Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Un filtro con bacterias que elimina los sulfatos del agua

A través del proyecto Sensodes se está desarrollando un filtro biológico que permite eliminar los sulfatos en el agua para uso industrial en empresas, por ejemplo del sector de la alimentación o ganadería, y que también servirá para evitar este mismo problema en agua potable para consumo humano, cumpliendo así con la legislación actual.

Planta piloto del sistema de filtrado en el Ceminen
Planta piloto del sistema de filtrado en el I3A

El agua que se emplea en las industrias no siempre cumple con los parámetros de carga orgánica y de sulfatos que precisan las empresas, sobre todo, cuando tiene que utilizarse en determinados procesos productivos relacionados con la industria agroalimentaria o la ganadería.

En la actualidad, la legislación permite que haya un máximo de 250 ppm (partes por millón) de sulfatos, nivel a partir del cual es necesario reducir su presencia en el agua potable con el fin de evitar que se produzcan, por ejemplo, afecciones en la salud de tipo gastrointestinal.

Un problema que se está solucionando con el proyecto Sensodes de sensorización de procesos de acondicionamiento y depuración de aguas industriales en el que participan las empresas zaragozanas Ingeobras (especializada en ingeniería del agua) y Geezar (sistemas de monitorización), además de la Universidad de Zaragoza y el Cluster de para el Uso Eficiente del Agua-Zinnae.

Los seis meses de desarrollo de este proyecto han permitido diseñar un filtro biológico, que “se coloca en la entrada de agua en la empresa”, según explica Joaquín Murría, gerente de Ingeobras. Este filtro ya ha sido utilizado por esta compañía para eliminar otros contaminantes, pero ahora se emplea por primera vez en desulfatación. En concreto, es un dispositivo cerrado en el que se incluye un soporte específico en el que cierto tipo de bacterias “hacen su trabajo alimentándose” de sulfatos.

De esta manera, y siguiendo un tratamiento anaerobio, se consigue disminuir la presencia de sulfatos en el agua, que pasan a convertirse en gas, que se elimina fácilmente mediante un filtro. Un proceso que es novedoso porque “sí existen filtros de barrera que reducen sulfatos en el agua, pero los concentran en un caudal de rechazo en lugar de eliminarlos convirtiéndolos en algo inocuo. Este caudal de rechazo es un problema en muchas ocasiones”.

Además de la eliminación de los sulfatos, la novedad de este sistema es que permite también monitorizar de forma continuada dos parámetros que son claves: la carga orgánica y los sulfatos en tubería. “No hay nada en el mercado que permita hacer esta medición en continuo o bien son dispositivos con un coste elevado y no tienen sentido para el agua industrial. Se trata de hacer una solución económicamente sostenible”.

Este seguimiento se hace a través de un control informático desarrollado en este proyecto, realizándose en tiempo real una serie de comprobaciones indirectas con el fin de detectar cuándo se está superando el nivel legal permitido y tener conocimiento de ello en el momento porque, “cuando ya ha pasado, es más difícil investigar lo que ha sucedido”.

Este proceso biológico, aunque ha sido concebido para uso industrial, podría aplicarse directamente también al agua potable para consumo humano, puesto que hay poblaciones “que no tienen problemas de sulfatos, pero otras que sí debido a acuíferos contaminados por los usos agrícolas y ganaderos o por la propia composición geológica” del suelo de la zona.

El sistema desarrollado se está probando en la actualidad en una planta piloto que está ubicada en las instalaciones del Ceminem, incubadora de la Universidad de Zaragoza situada en el campus Río Ebro.

En esta planta se está empleando agua patrón (agua preparada) con diferentes niveles de sulfatos para hacer mediciones y comprobar la efectividad del tratamiento. Un seguimiento para el que se cuenta con la colaboración del grupo de investigación GUIA del I3A de la Universidad de Zaragoza.

Con este filtro biológico es posible eliminar el 100% de los sulfatos en el agua, aunque lo recomendable es que se reduzca su presencia entre el 50% y el 60% porque “más allá encarece la operación y la instalación excesivamente, al menos, por ahora. Además, no es necesario en muchos casos llegar al 100% porque la legislación permite los 250 ppm de sulfatos”.

La ventaja de este sistema es que se puede aplicar a diferentes necesidades de las industrias, ya que es un problema generalizado. Para ello, el filtro se puede calcular. Es decir, es necesario hacer cálculos específicos con fórmulas matemáticas para que se genere una biomasa adecuada que asegure su correcto funcionamiento y que se mantenga la instalación activa tras ser lavado.

El proyecto Sensodes se ha desarrollado dentro de la convocatoria de Agrupaciones Empresariales Innovadoras (AEI) del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad a la que concurrió el Cluster Zinnae, reconocido como AEI, para poner en marcha esta iniciativa de innovación en colaboración.

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