Hay inventos que han cambiado la historia de la humanidad. Véase el caso del alcantarillado, que nació para mejorar la sanidad en las grandes ciudades; la imprenta, toda una revolución a la hora de transmitir ideas; o la máquina de vapor, origen del proceso de industrialización que comenzó en Europa a partir del siglo XVIII. Hablamos de progresos técnicos y científicos que han revolucionado el día a día de los ciudadanos. Y es que quién se imagina hoy la vida, por ejemplo, sin ordenador y, sobre todo, sin internet, convertido con el paso de los años en una de las tecnologías de comunicación clave.

Pero no todos los inventos que se han creado han resultado tan determinantes para el avance de la sociedad. No obstante, destacan por su originalidad, como el cochecito de bebé con radio, desarrollado en Estados Unidos en 1921; o la chaqueta con calefacción eléctrica, creada para que los policías de Nueva York pudieran hacer su ronda por la calle sin pasar frío.

A pesar de su ingenio y ganas de triunfar encontramos numerosos casos de emprendedores cuyas creaciones se han quedado para el camino por su inutilidad. Algunas, incluso, arrancan una carcajada nada más verlas. A continuación recopilamos algunos de los inventos más absurdos que hemos hallado buceando por las redes.

¿Quién no ha necesitado alguna vez un aplicador de mantequilla a modo barra de pegamento? Este producto creado en Japón permite, gracias a su formato, coger más cantidad de la necesaria y distribuirla más rápidamente. Así, ni los más perezosos se pueden resistir a disfrutar de una tostada por la mañana.

O esta ‘silla ponible’, que “se adapta fácilmente nos sentemos, paremos o caminemos. Además, se pone en un minuto e incrementa la productividad mientras disminuyen las tensiones físicas”,

En la cuenta de Instagram @influencer_de_los_chinos encontramos ejemplos tan disparatados como un cinturón para tocar la bocina a los caminantes lentos, unas zapatillas con una mini escoba y mini recogedor incorporados, o un objeto para evitar salpicaduras o que caiga algún pelo mientras comemos una sopa o un ramen.

Sumamos a la lista paraguas para zapatos, pantalones ideados para ir de picnic o un minigolf para el baño ¿Quién da más?