"No podemos salvar un planeta en llamas con una manguera de combustibles"

António Guterres, secretario general la ONU, reclama en la COP28 aumentar la acción climática para salvar el planeta

António Guterres en la COP28 de Dubái
António Guterres en la COP28 de Dubái
Associated Press/LaPresse

No suele ponerse de perfil en la lucha contra el cambio climático, ni andar con paños calientes. En la defensa del planeta, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, se presenta como un activista de primera fila. Antes de llegar a la COP28 de Dubái (Emiratos Árabes Unidos), Guterres estuvo de visita en la Antártida donde alertó del impacto del cambio climático: "El caos climático está despertando al gigante dormido que es la Antártida". Este viernes volvió a ser claro y, además, señaló a uno de los máximos responsables del cambio climático según la ciencia. "Quiero lanzar un mensaje a los líderes de las empresas de combustibles fósiles: no redoblen su apuesta por un modelo de negocio obsoleto", les espetó.

Una petición que tiene sentido, ya que la demanda mundial de petróleo se espera que aumente en 2,2 millones de barriles diarios para el año que viene. "No podemos salvar un planeta en llamas con una manguera de combustibles fósiles", denunció el diplomático portugués.

Sin embargo, las petroleras no fueron las únicas destinatarias de las quejas y denuncias de Guterres. Los principales líderes mundiales presentes en Dubái también recibieron sus recomendaciones. "Les insto a acelerar sus cronogramas de emisiones netas cero para acercarse lo más posible a 2040 en los países desarrollados y a 2050 en los emergentes", señaló el secretario general de la ONU.

Revisar los planes

Mientras los jefes de Estado y de Gobierno explican a sus homólogos los objetivos nacionales para descarbonizar sus economías, los equipos negociadores, en salas anexas, comienzan a plantear sus posturas ante las negociaciones que se prevén intensas durante las dos próximas semanas.

"Estamos a kilómetros de ello y a minutos de la medianoche para el límite de 1,5 grados", alertó Guterres. A la finalización de esta cumbre, las diferentes partes que se adhirieron al Acuerdo de París en 2015 tendrán que revisar y ajustar sus objetivos de reducción de emisiones, porque los actuales, según la propia Naciones Unidas, están muy desviados de la meta para 2030. Así lo hizo constar en su discurso Guterres. "Las actuales políticas provocarían un aumento abrasador de la temperatura mundial de tres grados", advirtió. "Esto acabaría con el planeta".

Los primeros balances y promesas coinciden en triplicar las renovables a finales de la década para conseguir mantener a raya el calentamiento del planeta. Sin embargo, "el verdadero caballo de batalla", como aseguró la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, son los combustibles fósiles. Con su discurso, el secretario general de Naciones Unidas los puso en el centro del debate y dejó la pelota en el tejado de los gobernantes. En su intervención, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, recogió el testigo y pidió el fin de los combustibles fósiles.

Pero minutos antes de la dirigente comunitaria y justo tras las palabras de Guterres, Narendra Modi, primer ministro de la India uno de los países más contaminantes, no mencionó los fósiles en sus palabras. "Necesitamos un calendario claro alineado con esto", advirtió el secretario general de las Naciones Unidas.

Justicia climática

La urgencia no solo viene marcada por el Acuerdo de París, sino por la realidad. La frontera de los 1,5 grados marcados en la COP21 se ha cruzado en hasta 86 ocasiones este año. "Las consecuencias ya se están viendo", señaló Guterres. "El cambio climático dispara los precios de los alimentos, trastorna los mercados energéticos y alimenta la crisis del coste de la vida", apostilló.

Una factura que ya provoca pérdidas económicas que alcanzan el 1% del PIB mundial. El impacto de las olas de calor, las sequías y las lluvias torrenciales provocadas por el actual recalentamiento de la Tierra, solo en 2022, han superado los 1.500 millones de euros. "La factura del cambio climático no es igual para todos. Y ha llegado primero para las poblaciones más pobres. El 1% más rico del planeta emite la misma cantidad de carbono que el 66% de la población mundial", recordó Lula da Silva, presidente de Brasil.

Pero, los países menos desarrollados están sufriendo pérdidas más grandes (de más del 8% de su PIB), e, incluso, en el sudeste asiático y el sur de África pierden ya un 14,1% y un 11,2% de su PIB, respectivamente. "Estos están siendo devastados por desastres que ellos no causaron", denunció Guterres. "Los costes del endeudamiento están bloqueando sus planes de acción climática", señaló. En este sentido, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, abogó por el canje de "deuda pública por planes que financien mitigación y adaptación a la crisis climática".

El dinero para la adaptación al cambio climático estuvo presente en muchos discursos nacionales y Guterres se encargó de recordar una de las grandes deudas históricas de estas convenciones. "Los países desarrollados deben aclarar cómo entregarán los 100.000 millones de euros anuales para el Fondo Verde para el Clima. Les insto a que lideren, esto no es un tema más en su bandeja de entrada", les interpeló.

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