Una excursión de Cerler al medievo

El entorno de la estación de esquí del valle de Benasque, la más alta del Pirineo aragonés con sus 2.630 metros de altura en la cima del Gallinero, es un escaparate de paisajes de ensueño, pueblos de piedra y teja, cascadas, ibones y mucho más.

Un niño y un adulto se deslizan en trineo en la estación de Cerler.
Un niño y un adulto se deslizan en trineo en la estación de Cerler.
Aramón

Llegar cuesta, sobre todo porque hay tramos de la N-260 en los que hay que tener todos los sentidos alerta, pero una vez que el valle de Benasque se despliega ante los ojos del visitante, cualquier esfuerzo habrá merecido la pena. Y es que el paisaje desde que se pasa la impresionante garganta abierta al Ésera que es el Congosto de Ventamillo (y durante, por supuesto) es todo un goce para la vista.

Para llegar a la estación de esquí de Cerler todavía hay que conducir un buen rato; dejar atrás Benasque, el concurrido y siempre animado eje del valle al que da nombre, y también Cerler pueblo, que no hay que cometer el error de olvidar visitar. El centro invernal presume de ser el más alto del Pirineo aragónes, con sus 2.630 metros de altura en la cima del Gallinero y el que disfruta del mayor desnivel esquiable y el descenso más largo de España. La belleza paisajística de la estación, rodeada de más de 60 picos que superan los 3.000 metros de altura, hace de Aramón Cerler una estación con un gran encanto natural. Y para los amantes del esquí de fondo, la cercana estación de Llanos del Hospital ofrece un total de tres rutas y 30 km esquiables.

En cuanto a Cerler pueblo, el más alto del Pirineo aragonés a sus 1.540 metros de altitud y uno de los núcleos de población de Benasque, cuenta con un pequeño casco antiguo hecho de calles empedradas y casas de piedra, madera y pizarra, con el encanto único que solo los pequeños pueblos de montaña pueden tener. Un paseo por sus calles permite descubrir sus casas nobles del siglo XVI, como Casa Beltrán o Santa María, ejemplos perfectos de la austera y funcional arquitectura de la zona. Cerler, además, se asoma a una panorámica excepcional: hacia el sur, bosques y prados; hacia el norte, cumbres afiladas y sus formas modeladas por los glaciares y los torrentes de montaña.

Plaza del Ayuntamiento de Benasque.
Plaza del Ayuntamiento de Benasque.
Laura Uranga

Benasque, el pueblo que le da nombre al valle, es el centro de actividad turística y un punto perfecto desde el que descubrir todas las maravillas que esconde este rincón de la provincia de Huesca. Caminar por las callejuelas de un centro histórico medieval tan bien conservado como éste es un auténtico placer. Los mejores puntos que ver en Benasque son la Iglesia de Santa María, el palacio de los Condes de Ribagorza o la Casa Juste con su característico Torreón.

El otro núcleo de población del pueblo, situado a un corto paseo, es Anciles, donde parece que el tiempo se ha detenido. Sus casas solariegas, sus calles empedradas y su conjunto arquitectónico parece que nos transporta a épocas pasadas. Es un lugar muy tranquilo, de tan solo 160 habitantes, donde el visitante encuentra casas solariegas de los siglos XVI y XVII, con gruesos muros de piedra, preciosas arcadas y patios interiores de exuberante vegetación.

La puerta de acceso a la iglesia de San Juan Bautista.
La puerta de acceso a la iglesia de San Juan Bautista, en Eresué.
ÁNGEL GAYÚBAR

No hay que alejarse mucho para visitar otro pueblo mágico, Sahún, con un conjunto histórico perfectamente conservado en el que destaca la Iglesia de San Juan Bautista, de origen románico del siglo XII, el arco de Casa Vaquera y el santuario de Nuestra Señora de Guayente, construido entre los siglos XII y XVI. El casco urbano de esta pequeña localidad es uno de los que mejor conserva la arquitectura tradicional de la zona, y el pueblo está ubicado entre dos cuencas, la de Cambra y la de Llisat o Surri, alimentadas por el agua procedente de los ibones de Barbarisa y Bagueña.

A Sahún pertenecen las poblaciones de Eriste y Eresué, por las que también es muy recomendable perderse.

Parque de las Brujas a las afueras del pueblo de Laspaúles
Parque de las Brujas a las afueras del pueblo de Laspaúles
Laura Uranga

 Y si todo el paisaje hasta ahora parece salido de un cuento, adentrarse en Laspaúles es pasar a otra historia... de brujas. Extendido bajo la montaña mágica del Turbón, se cuenta que, cada viernes, las brujas celebraban allí sus aquelarres. Indispensable visitar el Museo de la Tortura, donde se expone una amplia gama de instrumentos que se utilizaban para castigarlas antes de ejecutarlas. Además, a unos tres kilómetros del núcleo urbano se puede visitar el Parque de las Brujas, donde se reproducen escenas relacionadas con la brujería. 

Pero la joya de la corona del medievo aragonés es, sin duda, Roda de Isábena. Su gran tesoro es la ex-catedral de San Vicente, considerada la más antigua de Aragón y la más pequeña de España, así como una de las más bellas. La catedral comenzó a construirse en el siglo XI en estilo románico lombardo y a lo largo de los siglos ha sufrido varias reconstrucciones y ampliaciones. Su precioso claustro, austero y de pequeñas dimensiones, resulta un lugar encantador para el paseo.

Roda de Isábena, el pueblo más pequeña con catedral
Roda de Isábena, el pueblo más pequeña con catedral
Laura Uranga

Además, el valle ofrece innumerables rutas para disfrutar, en familia o en plan más aventurero, de los secretos que esconde. Para muestra, un botón: en la localidad de El Run, el río Ésera atraviesa el Congosto de Ventamillo del que surge la senda hacia Gabás, uno de los pueblos más bonitos del valle. A través de una ruta de 9,4 kilómetros, el paisaje ofrece impresionantes vistas del congosto hasta enlazar con el GR-15. Gabás es un pueblecito pintoresco conocido por su iglesia románica, construida en el siglo XVI, o la Casa Calvera, un perfecto ejemplo de construcción de barro, cal y arena cuyos ventanales aún suspiran los ecos del pasado en mitad de un silencio sepulcral, mágico.

Información práctica

Cómo llegar al valle de Benasque: El acceso al Valle de Benasque se realiza a través de tres vías de comunicación:

Sur: el acceso más frecuentado, a través de carretera autonómica A-139 en su paso por Graus llega a la localidad de Campo, donde se une con la carretera N-260

Este: la N-260, carretera transpirenaica, da acceso al valle por el flanco Este atravesando el Coll de Fades.

Oeste: la N-260, carretera transpirenaica, da acceso al valle a través de la localidad de Campo.

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