Javier Castillo, periodista: “Hasta en el último rincón hay gente dispuesta a sembrar futuro”

Javier Castillo (Barbastro, 1999) y sus compañeros hablan de la despoblación en el pódcast ‘Repoblados’, premio Félix de Azara.

El periodista Javier Castillo, en Huesca
El periodista Javier Castillo, en Huesca
Javier Navarro

Ha recibido junto a sus compañeros de clase uno de los premios Félix de Azara, otorgados por la Diputación Provincial de Huesca por la labor social del proyecto, en formato pódcast, ‘Repoblados’. ¿Habrá nuevas historias? 
Ojalá pudiéramos seguir. Encontrar el tiempo y el soporte económico para hacerlo es complicado. Prácticamente, estamos uno en cada parte del mundo. Pero me encantaría, nos lo pasamos muy bien haciéndolo. 

Todo surge por un trabajo universitario.Así es. He estudiado Periodismo en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Llegó el momento de preparar el trabajo final de grado y propuse a mis compañeros, Bruno Fortea Miras, Joan Sánchez Ros y Serena Gabriela Iordache, hablar de la despoblación en el Alto Aragón, mi tierra, y de la otra parte del problema, aquellos que buscan revertirlo. Queríamos sumar esfuerzos.

De ahí su nombre.Sí. El pódcast ‘Repoblados’ nace con el objetivo de dar a conocer la otra cara de la despoblación. Constantemente nos centramos en hablar de este fenómeno como algo a lo que está condenado parte de nuestro territorio, sin embargo, desde hace años, hay gente que ha impulsado proyectos de vida para repoblar y no le habíamos prestado la atención necesaria.

Aunque sus compañeros no son aragoneses.No, pero ya conocían la zona. Soy muy pesado (ríe). Después de conocer muchos de sus pueblos, ya se consideran medio de aquí.

Usted es del Somontano de Barbastro. ¿Qué beneficios tiene vivir en el medio rural?Tampoco hay que idealizar la vida en un pueblo. No hay que romantizar la falta de sanitarios, de transporte o el abandono institucional con el que se han enfrentado muchos pueblos. Aunque a mí Barbastro o Aínsa, el pueblo de mis padres, me han dado cosas que no encuentras en una gran ciudad. 

¿Cómo qué?Un pueblo significa tranquilidad, libertad, seguridad, menos ruido y contaminación, conocer a todos los vecinos; cuando eres pequeño, jugar hasta las tantas en la calle... 

¿Dejaría atrás la Ciudad Condal por las calles empedradas del Pirineo?Es algo que me planteo. A día de hoy no puedo hacerlo por mi trabajo, pero lo pienso y me gustaría.

¿Hay oportunidades?Sí. A pesar de todo, el medio rural sigue teniendo oportunidades. En mi opinión, el problema es que no hay las mismas que en la ciudad para según qué profesiones. Gente de mi edad nos planteamos volver a nuestros orígenes de una forma estable, pero nos dedicamos a profesiones que son difíciles de desarrollar en otro sitio que no sea una gran ciudad. 

Quizás el famoso teletrabajo pueda ayudar a ello.Justamente tenemos un capítulo grabado, que nunca salió, que habla de esto. Son dos familias a las que la pandemia, dentro de lo malo que supuso, les permitió un momento de reflexión para atreverse a ello. Pero no todos los oficios son así. Además, un pueblo necesita más que gente teletrabajando en su casa. 

Usted estudió Periodismo. ¿Por qué?Nunca fui uno de esos niños que, desde pequeño, tiene claro qué va a estudiar. Con el paso del tiempo fui dándome cuenta del papel que juega el periodismo para vivir en sociedades más democráticas, más justas y mejor informadas. Además de la esperanza de hacer un periodismo útil y comprometido con el mundo que nos rodea. 

¿Ha cambiado su perspectiva sobre la despoblación?He aprendido que no existe una única forma de repoblar. Muchas veces pensamos que repoblar es poner wifi y carreteras y la realidad es que es mucho más. También, que cada lugar tiene sus oportunidades y hasta en el último rincón hay gente dispuesta a sembrar futuro, claros ejemplos son Caneto o Ruesta.

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