Un misterio embarazoso en el zoo

Después de dos años de "investigación genética", se despeja la incógnita de cómo una mona que vivía aislada en su jaula desde hacía seis años llegó a parir una cría.

Un mono en el zoo en una foto de archivo.
Un mono en el zoo en una foto de archivo.
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Vivía sola, aislada del resto de sus congéneres, y quedó embarazada. Este suceso fue investigado durante dos años por los veterinarios del zoológico japonés Kujukushima. La pregunta era sencilla: ¿cómo pudo Momo concebir si vivía sola en su jaula desde hacía seis años? El tiempo que tardaron en resolverlo alimentaba las especulaciones sobre la mona virgen, como la llamaban algunos medios locales. Tan santa como cualquier animal aislado y de diez años, la hembra cumplió los tiempos naturales de su especie y alumbró una cría. Un macho que ahora tiene dos años, pesa un par de kilos y todavía no tiene nombre. Mientras el bebé crecía, de negro pelambre que contrasta con el marrón de su madre, una gibón de la especie conocida como "manos blancas", los genetistas se afanaban en buscar al padre.

Había varios sospechosos, por la cercanía de las jaulas y la posibilidad de procreación entre la misma familia de gibones. Pero faltaba la explicación del contacto carnal en espacios separados y cerrados. Por vecindad, los candidatos a la paternidad eran cuatro. Tres gibones de la especie siamang y un gibón manos negras. Estos animales se solían turnar un espacio de exhibición al público, pero no lo usaban simultáneamente. Ninguna hipótesis estaba descartada.

Por fin, hace unos días los responsables del zoo que queda en Nagasaki resolvieron el misterio, después de dar por concluida una "investigación genética sobre la descendencia del gibón de manos blancas". El padre es Itoh, un macho de 34 años. El sospechoso #4, el de las manos negras.

La explicación sobre cómo sucedió la inseminación natural tiene más de picaresca que de sobrenatural. Resulta que había un agujero de menos de un centímetro de diámetro entre la doncella y el padre. Cuando Itoh estaba bajo la mirada de los visitantes, en ese área común que colindaba con la jaula de Momo, la pareja copulaba. Demostró el galán que cuando hay pasión, no importan los obstáculos ni cuán pequeño es el pasillo hasta la amada.

Los responsables del zoológico explicaron que habían demorado tanto tiempo en resolver el misterio porque esperaban al destete de la cría para tomarle muestras de ADN. Las madres de esta especie asiática en riesgo de extinción son sobreprotectoras y agresivas.

Ahora Momo tiene doce años e Itoh 34, y en el medio salvaje habrían conformado una pareja monógama hasta su muerte. En el zoo, dependen de las decisiones de sus cuidadores. "Continuaremos exhibiéndolos", aseguraron. "Y esperamos que Momo continúe cuidando con calidez a su hijo". También han cambiado la pared defectuosa. El plan es que los tres vivan juntos pronto, como lo harían en libertad.

El descubrimiento de esta peripecia sexual ha dado la vuelta al mundo. Sin embargo, aunque el coito debió suceder a la vista de los visitantes, no hay imágenes que lo certifiquen.

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