Un matamoscas muy salado con acento aragonés

Esta escopeta lanza minúsculos granos de sal a gran velocidad, para acabar con las molestas moscas de un plumazo.

La escopeta para matar moscas.
La escopeta para matar moscas.
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Verano, época de moscas y diversión. Hastío y estío, dos caras de una misma moneda que se dan la mano en el que podría ser el ‘gadget’ de la temporada. La Bug-a-salt 3.0 se distribuye desde Castelserás, un pequeño pueblo de Teruel, a toda España y parte del extranjero de la mano de la empresa Aceros de Hispania.

Esta escopeta matamoscas recuerda a una pistola de agua de grandes dimensiones. Está fabricada íntegramente en plástico, lo que la hace ligera y resistente, y está disponible en tres colores: naranja, amarillo y camuflaje.

Su funcionamiento es tan sencillo como efectivo. En la parte superior tiene un depósito, con una tapa de plástico, que hay que llenar con sal común. Su capacidad es de unos 80 disparos. En la parte inferior está el cargador de aire comprimido, que requiere cierta fuerza y ofrece un solo disparo.

La cantidad de sal es tan solo un pellizco y el disparo es similar al de una escopeta de postas, enviando los ‘proyectiles’ con la velocidad necesaria para matar a los molestos insectos, pero sin dañar los muebles o traspasar la piel, aunque es importante tener cuidad de no apuntar a la cara.

Matar moscas a cañonazos tiene un precio y no es bajo. La Bug-a-salt 3.0 cuesta 59 euros y se puede adquirir ‘online’, afortunadamente, para compensar, la munición sí que es muy barata.

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