"Al dejar el alcohol aprendí a creer en mí y a quererme"

El 15 de noviembre es el Día Mundial sin Alcohol cuyo consumo en España es mayor que el de la media europea.

El 70% de los jóvenes no cree que el alcohol sea perjudicial.
El 70% de los jóvenes no cree que el alcohol sea perjudicial.

Hace poco más de un año, Andrea (nombre ficticio) bebía en ayunas, provocaba discusiones con su marido para poder irse de casa a consumir alcohol y llevaba a su hijo de cuatro años al colegio en carro para poder apoyarse y no caerse por los efectos de todo lo que ya había ingerido en esa mañana. Con casi 39 años, Andrea cruzó la "línea invisible", como ella misma cuenta, y fue entonces cuando perdió la capacidad de beber alcohol a voluntad. Pero se dio cuenta a tiempo. Tardó cinco meses en dejar de consumir desde que acudió a terapia en Alcohólicos Anónimos. Ahora, lleva nueve meses sin probar el alcohol y asegura que su vida ha cambiado drásticamente: "He aprendido a disfrutar de todos los momentos de mi vida, a creer en mí y a quererme". El 15 de noviembre es el Día Mundial sin Alcohol y el testimonio de Andrea muestra una dura realidad que, según datos de la OMS, deja tres millones de muertes cada año.

En España, el consumo de alcohol ‘per cápita’ al año supera la media europea, situándose en 10 litros respecto a los 9,8 litros de los europeos. Preocupa sobre todo el consumo en jóvenes, pues según datos del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, este se inicia alrededor de los 13 años. Además, el 75,1% de los adolescentes ha consumido alcohol alguna vez en su vida y son las chicas el principal colectivo de riesgo, pues lo hacen más que ellos. En Aragón, sigue siendo la droga de mayor consumo entre adolescentes. "A los jóvenes les invitaría a descubrir nuevas experiencias: viajar, una alternativa maravillosa pues un billete al Pirineo cuesta lo mismo que una botella de whisky; ir al cine; dar paseos bajo la lluvia; dar clases de pintura o cocina…", explica Andrea, quien insiste en que eso lo tiene que ver uno por sí mismo.

Habla sabiendo lo que dice y predica con el ejemplo: ella misma tuvo que ser consciente de lo que le estaba pasando. Como cuenta en su testimonio, beber se convirtió en su única obsesión. "Tras varios episodios en los que tuve que llamar a mi marido para que volviera de trabajar porque no sabía cómo iba a acabar en cuanto hiciera efecto todo lo que me había tomado, él me aconsejó llamar a Alcohólicos Anónimos. Un día me vi incapaz de hablar por teléfono en el trabajo y supe que era el momento de llamar a la organización y fue la mejor decisión que he tomado en mi vida", asegura. Por eso, Andrea sabe de primera mano que "cuando se tienen problemas con el alcohol, da igual quiénes y cuánto te lo digan. Reconocer el problema tiene que salir de uno mismo", señala. Una vez dado el paso, entonces, "es conveniente pedir ayuda".

Así lo hizo Andrea. Ese mismo día acudió a la primera reunión de Alcohólicos Anónimos: "Vi que había un grupo de personas dispuestas a darme un cariño inmenso desinteresadamente, en un momento en el que yo no apostaba por mí misma". Andrea continuó asistiendo a las terapias, primero, para dejar de beber, algo que logró a los cinco meses de empezar las sesiones. Ahora, sigue en el grupo porque es su "mejor terapia", como ella reconoce.

Para conseguir dejar su adicción en cinco meses, Andrea declara que tuvo que ver el alcoholismo como lo que es, "una enfermedad emocional". "Y eso me ayudó a mejorar cada día". Para ella, el periodo de desintoxicación fue "el mas duro" al tener que lidiar con el deseo de dejar de beber y no poder hacerlo al principio. "Menos mal que hasta que fui capaz de creer en mí y quererme, Alcohólicos Anónimos lo hizo por mí", asegura.

El testimonio de Andrea desmonta tópicos: es mujer; joven; su alcoholismo, además de producirse en un breve periodo de tiempo, tampoco se prolongó durante años y, pese a lo que podría parecer, no tuvo consecuencias en su salud ni su familia quedó rota. Sin embargo, su adicción existió. "Cada día bebía más licores y cada vez más fuertes, buscando solo embriagarme para no enfrentarme a la vida. Ahora veo que no quería ser consciente de que no era capaz de controlarme bebiendo", detalla.

Ante las cifras del consumo y en el Día Mundial Sin Alcohol, Andrea invita a reflexionar sobre la imagen que se tiene de esta bebida: "Parece que es inocuo en los anuncios de televisión, sobre todo por la falta de información. Compramos tabaco con fotos de pulmones podridos en la caja. ¿Por qué no ponen fotos de hígados cirróticos en las botellas de cerveza? Solo quiero hacer ver que el alcohol es aceptable si no tienes problemas con él y en su justa medida, pero también hay que conocer su lado oscuro", sentencia.

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