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Los pueblos de Aragón donde hace tanto frío como en Vladivostok
Esta plusmarca de frío medido en zonas pobladas tiene ya 58 años, aunque a principios de 2021 estuvo a punto de batirse con la llegada de 'Filomena'.
El récord de frío medido en España dentro de zonas pobladas se registró en Aragón, y data del 17 de diciembre de 1963. Mucho ha llovido desde entonces, y muchas veces se ha convertido la lluvia en nieve, la nieve en hielo y el hielo de agua. Sin embargo, en aquel año se llegó tan abajo que cierto pueblo aragonés podía haber pedido el ingreso en Siberia, o en Canadá. De hecho, el título se lo disputan Fuentes Claras y Calamocha, dos lugares acostumbrados al frío extremo cada año, y que en enero de 2021 estuvieron cerca de volver a sentir esos 30 grados bajo cero registrados en el aeródromo militar de Calamocha, situado muy cerca del casco urbano de Fuentes Claras. Esta última población reclama la titularidad de ese hecho, y ha colocado un monolito conmemorativo al respecto a las afueras del pueblo. Calamocha, por su parte, también tiene el recuerdo señalado con su triángulo del frío en la plaza del Peirón.
Fuentes Claras anduvo cerca de la marca de 1963 hace unos meses, con la llegada de Filomena. El termómetro bajó hasta los 23 grados bajo cero, y la nieve tardó varias semanas en irse por completo de sus calles.
Agustín Alijarde, responsable de mediciones analógicas en la Estación Meteorológica de Calamocha los durante 23 años, daba pistas sobre aquella histórica medición. “En 1963 había un aeródromo militar en Calamocha, y en aquella época eran ellos los que medían la temperatura. Poco después desapareció el aeródromo y se trasladaron los aparatos al VOR de Fuentes Claras, luego al campo de fútbol y desde 1992, a la Estación actual. En anticiclón caen las heladas; si coincide con algo de viento del Norte y hay una capa de nieve, los termómetros se desploman, aquí y en todo el Jiloca; seguro que el 30 bajo cero estaba en varios puntos”.
Fuentes Claras, desde luego, está acostumbrada al frío y a aprovechar los recursos naturales con ingenio. Desde hace siglos se emplea el sistema de las pesqueras para aprovechar el agua y darle diferentes usos. Bajo las viviendas hay aguas canalizadas y en muchas casas fueron haciendo accesos internos a esas aguas para conservar frescas las bebidas y algún otro alimento que se pudiesen guardar bien cerrados; una refrigeración natural. Mucha gente sigue teniéndolas a la vista y usándolas, aunque naturalmente se empleen métodos más actuales para esas necesidades.
Qué ver en Fuentes Claras
Fuentes Claras tiene nuevos alicientes para la visita, como los murales de Arturo y Lolo Lozano. Destaca el del videojuego de ‘Space Invaders’ en el frontón viejo, y el nuevo contra la violencia de género en el parque de la calle San Roque. En la zona de la báscula hay pinturas alusivas a la conserva propia de la tierra, y el pabellón municipal tiene figuras geométricas. Hay más trabajos de este tipo en proyecto, y mucha vidilla cultural gracias a la Asociación Alborada. Otro factor importante en el pueblo es el uso de la bicicleta, tan extendido que se le encargó al escultor José Azul una obra que reflejase ese amor de Fuentes Claras por las pedaladas, y que está en la rotonda de entrada al pueblo.
Dónde comer y dormir en Fuentes Claras
En cuanto a servicios de hospedaje y hostelería, la principal referencia es el hostal y restaurante La Concordia, donde el plato estrella es el codillo; también hay un alojamiento rural, La Gloria.
Dónde comer y dormir en Calamocha
En Calamocha hay una amplia oferta culinaria, con restaurantes del calibre de Carlos Arguiñano (con 'C'), el hotel Fidalgo, el mesón de Luis o el célebre Mariano, con la cocina siempre abierta. El jamón de Teruel manda en los comercios, y para disfrutar de un buen paseo por la localidad el mejor destino es la nueva Ruta de la Literatura hasta el parque, con el Jiloca a la vera.
