El Ebro toca el cielo

El conjunto zaragozano empató ayer en el campo del Varea y logra un histórico ascenso a la Segunda División B.

Los jugadores del Ebro celebran el ascenso en el campo del Varea.
Los jugadores del Ebro celebran el ascenso en el campo del Varea.
fermín pérez

"El año que viene Ebro-Barça B", repetido hasta la saciedad, era el grito de guerra de jugadores y aficionados que retumbaba al final del encuentro. El sueño que empezaba en verano, cuando se dio a conocer este ambicioso proyecto, acababa de hacerse realidad y el Olimpo del fútbol profesional, el de la categoría de bronce, ya espera con los brazos abiertos al Ebro.


Será el sexto equipo de la provincia que milite en Segunda B tras el filial zaragocista, Figueruelas, Casetas, Utebo y La Muela. Un hecho sin precedentes en la historia de un club que siempre ha tenido la humildad por bandera, pero que a la primera ocasión de meter la cabeza entre los grandes lo ha conseguido con todos los honores.


El Municipal de Varea ya quedará de por vida unido a la historia del Ebro. Los mas de doscientos aficionados desplazados, junto a la afición riojana, hicieron que se viviera un día de fútbol en estado puro y en el que además el final no pudo ser más feliz. La esperada avalancha inicial riojana en busca del rápido empate inicial de la eliminatoria, no fue tal. El Ebro tenía bien controlado el partido, pero dejando tocar entre líneas muy cómodos a los jugadores ofensivos del Varea, que demostraron tener bastante calidad. Llegó casi de la nada el primer gol de la matinal. Un balón no despejado con contundencia, rebotaba en Javi Torres, con la mala fortuna que al delantero se le quedaba a placer para irse en velocidad y fusilar a Loscos. Con prácticamente nada, la eliminatoria estaba empatada.


Parecía que la segunda parte empezaba con otra cara: mayor control del esférico y al fin ocasiones. Pero el Varea no se amilanó y volvió a sacar tajada con poco. Centró desde banda derecha, inoportuno resbalón de Pastor y Chimbo ejecuta una media tijera tan espectacular como imparable. La eliminatoria se complicaba de manera definitiva. Ahora sí que tocaba marcar como fuera. Y apareció la solución desde el banquillo: la primera pelota que tocaba Juanfran era para poner un pase espectacular a Ginés, que marcó con clase. El gol hizo pupa al Varea, pues el bajón físico a partir de este instante fue notorio.


Quedaba aguantar los minutos de más tensión, aquellos en lo que se iba a decidir todo. Los corazones arlequinados se helaron en el minuto 87. El balón se paseaba cerca de la línea de gol en una jugada embarullada sin que ni delanteros ni defensas acertasen con su cometido hasta que apareció la figura salvadora de Loscos para atajar y montar una jugada rápida con pase en profundidad a Belanche, que con enorme maestría picaba ante la salida de Raúl Heras y en unos segundos eternos, en los que el balón parecía no entrar nunca, acababa besando las mallas y desatando la locura total. El final sobró. Alguna entrada a destiempo local, propia de la impotencia de quien lo ha tenido muy cerca y lo ha acabado perdiendo. Con buen criterio el colegiado cortaba de raíz, pitando el final y dando paso a una celebración para el recuerdo.