Las confesiones de Benedicto XVI salen a la luz

Georg Gänswein publica un libro de memorias tras 20 años como secretario del papa emérito en el que revela sus desencuentros con Francisco.

Benedicto XVI junto a Georg Ganswein, en una imagen de archivo.
Benedicto XVI junto a Georg Ganswein, en una imagen de archivo.
Stefano Rellandini/Reuters

Una semana después del funeral de Benedicto XVI, fallecido el pasado 31 de diciembre a los 95 años de edad, este jueves llega a las librerías italianas 'Nient'altro che la verità' (Nada más que la verdad), el libro de memorias en el que el arzobispo Georg Gänswein repasa los 20 años pasados como secretario personal del Papa alemán. El autor aprovecha el volumen para mostrar la perplejidad de Joseph Ratzinger con algunas de las decisiones de su sucesor, Francisco, que tras recibir el pasado lunes a Gänswein se espera que lo cese del cargo de prefecto de la Casa Pontificia. Anticipamos los elementos más importantes del libro, escrito junto al periodista Saverio Gaeta.

"Perplejidad" con algunos textos de Francisco

Jorge Mario Bergoglio pidió su opinión al papa emérito cuando preparaba su primera entrevista y Ratzinger le aconsejó ser más duro en sus respuestas en temas candentes como el aborto y la homosexualidad. No volvió a consultarle. Según Gänswein, "algunas afirmaciones" de Francisco en la exhortación apostólica 'Evangelii gaudium', de 2013, "sonaron extrañas" para "la sensibilidad teológica de Benedicto". Tampoco le gustó al papa emérito que el cardenal alemán Walter Kasper, con el que había tenido en el pasado encendidas disputas teológicas, tuviera tanto protagonismo en el Sínodo de la Familia, concluido con el texto 'Amoris Laetitia', publicado en 2016 y con el que los divorciados vueltos a casar pudieron acceder de nuevo a la comunión. Aquel documento provocó "perplejidad" en Ratzinger, al que no le gustaba cuando Francisco lo comparaba con "un abuelo sabio". "En el fondo tenemos sólo nueve años de diferencia. Tal vez sería más correcto definirme 'hermano mayor'", decía el papa emérito, que se sentía "triste" cuando se contraponían los pontificados de ambos.

El pulso por la misa en latín

"A nivel personal vio que era un decidido cambio de ruta y lo consideró un error, porque ponía en peligro el intento de pacificación realizado catorce años antes". Esa fue la reacción de Benedicto XVI después de la publicación en 2021 del motu proprio 'Traditionis custodes', con el que Francisco limitó las misas en latín, dándole la vuelta a la apertura decretada por su antecesor en 2007 para seducir a los sectores más conservadores de la Iglesia. "Benedicto en particular consideró equivocado prohibir la celebración de la misa según el rito antiguo en las parroquias, porque siempre es peligroso poner a un grupo de fieles en una esquina y hacerles sentir perseguidos". Tampoco le gustaron al papa emérito las bromas de su sucesor sobre la supuesta poca utilidad para los sacerdotes de estudiar latín.

Un inesperado jersey negro

A Ratzinger le asomaban unas llamativas mangas negras debajo de la sotana cuando, el 19 de abril de 2005, se presentó al mundo por primera vez tras su elección como papa desde el balcón central de la basílica de San Pedro. "Me dijo que había tenido frío aquella mañana en la Sixtina, por lo que se puso un jersey negro debajo", rememora en el libro Gänswein, que cuando empezó a olerse que Ratzinger podía ser el nuevo obispo de Roma, pidió a uno de los ceremonieros que le recordaran que se quitara el jersey antes de cambiar la vestimenta cardenalicia por la pontificia. "Por desgracia, en la excitación del momento, se olvidó".

La falta de sintonía entre Gänswein y Bergoglio

Benedicto XVI nombró prefecto de la Casa Pontificia a su secretario personal en 2012 con la idea de que ejerciera de anillo de unión entre su pontificado y el de su sucesor, pero fue una esperanza "demasiado ingenua" ya que Francisco mostró desde los primeros meses que no se fiaba de Gänswein, negándole incluso el apartamento que correspondía a su cargo. Tras la polémica suscitada por la publicación de un libro en defensa del celibato obligatorio para los sacerdotes, en cuya elaboración había supuestamente participado el papa emérito, Bergoglio apartó a Gänswein de sus responsabilidades en la Casa Pontificia, aunque le dejó en el puesto. "Me encontré que era un prefecto a medias", confiesa el autor del libro, que se sintió "conmocionado y sin palabras" por la decisión.

Benedicto XVI, un "santo"

Para el arzobispo alemán, que comenzó su tarea como secretario personal de Ratzinger en febrero de 2003, Benedicto XVI es "uno de los más grandes protagonistas de la historia del siglo pasado", aunque a menudo fuese calificado por los medios como el 'Panzerkardinal' o el 'Rottweiler de Dios'. Así es descrito el anterior pontífice al inicio del libro, mientras que en la parte final, redactada tras el fallecimiento, Gänswein confiesa "no tener dudas" sobre la santidad de Ratzinger. Propone, en cualquier caso, respetar la habitual espera de cinco años tras la muerte antes de abrir un eventual proceso de beatificación para dejar que se "sedimenten todas las cuestiones surgidas en tantos años de vida".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión