Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La niña que vino de una probeta

La británica Louise Brown fue hace 45 años el primer bebé in vitro del mundo. "Nos mandaban crucifijos a casa para que salváramos nuestra alma".

La primera niña y el primer niño que nacieron por fecundación in vitro, Louise Brown y Alistair MacDonald.
La primera niña y el primer niño que nacieron por fecundación in vitro, Louise Brown y Alistair MacDonald.
Reuters

Louise Brown llegó al mundo el 25 de julio de 1978 en el Royal Oldham Hospital de Manchester (Reino Unido) y su nacimiento fue tan esperado como el de una princesa. Era el primer bebé in vitro del mundo, un acontecimiento de resonancias planetarias que iba a revolucionar la reproducción humana.

Nada más salir del vientre de su madre Brown ya era una pionera. "No me siento diferente, pero sí orgullosa porque abrí un camino que han seguido millones de personas desde entonces", cuenta esta mujer, que visitó este miércoles la Clínica Tambre de Madrid para celebrar el Día Mundial de la Fertilidad, que se celebra el 4 de junio.

En 1968, un equipo de médicos liderados por Patrick Steptoe (1913-1988), Sir Robert Edward (1925-2013) y Jean Purdy (1945-1985) comenzó a trabajar en la reproducción asistida en Gran Bretaña con 282 mujeres que no podían quedarse embarazadas por métodos naturales. Brown fue el primer caso exitoso de fecundación de un óvulo con semen en una probeta. "Cuando nací, mi madre estaba feliz, porque su sueño era tener hijos. Pero es verdad que se vio en el foco de los medios de comunicación y sintió mucha presión", rememora esta mujer, que en sus primeras horas de vida fue portada de periódicos de todo el mundo.

Cuando cumplió los cuatro años sus padres le contaron la extraordinaria historia de su nacimiento. "Pero pese a ello, tuve una infancia normal. Es cierto que mis amigos de la infancia en Bristol, que siguen siendo todavía los más cercanos, me hacían bromas y me preguntaban si cabía en un tubo, pero nada más", cuenta Brown, cuya hermana, Natalie, nació cuatro años más tarde también por reproducción asistida (la bebé número cuarenta nacida por esta técnica en el mundo).

En las calles de su ciudad Louise (que tiene un segundo nombre, 'Joy', alegría en inglés) pasaba desapercibida, salvo si una pareja se acercaba a sus padres. "Cuando yo era un poco más mayor, recuerdo que algunos desconocidos se acercaban a darles las gracias porque ellos también estaban intentando tener hijos por reproducción asistida", rememora.

Pero la cara de la felicidad tenía un reverso. Los Brown comenzaron a recibir en su casa cartas con mensajes de odio: radicales religiosos les atacaban por haber torcido la voluntad de Dios, que no quería que esa niña hubiera nacido. A Brown, que no para de sonreír, se le tuerce ahora el gesto: "Nos llegaban también multitud de crucifijos y otros elementos religiosos, supongo que para que salvásemos nuestra alma, y desde California nos enviaron un paquete lleno de manchas de sangre. Eso fue terrible".

Hasta hace cinco años, Brown trabajó como administrativa en una empresa de transportes de Bristol. Pero al cumplir 40 años sufrió una depresión y decidió dar un giro a su existencia. "De todas las personas que habían participado en mi parto yo era la única que quedaba viva y tomé conciencia de que, tras mi nacimiento, todos los méritos se los habían llevado los doctores Steptoe y Edward [este último ganó el Nobel en 2010 por sus logros en la reproducción asistida]. Jean Purdy había quedado relegada. Incluso en las fotos de mi nacimiento, ella no aparecía. Ahora quiero contar mi historia, pero sobre todo, reivindicar a Jean".

Aunque los cálculos difieren, más de nueve millones de personas han nacido en el mundo por reproducción asistida y uno de cada ocho nacimientos ya se producen por estas técnicas, unas cifras que se explican en el retraso de la edad en la que las mujeres se plantean la maternidad, subraya la directora médica de la Clínica Tambre, Laura García de Miguel. "Las mujeres comienzan a buscar la gestación a los treinta y muchos a los cuarenta años, cuando los óvulos pierden calidad", apunta esta especialista. Pero también existe un cambio en el modelo de familia. "Aproximadamente el 20% de las mujeres que atendemos quieren ser madres en solitario y otro 20% son parejas del mismo sexo", resalta.

La reproducción asistida está normalizada en la sociedad, aunque quedan resquicios de antiguos estigmas. "Todavía tenemos personas que prefieren no decirles a sus familiares o a sus amigos que el bebé que están esperando es in vitro", señala García de Miguel. En cualquier caso, nada similar a lo que ocurría hace cuatro décadas, cuando Louise Brown fue la imagen del progreso de la ciencia.

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