aragón es extraordinario

Los Rosales, al compás del paso equino desde Chimillas

El centro hípico combina su actividad educativa y terapéutica, fundamento de esta apuesta empresarial oscense, con otra vertiente como residencia canina

Está a 10 kilómetros de la ciudad de Huesca, en el término municipal de Chimillas, y alberga una doble actividad relacionada con los animales. La Residencia y Centro Hípico Los Rosales es una referencia básica en este sector para la capital provincial y un buen puñado de kilómetros a la redonda. José Luis López se empeñó en sacar su proyecto adelante y desde hace unos años cuenta con el excelente manejo técnico de María José González, terapeuta e instructora de amplia experiencia en España y Alemania, donde nació de padres emigrantes.

La actividad ecuestre en Los Rosales se extiende durante el año entero, y el mes de julio se han organizado campus semanales para todos los niveles, con alumnado de entre 6 y 14 años. "Hemos tenido varios niveles –explica María José– desde iniciación a la equitación a perfeccionamiento, con insistencia en los cuidados del caballo, los materiales empleados en la doma y la monta, la correcta alimentación… aprenden mucho sobre el animal. También hacemos salidas al campo y juegos alrededor del caballo, para crear la confianza entre jinete o amazona y animal".

En el transcurso de la temporada regular, y también buena parte del verano, Los Rosales mantiene actividades muy interesantes en un plano especial. "Trabajamos –explica María José– con alumnos que sufren padecimientos varios o presentan capacidades especiales, incluyendo al espectro autista. Dependiendo de las necesidades que tienen, la terapia se va adaptando; el plano psicológico y educativo es fundamental. Una niña con una anorexia o bulimia, por ejemplo, necesita subir su autoestima, y en las clases se le dota de esa confianza; en el caso de un autista, se trabajan las pautas de comunicación, el animal hace de intermediario y muchas veces es más eficaz que las personas. De hecho, a veces ni necesitan subirse al caballo para arrancar, comenzamos a pie, acercándonos, tomando confianza".

Durante la charla, una alumna se acerca a preguntar si debe cuidar los cascos de un caballo concreto. "En los veranos –apunta José Luis– también vuelven alumnas más mayores, incluso universitarias, que se unen a la actividad». «Por aquí –enumera María José– andan María, Lucía, Paz, Jara, Teresa, Inés… también hay chiquillos más pequeños, y algunos simultanean la equitación aquí con la natación en Huesca. Las clases son en grupos reducidos, para que aprendan más y mejor; media docena es lo habitual. Cuando se encargan de sus caballos fuera de aquí, ya saben lo que deben hacer". "La mayoría de nuestros alumnos –apostilla José Luis– viene de Huesca, pero también tenemos de pueblos cercanos; por otro lado, no falta gente que regresa a Huesca en verano, y quiere esto para sus hijos. Muchos repiten; al ser una semaneta o quince días, se ajusta a esas visitas veraniegas. De todos modos, aquí se da la bienvenida a todo el mundo".

“Para llegar a las grandes piruetas en los Juegos Olímpicos hay que ir paso a paso”

La doma clásica es una de las actividades más habituales en Los Rosales. "Sí, nos dedicamos mucho a ella –apunta María José– porque es algo más que una disciplina de equitación, es la base para muchas otras, desde los saltos al espectáculo. El jinete y el caballo están en armonía, experimentan la mayor conexión posible cuando evolucionan en la pista. Es casi circense, una especialidad deportiva que tiene mucho de arte; es el final del camino; para llegar a las grandes piruetas que vemos en los Juegos Olímpicos eso hay que ir paso a paso. Con un símil de baile, para hacer un doble giro en el aire hay que hacer muchos ‘pliés’. Al final es lo que te digo, puro arte ecuestre, la muestra es lo que se hace en la Real Escuela de Jerez".

José Luis explica que «nuestros caballos son muy tolerantes, tienen mucha paciencia con todos los alumnos. Se han domado a conciencia para esta tarea, aunque cada uno tenga su personalidad; es clave que no haya caballos totalmente adocenados, eso sí. Tenemos a Boss, Habanero, Belmonte, Mora que vino de visita por uno de los alumnos, Alhambra y Galés, entre otros".

La terapeuta, por su parte, siempre tuvo claro que su vida profesional tendría que ver con los equinos. "Hice magisterio de gimnasia y danza, pero con el matiz de una inclinación hacia la educación especial. En Alemania se utiliza la equitación como terapia desde hace varias décadas, y me especialicé en esta práctica. Hay que se minucioso en tratar cada caso de manera individualizada, sabiendo además qué caballo es el mejor de los que tenemos para cada una de estas terapias. Por un lado, los ejercicios físicos sobre el caballo aprovechan muchos factores, desde el motriz al calor de la piel o las muestras de temperamento;cada factor trabaja sobre las fuerzas del jinete y sobre su espíritu. Sirve para todo tipo de afecciones, desde el estrés a la superación de cualquier tipo de trauma o la regulación de una conducta infantil desordenada, incluyendo trastornos hiperactivos; todo se basa en la confianza".

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'. 

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