Robleño se recupera de una cornada en el cuarto festejo de la feria de San Fermín

El diestro tuvo que ser intervenido en la enfermería de la plaza de una cornada profunda de diez centímetros.

GRAFCAV674. PAMPLONA, 08/07/2023.- El diestro Fernando Robleño sufre una cogida por el primer toro en el festejo taurino de esta tarde en la Plaza de Toros de Pamplona y es trasladado a la enfermería del coso pamplonés, dentro de la Feria del Toro de los Sanfermines 2023, donde ha compartido cartel con Juan del Álamo y Borja Jiménez con toros de la ganadería abulense de la José Escolar Gil. EFE/ Jesús Diges
El diestro Fernando Robleño sufre una cogida por el primer toro en el festejo.
Jesús Diges

Los toros de José Escolar, que desarrollaron una aviesa y peligrosa mansedumbre en su conjunto, propiciaron la tarde del sábado en Pamplona un festejo muy accidentado, con el resultado de una cornada menos grave para Fernando Robleño, una fuerte contusión para Borja Jiménez, que aun así mató a su tercer toro en un gesto de entereza, y una solitaria oreja para Juan del Álamo.

Las feas hechuras que lucieron la mayoría de los cárdenos de la ganadería abulense, muy alejadas del fenotipo de su encaste Albaserrada, hacían ya sospechar acerca de su juego, que finalmente nada tuvo que ver con la casta, por dura que esta sea, sino con una mansedumbre defensiva que hizo que la mayoría se defendieran con sentido, negados a la embestida con una mínima entrega.

Con ese material, cornalón y correoso -todos, además de excesivamente altos, estaban poco cuajados de carnes- la terna se vio obligada a hacer un sostenido esfuerzo, ya desde que el muy serio primero de la tarde comenzó a medir a Fernando Robleño, que lo tanteó con cautela hasta que, en cuanto se puso a torear, vio como el "escolar" se le venía directamente al pecho.

No llegó a ese objetivo el cárdeno sino que antes de llegar prendió al diestro madrileño por el muslo izquierdo para voltearle aparatosamente y buscarle de nuevo con saña en el suelo. Herido de menor gravedad, Robleño entró en la enfermería y Del Álamo tuvo que hacerse cargo de la lidia, antes de que se generara un lógico pero descabalado cambio de turnos.

De hecho, el propio Del Álamo, tras pasaportar a ese toro que abrió la corrida, mató luego los dos de su lote -que eran segundo y quinto- en tercer y sexto lugares, una vez que su compañero Jiménez solicitó actuar en quinto lugar para que no se enfriara la fuerte contusión que le había propinado el astado anterior, en un gesto que habla de su seria entereza como torero.

Ya con el que hizo segundo Jiménez se había librado milagrosamente del percance en varias ocasiones, pues el astifinísimo ejemplar, al que recibió apuradamente a portagayola, le midió reservándose para arrancarse sobre seguro y rebañar en busca del torero cuando era podido y burlado.

El cuarto, muy veleto pero el más bajo y mejor hechurado del sexteto, fue también, y quizá por eso, uno de los solo dos que tomó los engaños con cierto recorrido, aunque tardó en romper. Para eso fue necesario que el joven sevillano le consintiera mucho en la apertura de faena, logrando así como premio dos buenas y templadas series con la derecha, pero no así con la izquierda, por donde el animal también tuvo el suficiente sentido como para herirle aun sin derribo.

Falló con la espada Jiménez, y perdió así un trofeo que hubiera tenido auténtico peso, pero no por ello se vino abajo sino que, crecido en su amor propio, siguió en el ruedo, aun mermado de facultades, para dar muerte a su tercero, otro cárdeno flaco y reservón que le obligó a un sobreesfuerzo para intentar aplacar sus constantes tornillazos. Y en reconocimiento, el público le hizo dar una ovacionada vuelta al ruedo.

Mejor librado de la batalla salió Juan del Álamo, que se llevó la oreja del tercero, el único que dio ciertas opciones para el toreo asentado, aunque tampoco regalara nada, al contrario, pues el salmantino tuvo que cogerle bien el ritmo y la distancia, sin apretarle ni exigirle, para que el de Escolar comenzara a descolgar y a seguir una muleta que manejó más asentado con la derecha que con la izquierda, aunque el pitón de este lado pareció ser el mejor.

Aun así, tras una estocada desprendida, le pidieron y le dieron esa oreja que Del Álamo recogió con visible satisfacción, pero que no pudo obtener ya con el quinto que hizo sexto, un mostrenco gigantón que, como no podía ser de otra forma, se comportó como un morucho.

Ficha del festejo

Seis toros de José Escolar, aparatosos de cuerna, sueltos de carnes y muy desiguales de volumen, casi todos fuera del tipo de su encaste Albaserrada. Salvo el tercero y el cuarto, que tuvieron cierta entrega y algo de nobleza, el resto dio un pésimo juego, por su sentido y su gen defensivo.

Fernando Robleño, de verde botella y oro: cogido por su primero. Fue intervenido en la enfermería de la plaza de una cornada menos grave en la cara interna del muslo izquierdo, con dos trayectorias: una superficial de 12 cms. y otra profunda de 10 cms. que pasa por debajo del músculo sartorio disecando la arteria femoral.

Juan del Álamo, de tabaco y oro: media estocada delantera desprendida y dos descabellos (silencio, en el que mató por Robleño; estocada desprendida (oreja, en el tercero) y pinchazo y estocada (silencio en el sexto).

Borja Jiménez, de blanco y plata: pinchazo y estocada baja (ovación); pinchazo, media estocada desprendida y descabello (ovación tras aviso, en el cuarto); y pinchazo y estocada delantera (vuelta al ruedo tras leve petición de oreja, en el quinto). Fue atendido al terminar la corrida de una fuerte contusión en la cara interna del muslo derecho, sin lesión muscular, de pronóstico leve.

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