Con burbujas al atardecer

El Hotel Hiberus de Zaragoza continúa con su lucha (hasta la fecha, con más victorias que derrotas) por convertir su establecimiento en algo más que un lugar donde dormir. Y para ello cuenta con una de las terrazas más privilegiadas de la ciudad, a orillas del Ebro, junto al Pabellón Puente. Un espacio lúdico donde su menú ‘Las Lunas del Ebro’ ha recibido una gran aceptación por parte de los clientes, y que ahora se renueva para prolongar su oferta pasado el verano. Como explica Eduardo Serrano, director de Restauración del grupo Palafox Hoteles, la idea era “hacer un producto distinto de lo que se suele ofrecer en los hoteles, algo divertido, fusión de productos españoles y aragoneses con la gastronomía centroamericana”. Como resultado, los clientes pueden optar a una notable mezcolanza de platos con tintes exóticos.

Tras la copa de bienvenida, que incluye ‘Chips de Yuca’, ‘Chupito de calabacín’ y ‘Tostada de bonito en salazón’, la selección que el hotel presentó esta semana comienza con ‘Langostinos con pisto de frutas y nata de tequila’, donde ya se vislumbra la filosofía del chef. Y se confirma con la siguiente combinación: ‘Ravioli de toro con sopa de coco aromatizada con finas hojas de té limón’ que terminan por suavizar la propuesta.

En el pescado, se apuesta por un ‘Lomo de merluza arropado con pinceladas de maracuyá y crujiente de banana’, aunque el cliente puede optar por una composición de ‘Bacalao confitado con puré de frijoles y salsa Ajiote’. Y en cuanto a las carnes, destaca el contraste agridulce del ‘Cochinillo con piña asada’. Si se prefiere el cordero, se degustará con ‘Puré Lote con salsa de PX al Chipotle’.

Para finalizar, ‘Las Lunas del Ebro’ ofrece hasta siete postres distintos donde predominan las combinaciones de fruta y helado suaves como el ‘Cheese Cake líquido con mermelada de fresa’.

Esta fusión de sabores no es nada fácil de maridar. Algunos productos americanos chocarían con ciertos vinos españoles, así que los responsables de la criatura, de mano de Freixenet, decidieron apostar con un cava, “ni muy viejo ni muy joven”, que se adapte a todo tipo de platos. En concreto, se eligió el Brut Barroco, cuya versatilidad le convierte en el acompañante ideal.