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El rito del herniado de Lobera de Onsella, historia y magia en una tradición única en España

La localidad de las Cinco Villas celebra este sábado esta ceremonia que, antiguamente, consistía en atravesar el tronco de un árbol para recuperarse de una hernia.

Un momento del ritual del herniado celebrado en Lobera de Onsella el pasado año, con aforo limitado
Un momento del ritual del herniado celebrado en Lobera de Onsella el pasado año, con aforo limitado
Comarca Cinco Villas

El rito del herniado de Lobera de Onsella (Cinco Villas) es único en España y este sábado, 25 de junio, se celebrará con total normalidad tras dos años de pandemia que dejaron a la localidad sin su tradición más singular o con una celebración a medias. El zaragozano es el único municipio del país en el que todavía se representa este ritual que, antiguamente, se llevaba a cabo para sanar a las personas con hernias. Rezando la frase "tómalo Juan, dámelo Pedro; herniado te lo doy, sano te lo devuelvo", los herniados atravesaban en tres ocasiones el tronco de un árbol con propiedades sanadoras que era partido por la mitad para tal fin.

Esta tradición, que tiene un componente de magia, se practicaba en toda España pero con el tiempo se dejó de hacer. En Lobera de Onsella se recuperó en 2004 y, desde entonces, se lleva a cabo en torno a la noche de San Juan, excepto en 2020, por la pandemia. Ahora, los actos son una adaptación al rito antiguo y quienes atraviesan el tronco de un árbol milenario son los bebés del pueblo o ligados a él que han nacido en el último año. En esta edición serán seis y pasarán de manos de quien representa a Juan a quien hace de Pedro.

La ceremonia comenzará antes, con una merienda en las proximidades de la ermita, a las siete de la tarde. Este encuentro es el equivalente a la misa que antiguamente se celebraba previamente al rito. Desde allí, todo el pueblo va en procesión hacia el cercano bosque de La Mosquera, a cuyos robles, fuertes y frondosos, se les atribuyen propiedades mágicas. Sobre las 21.30, cuando la noche está a punto de caer, los participantes en el rito de este año serán desnudados y pasados a través de la abertura del árbol.

Antiguamente, si se trataba de adultos, se tapaban con una sábana por pudor, y se abrían tantos árboles como herniados acudían a esta ceremonia sanadora. Después, el tronco de estos robles milenarios se reconstruía, sellándolo con barro, por sus propiedades cicatrizantes, y dejándolo reposar esperando que se cerrara su herida. Según la tradición, los herniados que pasaran por árboles que sanaran, también sanarían. Si así fuera, deberían regresar un año después en señal de agradecimiento. Si, por el contrario, no se producía el milagro, se tenían otras dos oportunidades, en las dos próximas noches de San Juan, para volver a participar en el ritual.

La popularidad del paraje de La Mosquera como lugar sanador era tal que personas de todo Aragón y también de Francia viajaba hasta allí para curarse. Ahora, el rito sigue atrayendo a mucho público que participa no solo como espectador sino como parte integrante de la ceremonia. La Asociación Cultural Sesayo, en colaboración con el Ayuntamiento de Lobera de Onsella y los propios vecinos son quienes han recuperado esta tradición basándose en una fotografía de 1926. Por eso, la noche de San Juan o el sábado siguiente a dicho día los participantes en la ceremonia se visten como en aquella época, tratando de hacer el ritual lo más parecido posible a la imagen. Por esta representación, desde 2016, el rito del herniado de Lobera de Onsella está incluido en la guía de recreacionismo de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ).

El rito se perdió en torno a 1960, debido a la venta de los árboles que dejó desierto el bosque mágico de La Mosquera. Aunque una década más tarde se trató de recuperar por iniciativa de algunos vecinos, fue en 2004 cuando realmente se impulsó de nuevo. El precursor fue un vecino de Lobera, Pascual Plano, que investigó sobre el ritual para una grabación del documentalista Eugenio Monesma. En agosto de ese mismo año se constituyó la Asociación Cultural Sesayo para, entre otros fines, continuar con esta tradición y que no volviera a perderse. Desde entonces, esta es una cita ineludible para los vecinos, que son los auténticos protagonistas de una noche mágica.

Con el tiempo, la función sanadora de este rito ha quedado en un segundo plano y la mayoría de quienes se someten a él están sanos. De hecho, ha pasado a ser casi la presentación oficial de los recién nacidos y cada año participan en él unos cinco o seis bebés, tanto del pueblo como con raíces familiares en él. Los oficiantes (Juan y Pedro) son dos personas voluntarias que se llaman realmente así y, para la ocasión, Lobera multiplica por diez su población, pasando de los apenas 50 habitantes habituales a las alrededor de 600 personas que se congregan en torno a este singular y mágico acontecimiento.

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