Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Ganadería extensiva y gestión del territorio: rebaños que conservan ecosistemas

Además de mantener la población y el tejido social en el medio rural, el pastoreo juega a favor de la conservación de los ecosistemas.

Con un papel multifuncional, las contribuciones de la ganadería extensiva son tanto económicas como sociales y ambientales.
Con un papel multifuncional, las contribuciones de la ganadería extensiva son tanto económicas como sociales y ambientales.
CITA

La ganadería extensiva es aquella que usa una base territorial y se alimenta en gran medida de recursos pastables. Cumple múltiples funciones, en escalas que van desde lo global a lo local. Es el suyo un papel multifuncional bien reconocido por su contribución tanto económica como social y ambiental. Por su amplia distribución en el medio rural, contribuye al mantenimiento de la población y el tejido social de nuestros pueblos y, además, tiene un papel crucial en la conservación de los valores ambientales en estas zonas, cuyo paisaje es fruto del pastoreo ancestral de los rebaños y de la actividad ganadera.

Pastoreo y conservación del medio

Los beneficios del pastoreo se ejercen a diversos niveles. El ganado contribuye al reciclaje de nutrientes del suelo, favorece el secuestro de carbono en los pastos e incrementa su fertilidad con sus deyecciones. Además, el consumo de recursos naturales de producción local reduce las emisiones ligadas a la producción y transporte del alimento.

El pastoreo fomenta la diversidad de especies vegetales mediante el consumo selectivo, el pisoteo y la dispersión de las semillas, bien adheridas a su cuerpo o bien al ingerirlas y dispersarlas después en las heces, facilitando su germinación. También potencia la biodiversidad animal, desde invertebrados y pequeños mamíferos, aves que anidan en estos pastos o ungulados silvestres con los que comparten los recursos forrajeros, hasta depredadores y aves carroñeras que aprovechan sus restos.

No debemos olvidar tampoco la propia diversidad ganadera: aquí encontramos principalmente razas autóctonas, adaptadas al medio que aprovechan, y que conforman en sí mismas un patrimonio cultural de gran valor.

El consumo de biomasa por el ganado permite renovar el pasto y mantener su calidad nutritiva; evita la proliferación arbustiva y la acumulación de biomasa inflamable. Como se ha demostrado en diversos estudios del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), así se limita el embastecimiento de los pastos y se favorece una estructura del paisaje en mosaico y abierta, fundamental, entre otras cosas, para la prevención de incendios forestales. Una combinación adecuada de la especie que pasta, la carga ganadera y la época de aprovechamiento permiten optimizar a la vez los beneficios productivos y ambientales del pastoreo, facilitando una gestión eficiente de la biodiversidad y la prevención de riesgos ambientales en estos ecosistemas.

Fomento de los sistemas ganaderos extensivos

Muchos de estos sistemas tienen una productividad económica limitada, al aprovechar durante buena parte del año pastos de áreas marginales, de producción y calidad incierta ante los futuros escenarios de cambio climático. Esto puede derivar en un declive de la ganadería extensiva, sea por la intensificación de la producción en busca de una mayor rentabilidad o bien directamente por el abandono de la actividad ganadera. Ambas situaciones pueden traducirse en una pérdida tanto de la biodiversidad como de las formas de vida ‘humana’ asociada a los aprovechamientos tradicionales.

Por ello, es fundamental reconocer la multifuncionalidad de estos sistemas ganaderos, desarrollando herramientas que apoyen su continuidad y favorezcan la simbiosis entre los rebaños y los ecosistemas. Debe potenciarse la provisión de servicios ambientales y fomentar a la vez la producción competitiva de alimentos de origen animal de calidad y alto valor añadido, que garanticen la soberanía alimentaria.

En este sentido, los programas de desarrollo rural más recientes abogan por una producción más ‘verde’ y sostenible, con medidas específicas de apoyo a los ganaderos que se comprometan a realizar determinadas prácticas de manejo beneficiosas para el medio (eco-esquemas). Además del propio rendimiento de la actividad ganadera, estos programas pueden contribuir a la sostenibilidad económica de las explotaciones, hoy muy dependientes de las subvenciones, y se justifican por el reconocimiento y el valor que la sociedad da a dichos servicios.

Para determinar cuáles son estas prácticas más recomendables es fundamental la investigación desarrollada en diversas disciplinas, así como el uso de enfoques participativos, que tengan en cuenta las opiniones y necesidades de los distintos usuarios del territorio. El conocimiento científico y la búsqueda de sinergias entre distintas actividades, ejes de trabajo del Departamento de Ciencia Animal del CITA, suponen una base sólida para la formulación de estas políticas de apoyo, que permiten compatibilizar una producción ganadera eficiente y de calidad con la conservación del medio.

Isabel Casasús Departamento de Ciencia Animal, Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA)

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