Subdirectora de Desarrollo Digital

De los trabajos más ingratos del mundo

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres
CAITLIN OCHS

Hay trabajos que no están pagados aunque deslumbren. No sé lo que cobrará el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, pero no es suficiente. No creo que pueda dormir nunca.

El hombre se pasa la vida predicando en desiertos de indiferencia, desplegando muertos, dolor y devastación sobre su escritorio. Ayer intervino en Dubái, durante la cumbre del clima COP28, que tiene pinta de que acabará con los mismos escasos resultados que sus predecesoras. "No podemos salvar un planeta en llamas con una manguera de combustibles fósiles", exponía Guterres en un foro que acoge un país, Emiratos Árabes, cuya economía depende del petróleo. Que ya tiene narices que una cumbre del clima que persigue abrir camino a la hegemonía de las energías renovables se celebre allí.

Hace unas semanas el socialista portugués también decía: "Gaza se está convirtiendo en un cementerio de niños". Lo que le costó que Israel pidiera su dimisión como secretario general de la ONU, mientras los niños siguen muriendo en Gaza. Tampoco es que tuvieran gran efecto sus interpelaciones a Putin para que detuviera la guerra en Ucrania.

La ONU persigue mantener la paz y la seguridad internacional, y promover el progreso social y los derechos humanos. El primer secretario general de Naciones Unidas, el noruego Trygve Lie, definió su trabajo como el más difícil o más imposible del mundo. El perfil del puesto no ha cambiado mucho. Pero dejar de creer sería el final.

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