Ocho lugares para ver los mejores atardeceres de Aragón

Para observar una buena puesta de sol no hace falta estar en una playa de Ibiza o de Cádiz. Aunque el mar siempre es un aliciente, los ocasos en tierras aragonesas no tienen nada que envidiar.

Puesta de sol en los Monegros desde el Alto de Alcubierre.
Puesta de sol en los Monegros desde el Alto de Alcubierre.
Carlos Carreter

Las puestas de sol tienen un atractivo especial y Aragón no se queda atrás en cuanto a lugares únicos para disfrutar de ese momento mágico. Aunque las puestas de sol en el mar son difíciles de igualar, no siempre es necesario estar en una playa de Ibiza o de Cádiz para fotografiar o ver ese episodio en el que el sol se pierde en el horizonte. Si no conoces ningún lugar cerca de casa para ello, aquí van ocho lugares para presenciar los mejores ocasos en tierras aragonesas.

Puestas de sol en el Valle del Ebro

No lo dice el orgullo maño, sino los expertos. El Valle del Ebro goza de unas condiciones especiales para que sus atardeceres sean de los mejores de España. Uno de estos lugares para ver una buena puesta de sol es la propia capital. Zaragoza, a diferencia de otras ciudades, tiene un amplio trozo de horizonte en pleno centro. Así, desde los puentes sobre el Ebro, mirando hacia la Expo, se puede ver cómo el sol va bajando hasta desaparecer, con la basílica del Pilar como testigo de excepción. Esta gran amplitud de horizonte la ofrece el corredor del río, condicionante que se hace extensiva a todo el valle, con mención especial para la zona de los Monegros. La planicie del terreno y el cielo limpio sobre este desierto, azotado por el cierzo y el clima seco, favorece ver esa caída del sol por completo y con una nitidez única.

La Laguna de Gallocanta es otro de los mejores lugares de la provincia de Zaragoza para ver el atardecer. La puesta de sol de este humedal está entre las más bonitas de España, en parte por la riqueza natural del propio entorno. Esta reserva natural está entre las comarcas de Campo de Daroca y Jiloca y su superficie acuática abarca unas 1.400 hectáreas. Es la laguna natural más grande del país y el lugar de reposo invernal de las migraciones de decenas de miles de grullas y otras muchas aves.

La comarca de Valdejalón, con sus inmensos campos de frutales, es otro de estos sitios desde donde merece la pena presenciar el ocaso. Al final de casa tarde el sol se va ocultando entre la espesura de los campos y se puede contemplar desde cualquier de las sierras de Algairén, Vicor o Nava Alta, así como desde el mismo valle del río Jalón.

Atardecer desde Monrepós

En la provincia de Huesca, uno de los mejores atardeceres es el que se puede ver desde el puerto de Monrepós. Es una de las vías de acceso al Pirineo y un mirador natural a toda la cordillera de Aragón. Aunque no es un buen lugar para detenerse y el conductor se lo pierda, quienes no conduzcan pueden deleitarse durante la subida en coche e incluso sacar fotos a través de la ventanilla.

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es otro de esos lugares donde contemplar una buena puesta de sol en tierras oscenses. En 2020, los lectores de la revista de viajes Condé Nast Traveler seleccionaron este como el mejor sitio de Aragón para ver atardecer. Su variada climatología, así como la confluencia de los colores y tonalidades con la piedra y el agua al caer el sol es lo que hacen de este un lugar mágico cuando cae el sol.

La calidad del cielo en Gúdar

Si la sierra de Gúdar destaca por la calidad de su cielo para ver estrellas, no es menor el atractivo de esta zona para ver atardecer. Desde pueblos como Olba, a orillas de un desconocido valle del río Mijares, se puede disfrutar de este momento mágico del día. Con el aliciente, además, de encontrarse en un lugar todavía poco masificado y tranquilo. Y si se habla de sitios bonitos de Teruel para ver el ocaso no podía faltar Albarracín. En la localidad más turística de la provincia se organizan incluso visitas a última hora de la tarde, para que los turistas puedan disfrutar del pueblo, uno de los más bonitos de España, con esa luz especial que solo se obtiene al final del día. También merece la pena contemplar el atardecer desde las murallas del castillo, para contemplar así toda la villa con ese telón naranja y rojizo en el que se convierte el horizonte cada día al caer el sol.

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