Heraldo del Campo

"No cambiamos el sistema de producción de alimentos sino la educación en el consumo"

Annie Novak fue pionera en cultivar huertos urbanos a gran escala en las azoteas de los edificios de Nueva York, un proyecto del que explicó retos y ventajas en Zaragoza.

Annie Novak durante su visita a Zaragoza.
Annie Novak durante su visita a Zaragoza.
E. Navarro

¿Cómo empieza en el mundo de las azoteas verdes?

Cuando me matriculé en la Universidad, obtuve una beca para trabajar en el Jardín Botánico de Nueva York. Allí llevo doce años. En 2009, conocí a Ben Flanner, que fue la persona con quien arranqué esta aventura. Todo surgió porque Ben y yo conocimos a los propietarios de un edificio que querían construir un huerto en la azotea de su edificio. Desde hace ocho años, en ese primer huerto que instalamos se recolectan verduras. Pero no solo hemos puesto en marcha un negocio en una gran ciudad. Paralelamente ha nacido una comunidad de personas que comparten un cierto concepto de la forma de alimentarse.

¿Qué se necesita para instalar un huerto en una azotea?

Hay que tener en cuenta diversos factores. Entre ellos, por ejemplo, el clima de la ciudad donde se quiere instalar y el tipo de huerto que se quiere ejecutar, ya que nuestros proyectos cuentan con una tecnología propia. En cuanto al clima, es importante que se ubiquen en zonas de climas húmedos ya que las plantas pueden capturar el agua de lluvia y ahorrar riegos. En lugares de climas secos, sin embargo, no recomendamos esta instalación porque podría existir riesgo de incendios. En este caso recomendamos la instalación de invernaderos, porque permiten el cultivo en invierno y la instalación de sistemas hidropónicos (de cultivo sin tierra, solo con agua, que se recicla).

¿Y eso exige un gran presupuesto?

Es difícil de cuantificar porque influyen muchos factores. Por ejemplo, el lugar de ubicación, si hay que desplazar los materiales, la estructura del edificio… Lo más barato son las semillas. En Nueva York, cada pie cuadrado de instalación (unos 90 centímetros cuadrados) puede suponer entre 10 y 22 dólares.

¿Cuántos huertos han instalado hasta ahora?

Hemos instalado hasta ahora tres azoteas en Nueva York, que están explotados de manera comercial y otro en Saint Louis, que está gestionado por una asociación sin ánimo de lucro. Además, tenemos algunos huertos en azoteas de Chicago o Boston. Todos ellos son lugares en los que habitualmente nieva en invierno. Elegimos este tipo de ciudades porque sus edificios están preparados para soportar el peso de la nieve y por lo tanto el peso de los huertos que instalamos. Hace unas semanas fui a Arizona, donde me pidieron instalar un proyecto, pero a causa de su clima tan caluroso, no es viable.

¿La gestión de un huerto en una azotea requiere de grandes conocimientos de jardinería?

Este tipo de instalaciones son algo más que un pequeño huerto o un pequeño jardín. Por ello, a las personas que quieren tener este tipo de instalaciones les recomendamos que comiencen con algo más pequeño, como unas macetas, y después, si ven que funciona ampliar paulatinamente.

Detrás de este tipo de instalaciones hay un cierto estilo de vida, una cierta filosofía…

Por supuesto. Cada vez más tenemos que pensar en la manera de hacer las grandes ciudades como Nueva York cada vez más sostenibles, sobre todo en cuanto a gestión del agua. Además, en mi caso personal, aunque pueda parecer lo contrario, soy una persona muy urbana a la que apasionan el campo y la naturaleza. Las azoteas verdes son la combinación perfecta para mí. Puedo trabajar la tierra a diario y asistir a la ópera.

¿Si estas instalaciones se extienden a lo largo de Estados Unidos u otros países y siguen creciendo, podrían tener impacto en la agricultura como sector?

Todavía son proyectos muy pequeños para pensar en algo así. Sin embargo, creo que lo que estamos cambiando no es el sistema de producción de comida sino la educación y concienciación del usuario en este sentido. Cuando la gente visita nuestros proyectos se vuelven más conscientes de su propio consumo de comida, que es uno de los aspectos más importantes. De cada diez dólares de gasto diario, tres se destinan a comida. Actualmente en EE. UU., hay una cierta polarización de la sociedad. Aunque cada vez la gente se preocupa más por su alimentación y por obtenerla de manera sostenible, existen todavía problemas de obesidad. Estamos en un momento de negación del cambio climático. Sin embargo, soy optimista y me concentro en lo que puedo controlar. Al Jardín Botánico vienen muchos niños y quiero transmitirles un mensaje positivo.

Su nuevo proyecto es un libro que estudia en profundidad los movimientos migratorios de las aves…

Durante muchos siglos el hombre nunca supo dónde marchaban las aves migratorias en invierno y surgieron infinidad de teorías. Esto cambió con la invención del radar, que permitió hacer seguimientos de estos movimientos. Mi nuevo libro analiza las causas y los cambios de estos movimientos migratorios que son consecuencia del deterioro del hábitat natural de esas aves. Es fundamental mantener esos espacios verdes para los pájaros.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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