Fritas, asadas, cocidas, solas o acompañadas de las más sabrosas carnes y pescados... Las patatas son un clásico en los menús diarios y una prueba evidente de ello es el aumento de su presencia en la cesta de la compra, con más de 30 kilos de consumo medio por persona y año.

Unos datos que indican que los hogares españoles destinan casi el 1,67% de sus presupuestos en alimentación a la compra de este producto, un repunte de casi medio punto con respecto al año anterior, según los últimos datos recogidos en el Panel del Consumo en el hogar durante el periodo de abril del 2016 a marzo del 2017.

En este documento (elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente), se apunta a que Aragón es una de las comunidades donde más patata se consume, junto con Asturias y Galicia. Por el contrario, La Rioja, Extremadura y Castilla y León son las menos partidarias a llenar la cesta de la compra con este tubérculo, que al parecer se cultivó por primera vez entre los años 8.000 y 5.000 a. C., al otro lado del Atlántico, en una región que comprendería lo que hoy es los Andes del sur y el altiplano de Perú.

En total, y según las mismas fuentes, los hogares españoles adquirieron 1.326 millones de kilos de patatas durante estos doce meses, lo que supone 6,3 millones de kilos más que en el mismo periodo del año anterior. Patatas cuyo coste supuso para sus bolsillos un total de 1.123 millones de euros, lo que indica un incremento de 87,06 millones de euros más que durante el mismo periodo anterior.

«Este incremento continuo en los últimos años se debe, sobre todo, a los hábitos de la gente, que ha vuelto a consumir más productos frescos, porque cada día se preocupa más por lo que come. Además, poco a poco, se está desterrando la falsa idea de que la patata engorda, algo que no es cierto si se toma cocida, por ejemplo», apunta Eduardo Ramos, director comercial de Patatas Gómez, el principal referente de este sector en Aragón, con más de 20.000 toneladas de este tubérculo distribuidas por toda España, sobre todo en la Comunidad aragonesa y la zona norte del país.

Hábitos por hogares

En cuanto a la distribución por hogares, los que más patatas frescas consumen son aquellos formados por parejas con hijos mayores y medianos y parejas adultas sin hijos, así como jubilados.

Respecto al año pasado, jóvenes independientes (8,0%), adultos independientes (5,8%) y retirados (4,4%) son los perfiles que más incrementan su consumo per cápita.

«La patata forma parte de la dieta mediterránea y en época de crisis era uno de los productos más baratos y sanos a la hora de consumir. Esa es una de las razones por la cual cuantos más miembros hay en una familia, sobre todo jóvenes o de mediana edad, más consumo de patata hay», matiza Ramos.

Y aunque la patata fresca es la que más ha aumentado su presencia en la cesta, ya que representa el 74,4% del consumo total, lo que supone una media de 22,47 kilos por persona y año, también se ha incrementado el consumo de patata congelada, con un aumento del 0,2%, y la patata procesada, que crece un 1,1% en consumo, situándose en una media de 1,35 kilos por persona y año.

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