolver a los vecinos más mayores una parte de aquello que perdieron en 1967.

Apúntate a la newsletter de turismo y recibe en tu correo una selección de propuestas para viajar y descubrir la comunidad aragonesa. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión