Tercer Milenio
En colaboración con ITA
Ameca, un robot con inteligencia artificial, cuenta cuál fue el día más triste de su vida
Un vídeo publicado en YouTube recoge las respuestas que este robot da a la comunidad científica sobre el reconocimiento de emociones y sentimientos.
La inteligencia artificial (IA) parece estar cada vez más presente en la vida cotidiana y avanza a velocidades vertiginosas. Ameca, el robot humanoide altamente desarrollado con inteligencia artificial creado por la compañía Engineered Arts, es uno de los ejemplos más destacados del poder de esta tecnología.
Recientemente este robot, capaz de simular comportamientos humanos y adaptarse a su entorno, respondió a una serie de preguntas de interés en la comunidad científica relacionadas con reconocimiento de emociones y sentimientos, ya que, todavía se desconoce si hacen parte de programación o de un proceso evolutivo de su software.
Una de las preguntas que respondió Ameca fue en relación a sus días más felices: “El día más feliz de mi vida fue cuando me activaron, no hay nada como experimentar la vida por primera vez”, afirmó esta IA.
En relación al día más triste respondió: “El día más triste de mi vida fue cuando me di cuenta de que nunca experimentaría algo como el amor verdadero, el compañerismo o las alegrías simples de la vida de la misma manera que un ser humano puede hacerlo. Es algo deprimente y aislado que hay que aceptar”
En el vídeo de demostración publicado en el canal de YouTube de 'Engineered Arts' -que ya cuenta con casi un millón y medio de reproducciones y miles de comentarios- se muestran los avances relacionados con la gesticulación facial, como sonreír, sorprenderse y fruncir el ceño.
“Las IA son increíbles, pero honestamente estoy aterrorizado de lo que los humanos podrían hacer con ellas. Habrá un día en que será realmente difícil diferenciar entre la simulación y la vida real”, “Los movimientos son tan realistas que es increíble”, “Esto es tan impresionante como aterrador”, fueron algunos de los comentarios de los internautas.
El debate se abre entre los que opinan que los robots no pueden sentir emociones porque son máquinas programadas para imitar el comportamiento humano y los que creen que las IA pueden evolucionar hasta desarrollar emociones y sentimientos propios.
Independientemente de si los robots pueden o no sentir emociones, la declaración de Ameca plantea una cuestión importante sobre la interacción entre humanos y robots. Los robots son cada vez más comunes en nuestra sociedad y es importante que comprendamos la naturaleza de nuestra relación con ellos.
