Tras casi una semana llamando al Ayuntamiento de Zaragoza para pedir que fumigaran y eliminaran los nidos de los pinos de enfrente de su casa – a escasos dos metros de la puerta-, finalmente, Esther y su hijo han tenido que ser atendidos en urgencias por las picaduras de la procesionaria. “Con la llegada del calor, han empezado a aparecer multitud de nidos de procesionaria en los pinos de enfrente de casa. Son muchas las ocasiones en las que hay varios gusanos en el suelo, pero este jueves tenía la entrada de mi vivienda repleta de procesionarias, al igual que la fachada”, relata Esther.

Unas pocas horas después de haber limpiado la entrada de casa, esta zaragozana, que vive en Juslibol, tuvo que acudir al Royo Villanova por la reacción que le había provocado el estar en contacto con este gusano. “Me tuvieron que dar dos inyecciones para disminuir la reacción y también me recetaron una crema”, explica. En el centro hospitalario le especificaron que si le aumentaban los efectos, volviera de nuevo, ya que sería necesario ponerle “alguna inyección más con corticoides”.

Y volvió, pero en esta ocasión no era ella la afectada. Alrededor de las 22.00 de este jueves, escasas cuatro horas después de su presencia en el hospital, tuvo que acudir de nuevo con su hijo de seis años. “Fuimos a urgencias porque el niño empezó a llorar y vimos que le comenzaba la erupción. Este viernes por la mañana, el sarpullido se le ha extendido por toda la cara, el cuello y también otras partes del cuerpo”, sostiene Esther.

Ante esta situación, han vuelto insistir en el Ayuntamiento y finalmente este viernes por la mañana han acudido a fumigar la zona. “Han desinfectado el suelo y la fachada, pero el problema sigue estando allí, puesto que en los pinos que hay enfrente de mi vivienda sigue habiendo más de una decena de bolsas con procesionaria”, lamenta.

A pesar de que le aseguraron que este viernes acudirían a eliminarlas, finalmente no se personaron. Esther comprende que el Consistorio priorice las zonas verdes a las que acuden los niños, pero “¿los niños que viven aquí no cuentan?”, se pregunta.

¿Por qué se produce esta plaga?

La procesionaria del pino es un lepidóptero que debe su nombre a que se desplaza en grupo de forma alineada. Durante el verano, las mariposas de este insecto se aparean y la hembra pone los huevos en las hojas de los árboles. Las orugas nacen a los 30 o 40 días, entre septiembre y octubre. De hecho, según especifican desde el departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza, este es el momento que aprovechan para realizar un tratamiento químico a todas las zonas arboladas.

Posteriormente se construyen los nidos o bolsones de seda y cuando llega la primavera, las orugas descienden al suelo, se entierran y crisalidan dentro de un capullo. Sin embargo, este año, la actuación química ha perdido efecto a causa de que las temperaturas han sido más elevadas de lo normal, puesto que el desarrollo de la larva y la eficacia del producto dependen del frío que hay en el exterior.

Esto ha provocado que este año se haya producido una de las mayores plagas, con orugas de mayor tamaño y mucho más temprano. De hecho, las quejas en el buzón público del Ayuntamiento de Zaragoza son constantes. El parque del Conocimiento y la zona entre Valdefierro y la avenida de Gómez Laguna son algunas de las últimas peticiones realizadas a través de este foro. Desde el Consistorio reconocen que hay bastantes focos y que se está intentando actuar en todos ellos a través de trampas y la recogida manual de los nidos.

Durante estos días puede que más personas hayan tenido que ser atendidas en los centros sanitarios o en el hospital debido a la procesionaria, sin embargo, desde el departamento de Sanidad especifican que no existe un registro para poder conocer el número de personas afectadas.