Hablar de lluvia de estrellas o meteoros en Aragón suele llevar a unas fechas muy concretas: el 10 de agosto y los días cercanos con la llegada de las perseidas, también llamadas las lágrimas de San Lorenzo, y que cada año aparecen en el cielo para dar un aliciente más a las fiestas patronales de Huesca. No obstante, hay muchos otros fenómenos de ese tipo a lo largo del año; uno de ellos, las acuáridas, siempre aparece en los días previos a las perseidas, y llega coincidir con ellas en algunos días de agosto.

Qué días se ven mejor las delta acuáridas

La lluvia de meteoros de las delta acuáridas comenzó alrededor del 12 de julio, concluye el 23 de agosto y tiene su apogeo en torno al cierre del mes de julio: este fin de semana será una excelente ocasión para disfrutar de este fenómeno celeste, aunque no se aprecia igual en todos los rincones del planeta. De hecho, se observan mejor en el hemisferio sur, pero también son visibles en el hemisferio norte; en España hay que esperar a la medianoche para disfrutar de ellos, ya que es el momento en el que el radiante se hace visible. Radiante es el punto de la esfera celeste al que parecen converger por efecto de la perspectiva todas las trayectorias de las diferentes estrellas fugaces.

Este año, según el Instituto Geográfico Nacional, las posibilidades de tener unas acuáridas espectaculares son altas en nuestro país, especialmente este sábado, dos días después de la luna nueva. Los meteoros de las delta acuáridas se atribuyen al cometa 96P Machholz, que orbita alrededor del Sol cada cinco años; esta órbita está llena de partículas de la cola del cometa, que entran en la atmósfera terrestre a gran velocidad, y se calcina por la fricción con el aire, creando así el resplandor luminoso que llamamos meteoro o estrella fugaz. Las delta acuáridas tienen su radiante en la estrella delta, llamada Skat, de la constelación de Acuario.

¿Cómo disfrutar al máximo de las acuáridas?

En este punto, los consejos no varían con respecto a los habituales para la mejor observación de fenómenos celestes. Hay que huir en lo posible de la contaminación lumínica de las ciudades; cielo oscuro, sin obstáculos arquitectónicos o montañosos, mirar a simple vista para no acotar el campo de visión con telescopios u objetos similares, mirar hacia las zonas más oscuras y preferiblemente las opuestas a la Luna, que estará en un minúsculo cuarto creciente, y tener paciencia para disfrutar lo máximo posible.