Los mejores bosques del Pirineo para pasear en otoño

El del Betato, el del Cobatar, la Selva de Oza o la Gamueta son algunos de los rincones del Pirineo que en estos meses parecen sacados de un cuento.

La pardina del Señor, en Fanlo.
La pardina del Señor, en Fanlo.
Eduardo Viñuales

Los colores ocres, amarillos y marrones ya tiñen los bosques de Aragón y, sobre todo en el Pirineo, ofrecen una estampa que parece sacada de un cuento. Los mejores y más mágicos rincones para pasear con el único sonido del chasquido de las hojas secas bajo los pies se esconden en la cordillera aragonesa y aquí van algunos de ellos.

El Betato, en el valle de Tena

En el valle de Tena está el bosque del Betato, entre Tramacastilla de Tena y Piedrafita de Jaca. Es uno de los espacios naturales más frecuentados de la zona, sobre todo por familias con niños. Se puede recorrer haciendo una ruta circular que conecta ambas localidades y discurre entre los grandes y esbeltos hayedos que forman esta masa arbórea. Además, en su interior se esconden muchas leyendas relacionadas con la magia y las brujas.

El Cobatar, en Bujaruelo

El Cobatar está en el valle de Bujaruelo y es un bosque mixto de hayas y abetos. Para recorrerlo hay una excursión desde el puente de Santa Elena hasta el de San Nicolás. La ruta tiene solera, ya que durante varias generaciones era la única forma de recorrer el fondo del valle. El camino va en paralelo al río Ara y actualmente hay también una pista forestal.

Selva de Oza, en Hecho

En la parte occidental del Pirineo, incluido en el Parque Natural de los Valles Occidentales, se encuentra la Selva de Oza, un espacio atravesado por el río Aragón Subordán y rodeado de picos de más de 2.000 metros, como la peña Forca o la Punta Agüerri. En esta época del año, las hayas, los abetos y, en menor medida, los pinos, acaparan el paisaje de bosque de montaña en todos cálidos. Realizando alguna de las rutas propuestas por este entorno no es raro encontrar animales como sarrios, jabalíes o corzos.

Otoño en el valle de Ordesa.
Otoño en el valle de Ordesa.
Geoparque Pirineos

La Gamueta, en el valle de Ansó

El bosque de abetos y hayas de Gamueta es uno de los más extensos del Pirineo. Fue declarado como espacio protegido hace varias décadas y alberga docenas de conjuntos arbóreos de más de 300 años de vida. Situado en la cabecera del valle de Ansó, la mejor ruta para conocer este paraje en todo su esplendor en los meses de otoño parte desde el refugio de Linza, a 30 minutos en coche de la localidad de Ansó.

El valle de Pineta en coche

Para contemplar la paleta de colores que ofrece el valle de Pineta en estos meses de otoño se puede hacer una ruta en coche que recorre la carretera desde Bielsa hasta la ermita de la Virgen de Pineta. A través de la ventanilla se pueden ver los espesos bosques de pinos, abetos y hayas que custodian la vía, inundando el paisaje de este valle de la zona norte del Parque de Ordesa y Monte Perdido. Quienes prefieran el senderismo también tienen opciones a pie, algunas de la mano del Geoparque de Sobrarbe-Pirineos, que en estas fechas organiza excursiones.

Los bosques de Hoz de Jaca

El conjunto de senderos entre bosques de hayas, abedules y pinos que rodean Hoz de Jaca es uno de los mejores destinos para hacer una ruta en familia en pleno otoño. El paraje se ubica en pleno valle de Tena y, en un radio máximo de 15 kilómetros en coche, se puede aprovechar para visitar localidades como Biescas, Panticosa o, más arriba, Sallent de Gállego.

La inversión térmica en el Cañón de Añisclo

Hacer una ruta por el cañón de Añisclo en otoño tiene el atractivo de poder presenciar el fenómeno meteorológico de la inversión térmica. Éste consiste en que, a pesar de ser propios de un ambiente más cálido, los árboles mediterráneos crecen, no obstante, en la parte alta de la montaña, porque es ahí donde reciben más sol. Sucede lo contrario con las especies nórdicas, que se sitúan en las cotas más bajas, en el valle, al ser zonas más frías que siempre están en sombra.

La pardina del Señor de Fanlo

La pardina del Señor de Fanlo, también conocida como de Ballarín, es un bosque mixto que alberga muchos tipos de árboles por lo que la mezcla de colores deja una de las estampas otoñales más bonitas del Pirineo. Forma parte de las selvas que se extienden en el valle del Chate, en la comarca de Sobrarbe y se extiende en paralelo a la carretera que va de Sarvisé a Fanlo. La masa arbórea se puede ver o bien circulando por dicha vía o adentrándose en el interior a través del sendero GR-15 que lo recorre.

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