Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Comienza el mayor estudio en España en busca de las raíces genéticas del cáncer

Diez organizaciones científicas harán un seguimiento a más de 300 familias para mejorar el diagnóstico de la enfermedad.

El proyecto busca identificar los genes que predisponen al cáncer.
El proyecto busca identificar los genes que predisponen al cáncer.
EFE

Diez instituciones científicas de España, coordinadas por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), han puesto en marcha el mayor estudio desarrollado en nuestro país en busca de las raíces genéticas del cáncer. El trabajo, que contará con la participación de más de 300 familias, trata de poner nombre y apellidos a los genes que aumentan el riesgo de padecer un tumor. Lo mismo que se hereda el color de los ojos y la hechura, también el riesgo de padecer determinadas patologías se transmite de padres a hijos. Ocurre con la miopía, la diabetes y también, entre otras muchas enfermedades, con las oncológicas.

Lo han denominado proyecto Impact Vuscan y cuenta, asimismo, con el liderazgo de dos de las instituciones científicas más potentes de España: el Instituto Catalán de Oncología (ICO) y el de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell). La predisposición natural a desarrollar un tumor maligno pueden conocerla hoy un número muy pequeño de ciudadanos. Suelen ser, por lo general, los que pertenecen a las familias más castigadas por la enfermedad.

El objetivo de este trabajo es ampliar el conocimiento sobre las variantes genéticas que más inciden en la predisposición a malformaciones tumorales (neoplasias) con el fin de poder detectarlas a tiempo. Una detección precoz favorece un mejor pronóstico de la dolencia. A largo plazo, explica un portavoz del CNIO, el mayor conocimiento sobre cómo influye una variante genética en el riesgo de cáncer mejorará no solo los diagnósticos, también la prevención personalizada para toda la población.

Genes mutados

El trabajo no comienza de cero. Hasta la fecha, la ciencia ha clasificado unos 200 genes que, si están mutados, predisponen a sufrir uno o varios cánceres, según información facilitada por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). La mayoría resultan poco frecuentes, pero tenerlos vigilados es fundamental.

Entre el 15% y el 20% de las enfermedades oncológicas, más de 200 y muy diferentes entre sí, se producen por lo que los especialistas llaman agregación familiar: no se sabe por qué hay familias que acumulan cánceres. Además de esta circunstancia, ocurre también que hay pacientes, entre un 5% y un 10%, que heredan el riesgo a sufrirlos. Muchas veces, y es lo peor, no es un solo cáncer, sino que la misma persona, como consecuencia de su carga genética, acaba teniendo que enfrentarse en varias ocasiones a distintos tumores.

Según explica la especialista Ana Beatriz Sánchez Heras, coordinadora de la sección de Cáncer Familiar y Hereditario de SEOM, este tipo de enfermedad se debe a dos circunstancias. Con nuestros familiares no solo compartimos el ADN, es decir el mismo manual de instrucciones de la maquinaria celular, también compartimos las mismas costumbres, la dieta, los hábitos, el mismo modo de enfrentarnos a la vida.

A partir de ese planteamiento es donde comienza el estudio de CNIO, el ICO e Idibell, que cuenta también con la participación del Instituto de Investigación Sanitaria Sant Pau, el de Navarra, el del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica, la Fundación para el Fomento de la Investigación Biosanitaria de Valencia, la Fundación Instituto de Investigación Sanitaria de Baleares y el Instituto de Investigación Sanitaria La Paz, de Madrid. «Nuestro abordaje está orientado hacia el cáncer familiar, pero la información que obtengamos también será útil para avanzar en la comprensión de genes implicados en el cáncer en general», argumenta la investigadora Mercedes Robledo, jefa del grupo de Cáncer Endocrino Hereditario del CNIO.

El sistema nacional de salud cuenta ya con consultas de cáncer familiar, que han logrado reducir a la mitad la incidencia de la enfermedad en las personas en seguimiento. La esperanza de vida ganada se cifra en unos 10 años, detalla la investigadora de Idibell y del Instituto Catalán de Oncología Conxi Lázaro. En cáncer de mama se han identificado, por ejemplo, una docena de genes que predisponen a la enfermedad, dos de ellos hasta en un 70%. «Quedan por identificar muchas variantes». Pero el trabajo por detectarlas ya ha comenzado.

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