Benjamin Lacombe y Sébastien Perez elogian el espíritu de los superhéroes

El ilustrador y el escritor vuelven a colaborar con Edelvives en un volumen que se remonta a los orígenes de estos personajes en 1929. Esta tarde firmarán ejemplares de sus volúmenes en la FNAC.

El ilustrador Benjamin Lacombe y el escritor Sébastien Perez habían colaborado en varios libros de Edelvives como ‘Genealogía de una bruja’ o ‘El herbario de las hadas’, pero, al principio, no iban a hacerlo en ‘Los superhéroes odian las alcachofas’, que firmarán esta tarde en la FNAC. Sébastien tenía un proyecto más extenso y se lo ofreció a hasta a tres ilustradores distintos, que se acobardaron.


La espera se dilató más de dos años y medio y finalmente -y así lo cuentan los dos, con la ayuda de Elena, su intérprete- Benjamin le pidió el proyecto, lo vio, lo repasó y le dijo que iba a hacerlo él con "algunas condiciones", dice. "Llegué tarde a los superhéroes, de niño creo que casi los odiaba, pero un trabajo así, tan complejo y variado, me ha dado la posibilidad de conocer mejor a los superhéroes y el contexto en que surgieron, tras el crack de 1929; los hacían emigrantes judíos de Estados Unidos", explica Lacombe.


Sébastien había creado 64 personajes y un superhéroe central, Fosfo. Aquí incluso se presentan las claves de "este oficio del futuro" en doce puntos -el superhéroe debe ser seductor, incorruptible, excecpional, sin miedo, orgulloso...- y se ofrece una ‘Cartas del superhéroe’ con sus obligaciones; una de ellas es "no rendirse jamás". Lacombe leyó el manuscrito original, que contiene muchos detalles, historias laterales, anécdotas, bromas y un diario del protagonista Fosfo, y redujo la cantidad de personajes y potenció a una criatura tan seyx como la avispa Wasp Woman.


"Este trabajo me permitió indagar en la mitología popular y también estudié los anuncios franceses de la época -dice Sébastien-. Se trata de un libro collage al que Benjamin le agregó esas escenas para ver en 3D. Yo había concebido un manual de héroes". Ambos coinciden en que los superhéroes tienen sentido social: son personajes benévolos, están a favor de la justicia, ayudan a la gente y son generosos. "Encarnan valores positivos, de ahí su popularidad", dice Benjamin, y agrega Sébastien: "No hay nada más que decir".


Los dos parecen ser completamente distintos: Sébastien tiene algo de melancólico y tímido, posee mucho sentido del humor en sus textos y hace dedicatorias en español. Benjamin es extrovertido, juguetón, se parece a un ser noctámbulo y vitalista de Doisneau o Brassaï, entiende el español y, sin embargo, su obra rezuma preciosismo, sentido de las atmósferas y melancolía. Lacombe protesta: "Eso me lo dicen mucho y no entiendo por qué. Yo no soy melancólico, todo depende del texto. Aquí hay alegría, diversión, sentido del humor, como se ve en ese “odian las alcachofas”, ja, ja". Sébastien coge sus frases al vuelo y apostilla: "Yo suelo ser melancólico, ensimismado, pero aquí no ocurre eso. Creo en el sentido del humor y en la imaginación. Me gustan mucho Tolkien, Marion Zimmer Bradley y Perec".


Benjamin Lacombe recuerda que él utiliza técnicas muy variadas (lápiz, carboncillo, tinta china, acuarela, gouache, óleo...), asegura que el ilustrador "no es necesariamente pintor" y dice que él se inspira en distintas artes y en sus creadores: cita a Poe y a Lewis Carroll, el cine de Tim Burton, y afirma que entre los pintores tiene un maestro absoluto: adora a Leonardo da Vinci.

Durante la charla, Benjamin Lacombe sacó su bolsa de rotuladores y lápices y pintó a la voluptuosa abeja Wasp Woman, con un toque final de negro y oro. Una y otra vez le añadió matices y apostillas a la intérprete Elena, que llenaba y llenaba su cuadernos de palabras sueltas, de círculos, de cruces, como si ella también quisiera dibujar la entrevista.