Así recogen la basura los tres municipios que Europa pone como ejemplo por su reciclaje

Gracias al cambio de modelo de recolección de residuos, la tasa de reciclaje se ha elevado hasta el 80%.

Reciclaje imagen archivo recurso
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Ahora que llega el verano y es la época de recibir las notas en colegios, institutos y universidades, la Unión Europea ha dado las suyas a los distintos Estados miembro del club comunitario y a España le ha llegado una 'notita' en la agenda por no ser un alumno muy aplicado en la recogida de residuos. En un informe titulado "Alerta temprana para España" y que acompaña al estudio global de todos los países, Bruselas tira, nuevamente, de las orejas a Moncloa por no estar cerca de cumplir con las directivas comunitarias en la materia.

El principal problema de España en el tratamiento de basuras, según la Comisión, es la "limitada" recogida selectiva de residuos orgánicos, los que normalmente se depositan en el contenedor marrón, ya que solo el 11% de estos se deposita en el recipiente correcto. Un obstáculo que han sabido superar tres municipios: Zaldibia (País Vasco), Argentona (Cataluña) y Esporles (Islas Baleares).

Estas tres localidades son, de hecho, citadas por la Comisión Europea en ese tirón de orejas a España y son "buenas prácticas". Desde hace años, sus calles ya no tienen los contenedores permanentes de otras muchas ciudades, allí la recogida se hace "de puerta a puerta" y, además, se paga por lo que se tira. Medida que es del agrado de Bruselas: "Recomendamos implementar impuestos sobre el vertido para incentivar a los municipios a mejorar la eficacia de la recogida y el reciclaje de residuos", destaca el informe comunitario.

Reciclar tocando el bolsillo

La fórmula de estas localidades se asienta sobre dos pilares: recogida puerta a puerta y tasa de pago por generación. "El verdadero salto llegó en 2010", explica Conxi Ramos, inspectora ambiental en el ayuntamiento de Argentona. Ese fue el año donde los vecinos de la localidad comenzaron a pagar por lo que generaban. Un año antes llegó a Esporles: "Somos el primer municipio de España que lo implantamos", destaca su concejal de medioambiente, Vincenç Vidal. "Con ello el ciudadano aprende a reciclar", añade Ramos.

Con la desaparición de los contenedores permanentes instalados en las calles, Argentona pasó del 20-21% al 39% de recogida selectiva con tan solo implantar el puerta a puerta en el casco del municipio y en una urbanización. "Más tarde lo ampliamos y creció exponencialmente", destaca la inspectora ambiental catalana. Caso similar ocurrió a unos cientos de kilómetros, pero, en este caso, en Mallorca. "Nuestros vecinos querían reciclar, pero también pagar menos", apunta Vidal. A mediados de los 2000, Esporles planteó la recogida selectiva de la orgánica, porque "era lo más fácil de entender para la población porque es la comida que sobraba y se echaba al corral", explica.

Así ellos fueron guardando todos los contenedores para implantar el puerta a puerta, pero "los vecinos se quejaban, porque la tasa de basuras no bajaba", explica el concejal de medioambiente del municipio mallorquín. "Me decían: hago un esfuerzo por reciclar, pero mi vecino saca todo junto y paga lo mismo", advierte Vidal.

La tasa de basuras es un impuesto muy común en los municipios españoles, aunque algunos de ellos no la tienen así establecida como Málaga, Valladolid, Las Palmas o Madrid. Estas ciudades la tienen incluidas en otras tasas. Pero el pago siempre se hace y, además, tiene grandes diferencias, según un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en 2021. Horquilla que puede ir desde los casi 200 euros de San Sebastián a los 30 euros que se abonan en Soria o Alicante.

Aunque este precio puede variar incluso en la misma ciudad, ya que en algunas de ellas varía por el tamaño de la vivienda o la calle donde está ubicada. "Lo lógico sería pagar por lo que se consume como ocurre con la luz o el agua", destacan los defensores de este sistema. O, simplemente, incentivar el reciclaje a través de la tasa de basuras. Este fue el punto de inflexión del ayuntamiento mallorquín que creó un sistema 'ad hoc' para su municipio. "La incineración disparaba los precios y por ello hablando con los vecinos se cambió", detalla Vincenç Vidal.

Desde 2009, los vecinos de Esporles pagan 90 euros de tasa fija "que sirve para cubrir los gastos de camiones y demás", explica el concejal mallorquín. La parte variable se paga en función de lo que genere cada hogar y se paga por bolsa de restos de 10 litros con un coste de un euro. "Yo uso una cada quince días", explica Vidal. "La tasa ha bajado de 160 a 90 euros más lo que gastes", añade. También existe la posibilidad de adquirir una bolsa más grande, pensada especialmente para el comercio, de 50 litros de volumen que tiene un coste para el usuario de 5 euros por unidad.

En el caso de Argentona, "la división se hace por tramos según el hogar", detalla Conxi Ramos. Tres divisiones según el número de habitantes censados en el hogar y que van desde los 119 euros hasta los 139,25 euros que incluye una serie de bolsas para restos entregadas por el consistorio. "Si una familia necesita más se pueden adquirir en los comercios colaboradores pagando el precio establecido", destaca Ramos.

"Nosotros nos dimos cuenta en 2022 que debíamos ser más ambiciosos", responde el regidor vasco de Zaldibia. En este año, la localidad guipuzcoana comenzó a bonificar la tasa de basura. "Queremos premiar a las personas que mejor reciclen y que menos residuos generan, pudiendo obtener una bonificación del 15%", explica Berra. Aunque, aclara que "será necesario sacar siempre los residuos en los cubos correspondientes".

Con estas medidas, ambos municipios han pasado de una tasa de reciclaje del 20% a más del 80% y eso supone 30 puntos porcentuales por encima del objetivo marcado por Bruselas para el 2025.

Compostaje en el pueblo

El cambio de modelo en los tres municipios ha permitido reducir "la tasa de rechazo hasta el 15% aproximadamente", explican los tres consistorios. "Es necesaria mucha pedagogía", detalla Ramos. En Esporles "incluso los niños en el colegio hicieron problemas de matemáticas para entender el pago por generación", revela Vidal.

Aunque todavía se siguen cometiendo errores, "nosotros lo llamamos incidentes", apostilla la inspectora ambiental en Argentona. Cuando se producen estos contratiempos a los vecinos les llega una carta o "incluso vamos a llamar a la puerta", detalla Vidal.

Esto, responden los tres consistorios, no explica que se abran las bolsas y se vea que se ha tirado, sino que "a simple vista o por el peso se ve si se corresponde con lo que hay que hacer". Al no disponer de cubos permanentes, la basura no se puede sacar todos los días, sino que cada municipio establece un calendario. En Zaldibia, los domingos y miércoles tocan envases ligeros; los lunes y jueves, orgánica; los martes, el papel y el cartón; y el resto, los miércoles también. "Al principio había dudas con el tema de la comida por si generaba olor, pero eso se ha solucionado", detalla Ioritz Berra, alcalde de Zaldibia. "Ahora tenemos unas composteras en el pueblo donde cada ciudadano puede ir con una tarjeta electrónica y echar la basura orgánica ahí, añadir la estructura y que se convierta en abono para nuestros agricultores", explica. "Creo que esto aún no lo ha recogido el informe de Bruselas", responde con una sonrisa Berra.

Lo que recoge la Comisión Europea es el sistema de cubos con el que hacen la recogida puerta a puerta. A diferencia de Argentona y Esporles, en las calles de Zaldibia "no se pueden sacar bolsas". Aquí, el consistorio vasco entrega a los vecinos un conjunto de cubos de forma gratuita para sacar cada día, según la ordenanza, sus residuos. "Consideramos que estas medidas implementadas por España se consideran buenas prácticas que mejoran el desempeño del reciclaje", celebra Bruselas.

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