¿Qué perfil adoptamos si bebemos de más?

La personalidad de base lo determina..., pero hay sorpresas.

¿Qué perfil adoptamos si bebemos de más?
¿Qué perfil adoptamos si bebemos de más?
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Todo aquel que haya bebido de más alguna vez sabe que, pasado cierto punto, puede iniciarse una metamorfosis personal difícil de controlar... y hasta de creer. Quién no ha hecho o dicho cosas bajo los efectos del alcohol que dejan perplejos a todos (incluso a uno mismo cuando se pasa el nubarrón etílico). Pero, como sabemos –y solo tenemos que tirar de nuestra lista de familiares y amigos para comprobarlo– los cambios de conducta no son universales: no todos actuamos igual cuando nos hemos excedido. Si bien es cierto que con cantidades pequeñas (dos tercios de una cerveza normalita o dos copas de vino) el cerebro ya se desinhibe, el relax en nuestros sistemas de control se expresa de distintas maneras según la personalidad de base de cada cual.

Dicho esto, parece que no deberíamos llevarnos demasiadas sorpresas, ¿no? Borrachos somos como somos, pero con mayor intensidad. Error._Si bien es cierto que nuestro carácter nos puede ayudar a predecir cómo somos si bebemos mucho, también es verdad que muchas veces hay un giro imprevisible.

«La borrachera llorona, la agresiva, la de proferir insultos al clero y al Gobierno, la de ‘ahora me va a dar por cantar’... Todos conocemos diferentes tipos a nada que miremos en nuestro entorno», indica el psicólogo Enrique García Huete. ¿Por qué no actuamos todos de forma parecida? "Cada sustancia establece una ‘relación’ distinta con cada sujeto. Por ejemplo, hay personas muy tímidas y otras muy introvertidas (ojo, no es lo mismo) que se vuelven muy dependientes del alcohol porque les ayuda a soltarse", indica.

El estudio de la metamorfosis emocional que sufrimos y los distintos perfiles que se generan bajo los efectos de las copas ha sido objeto de estudios durante décadas._Así, han surgido multitud de clasificaciones (algunas como las de Jellinek, creada en los años 50, para definir tipos humanos según su grado de dependencia del alcohol y su periodicidad en el consumo) y otras muy poco serias y hasta con tintes humorísticos.

La única de carácter científico sobre cambios de personalidad cuando bebemos en exceso la ha realizado la Universidad de Missouri (Columbia, EE. UU.). El estudio –realizado con más de 300 universitarios– confirma que los cambios de carácter cuando estamos ebrios dependen de nuestra personalidad de base, sí, pero también de nuestro entorno social –que modera o dispara el desmadre– y establece cuatro grandes grupos de ‘borrachines’, que los investigadores han bautizado con nombres de personajes famosos para describirlos mejor._¿Nos reconocemos en alguno? Son estos.

Ernest Hemingway

Hay un tipo de bebedor desconcertante: "Los que no parecen tener ningún cambio". Esa gente que bebe y bebe y ni cambia de cara. Se muestran tan frescos. Solo alguien muy observador o que les conozca muy bien podría detectar diferencia respecto a su estado sobrio. "Van como los demás, solo que no se les nota externamente", recalca Huete. ¿Parece muy extraño? Pues no lo es, según el estudio, el 40% de las personas pertenecen a este perfil. Al parecer, el escritor Ernest Hemingway, muy amigo de la botella, también lo era.

Él mismo se jactaba de poder beber cantidades ingentes de wiski y funcionar con total normalidad (aunque quizá quienes asistían a sus juergas nocturnas no opinasen lo mismo). "En este caso, el consumo no se trasluce en cambios de conducta notables y esto es un problema: como creen que el alcohol no les hace daño, son los que acaban teniendo más problemas físicos debido a la ingesta", advierte el psicólogo.

Mr. Hyde

Son esas personas encantadoras y educadas que cuando se pasan con la bebida se vuelven desagradables, unos ‘monstruitos’. "¿Quién no ha estado en una cena de empresa y ha visto cómo un compañero o compañera algo bebido empezaba a molestar a la gente, a lanzar puyas, a insultar al jefe o a pelear con el camarero?", señala Huete.

Según el estudio, este es el perfil más común (22%) tras el ‘Hemingway’ y se caracteriza por "la tendencia a ser menos responsable, menos intelectual y más hostil bajo la influencia del alcohol". Es el grupo que estadísticamente tiene más problemas derivados de la borrachera por la pérdida de memoria y las conductas violentas.

Profesor chiflado

El personaje cinematográfico del doctor Chiflado se bebía una pócima y se volvía loco. Este perfil (19%) corresponde a gente que se desinhíbe tanto que empieza a bailar, cantar..., a dar el espectáculo, en resumen. Son muy difíciles de parar (suele haber un alma caritativa que intenta frenarles sin mucho éxito), pero al menos, no son lesivos para sus acompañantes, a no ser que sufran vergüenza ajena –en este caso, son mortales–.

Mary Poppins

Este prototipo (el 14% del colectivo analizado) es el de las personas que ya son cariñosas en su día a día y que ebrias pueden resultar empalagosas (abrazos, besos...), pero simpáticas y cordiales. "Lo que llamamos exaltación etílica de la amistad", resume Huete

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