Sociedad

El rey de la noche de Pekín es aragonés

OCIO

El taustano Víctor Huélamo, de 28 años, es el director de Relaciones Públicas y Eventos del famoso club Lan de la ciudad china de Pekín.

El rey de la noche de Pekín es aragonés
OLIVIER MODR

No hay fronteras para los aragoneses. Y, si no, que se lo pregunten a Víctor Huélamo, un aragonés de 28 años que es el auténtico 'rey' de la noche en Pekín. "Sobre todo, que no se te olvide decir que soy de Tauste, que estoy muy orgulloso de ello", subraya.


Huélamo llegó a la capital de China prácticamente a la aventura, y en la actualidad es el director de Relaciones Públicas y Eventos del club Lan de Pekín. ¿Y qué es el club Lan? Pues el local nocturno más de moda, más exclusivo y vanguardista de la capital china. El local al que todo el mundo quiere ir, y de cuyas fiestas, diseñadas y organizadas por Huélamo, se habla durante días.


El joven aragonés estudió Turismo en Zaragoza y, tras un año de 'erasmus' en Montpellier, se instaló en Francia. En total, vivió allí tres años.


"Estuve trabajando en el hotel Boscolo-Plaza de Niza, en recepción y en el departamento de ventas. Conocí a gente que había estado en Pekín durante los Juegos Olímpicos, que me habló muy bien de la ciudad: Y me convencieron para que viajara allí. En principio como turista, pero empecé a buscar trabajo. Me recorrí todo Pekín en bicicleta, dejando currículos en los hoteles, pero la crisis había empezado y ya no había forma de encontrar trabajo. Un amigo me habló del club Lan, fui allí, dejé el currículo y a los dos dos días me llamaron".


El club se ubica en la avenida Jianguomenwai, en el distrito Chaoyang, la zona comercial de la capital china, enfrente del Mercado de la Seda y a tres paradas de metro de la Ciudad Prohibida.


El Lan tiene difícil comparación con cualquier otro club nocturno español, e incluso europeo. Abre todos los días del año a las 10 de la mañana, cierra a las 2 de la madrugada (los fines de semana a las 3.30) y ofrece comidas, cenas y animación todas las noches.


En sus más de 7.000 metros cuadrados de superficie se distribuye un restaurante con 45 reservados para los comensales, un bar, un 'lounge' con música en directo, una galería de arte... Crearlo costó 25 millones de dólares, y fue decorado nada menos que por Philippe Starck, lo que le ha valido un cierto aire pretencioso aunque, también por ello, es el típico sitio que eligen los pekineses de alto nivel económico para epatar a sus visitantes. No en vano una cerveza cuesta cinco euros, y un cóctel siete, que es lo que viene a ser el sueldo medio diario de un ciudadano chino.


El Lan da empleo a 150 personas, y allí empezó a trabajar Víctor Huélamo en abril de 2009, apenas un mes después de haber llegado a la ciudad.


"Empecé como director del Servicio al Cliente, ocupándome casi por completo de los extranjeros que venían al club. Mi jefe, Sebastian Noat, francés, me llevó a las aperturas y fiestas de bares y restaurantes en Pekín y aprendí mucho. Ahora soy director de Relaciones Públicas y Eventos, y me ocupo de organizar fiestas electrónicas, latinas, darle vida a la galería de arte, organizar desfiles de moda... El Lan es muy glamuroso, muy exclusivo. Impacta porque no hay nada igual en el mundo. Pero hay que intentar que cada noche sea especial y hacer una programación atractiva. Ese es mi trabajo".


Y, ¿cómo es la noche de Pekín? "Muy divertida -asegura-. Es una ciudad tan grande que puedes encontrar en ella de todo, por muy raro que sea lo que te apetezca. Hay zonas tranquilas, zonas para chinos, discotecas de todo tipo... Todo lo que te puedas imaginar, aunque es cierto que los extranjeros nos movemos mucho por los mismos sitios. Ahora mismo la clientela del Lan estará compuesta por un 60 por ciento de extranjeros, en su mayor parte turistas y gente de negocios; y un 40 por ciento de chinos, principalmente jóvenes ejecutivos con mucho dinero, que quieren impresionar a sus parejas o compañeros de trabajo".


¿Y vicio? ¿Hay vicio en la noche de Pekín? "En el Lan, no; en otros sitios, sí", concluye Víctor Huélamo.

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