Slowdriving en Aragón: la ruta de los castillos de las Cinco Villas y la Hoya de Huesca
Con esta filosofía de viajar por el trayecto en sí, más que por el destino, se puede recorrer la Comunidad en varios itinerarios en coche.
En los últimos tiempos, una filosofía de viaje está cada vez más en boga. Se trata del conocido como ‘slowdriving’, donde el placer radica más en el propio viaje que en el destino en sí. Disfrutar de la carretera sin prisas y del paisaje desde el coche, con las ventanillas bajadas y sintiendo el aire en la cara es parte del encanto de esta nueva forma de hacer turismo.
Para impulsar esta manera de conocer el entorno más cercano, Slowdriving Aragón propone una serie de rutas por carreteras secundarias apenas transitadas, todavía más propicias para este tipo de viajes.
Una de estas alternativas es la Ruta de los Castillos, que recorre las comarcas de las Cinco Villas y la Hoya de Huesca de fortaleza en fortaleza. En total, se recorren 186 kilómetros en dos o tres etapas, lo que en tiempo es unas tres horas y media si no se realizan paradas. Durante el trayecto, se pasa por las sierras de Biel, Luesia, Luna y Santo Domingo. Son las estribaciones prepirenáicas que se extienden entre las provincias de Huesca y Zaragoza, dejando a su paso pueblos llenos de arte e historia.
Su situación ha hecho que esta zona sea, durante toda su historia, tierra fronteriza. Primero entre cristianos y musulmanes y, después, entre Aragón y Navarra. De ahí que a lo largo de este recorrido vayan apareciendo varios castillos y fortalezas en los que merece la pena detenerse.
Quince paradas, desde Loarre hasta Piedratajada
En total, esta ruta ‘slowdriving’ está compuesta de quince paradas, desde Loarre (Hoya de Huesca) hasta Piedratajada (Cinco Villas). Durante el recorrido se pasa por numerosos pueblos y puntos de interés, entre ellos, ocho fortalezas. La salida no podía ser otra que el emblemático castillo de Loarre. Es el ejemplo del románico militar mejor conservado de Europa y un monumento de gran valor histórico y artístico. Fue construido entre los siglos XI y XII para defender la línea fronteriza del Reino de Aragón. Después pasaría a ser palacio real y también monasterio.
Una vez recorrido el castillo, la ruta en coche continúa hacia Ayerbe por la A-1206, 12 kilómetros hacia el sur. Desde allí, por la A-132 y, después, la A-1202 hacia el oeste se llega hasta Santa Eulalia de Gállego. Avanzando unos 18 kilómetros más por la misma carretera el siguiente destino es Fuendecalderas, un pequeño pueblo de la vertiente sur del Paisaje Protegido de la Sierra de Santo Domingo.
En el mismo entorno se encuentra Biel, siguiente parada de la ruta. Situada en la margen izquierda del río Arba, la villa se organiza con casas extendidas alrededor de la iglesia de San Martín y del castillo. La fortaleza tiene una torre del homenaje construida en el siglo XI. La iglesia, que fue reconstruida en el siglo XVI, se levantó sobre un templo románico anterior del que quedan importantes restos de pintura mural. Antes de dejar el pueblo, merece la pena darse una vuelta por la judería y acercarse a sus casas nobles de arquitectura popular, como la de Manolete, Fuertes o Galán.
A 14 kilómetros de allí se encuentra Luesia, donde el castillo domina la villa. Es uno de los elementos principales que definen la localidad y a sus restos se adosa la iglesia de San Salvador, construida en varias fases. Antes de continuar la ruta, una buena alternativa es acercarse al Pozo Pigalo, una gran poza de agua rodeada de paredes de piedra donde.
La ruta ‘slowdriving’ por las Cinco Villas avanza por la A-1202 y a unos 13 kilómetros de Luesia se llega a Uncastillo. Está considerado como el mejor conjunto románico del siglo XII de España y destaca entre todos los de la Edad Media. Todavía se conservan los restos de su recinto amurallado, donde destaca la torre del homenaje, y también se pueden visitar seis iglesias románicas.
El siguiente destino es la vecina localidad de Sos del Rey Católico. Para llegar hasta allí, hay que salir de Uncastillo por la CV-841 y continuar la carretera durante 23,5 kilómetros. Hacia el último cuarto de tramo, surge un desvío a la derecha para tomar la A-127. Así se habrá llegado a uno de los principales conjuntos históricos de Aragón. La villa está coronada por una solitaria torre del castillo, desde la que se obtiene una panorámica digna de contemplar. Pero si algo destaca en esta localidad es el palacio de los Sada, tanto por su riqueza arquitectónica como por su pasado. Y es que allí nació Fernando el Católico, después nombrado rey Fernando II de Aragón.
Continuando por la misma carretera (la A-127) hacia el sur y, después, en un último tramo por la CV-868, se llega a Sofuentes, que destaca por la cantidad de restos romano-imperiales encontrados en ella. Sin dejar esa vía comarcal, a siete kilómetros se encuentra Castiliscar, localidad que ocupa una meseta rocosa a cuyo alrededor se agrupan las casas. Por su situación elevada, el lugar era perfecto para construir un castillo que defendiera el territorio. De la fortaleza se conserva una torre reutilizada como campanario de la actual ermita del Santo Cristo.
Sádaba es la siguiente parada en esta ruta de los castillos en coche. Está a 12 kilómetros de Castiliscar, por la A-127, y, antes de llegar al casco urbano, merece la pena detenerse en el yacimiento arqueológico de Los Bañales. Una vez en la villa, su perfil está marcado irremediablemente por su imponente castillo. Es uno de los más monumentales y representativos de su época en Aragón. Construido en el siglo XIII, es de aspecto sobrio a la vez que majestuoso y se alza sobre un montículo dominando la localidad.
Tras pasar por Ejea de los Caballeros, a 21 kilómetros de Sádaba por la A-127, la última fortificación que aparece en esta ruta es la de Erla. Para llegar hasta allí, hay que circular desde Ejea durante 17 kilómetros por la A-125. El pueblo se extiende a los pies del monte Corona, en cuya cima se encuentran los restos de un antiguo castillo. Otros de sus puntos de interés son la torre gótica del Señorío de los López de Gurrea, bajo cuyo arco hay que pasar para entrar a la villa; o la iglesia de Santa María con su torre adosada.
Desde aquí hasta el final de la ruta, en Piedratajada, hay otros dos puntos para detenerse. Uno es el Santuario de Nuestra Señora de Monlora (también conocido como el de la Virgen de Monlora). Ubicado en una altiplanicie que destaca entre las llanuras de la comarca de las Cinco Villas, es el lugar más conocido y emblemático de la localidad de Luna. Hasta allí se llega por la A-125 saliendo de Erla por la avenida de Goya. Después, en una rotonda, se toma la A-1103 para recorrer un kilómetro hasta el camino hacia el santuario.
Valpalmas, con las grandes casonas solariegas de estilo aragonés, es la penúltima parada en la ruta. Entre ellas, destaca la casa donde vivió en sus primeros años el premio Nobel de medicina Santiago Ramón y Cajal. En sus inmediaciones se encuentran los famosos Aguarales, un paisaje de caprichosas formas producidas por el agua de la lluvia sobre la arcilla que, junto al viento y al tiempo, han ido moldeando estas curiosas formaciones de piedra. Para llegar hasta aquí desde la Virgen de la Monlora hay que deshacer el camino para incorporarse a la A-1103 y tomar después A-125. En total, 12,3 kilómetros de trayecto ‘slowdriving’.
Desde aquí ya solo resta recorrer los siete últimos kilómetros de una ruta que comenzó en la provincia de Huesca y termina en la de Zaragoza. El destino final es Piedratajada, un pequeño municipio que debe su nombre al enclave rocoso sobre el que se asienta. Dentro de su casco urbano, repleto de casas solariegas de piedra, destaca la iglesia parroquial de San Sebastián, del siglo XIV.
