Día Mundial de la Anosmia: "Lo que me parece raro es que los demás oláis"

La pérdida total del olfato es un fenómeno que ha aumentado su notoriedad e incidencia con la llegada de la covid-19

La anosmia es un padecimiento que ha aumentado su incidencia con la pandemia.
La anosmia es un padecimiento que ha aumentado su incidencia con la pandemia.
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La celebración este domingo del Día Mundial de la Anosmia (pérdida total de olfato) coincide con la percepción de que la pandemia ha multiplicado los casos, si bien no hay ningún estudio que corrobore el alcance actual de esta patología que una paciente que nunca ha podido oler describe así: "Lo que me parece raro es que los demás oláis".

Antes de la aparición del coronavirus en España se calculaba que aproximadamente una de cada 300 personas padecía una pérdida olfativa completa, incidencia que los expertos dan por seguro que ha crecido considerablemente en los últimos dos años.

No hay estudios científicos recientes sobre la incidencia de esta enfermedad; el más cercano que citan todos los especialistas es el análisis estadístico Olfacat, del año 2003, coordinado por el director de la Unidad de Rinología y Clínica de Olfato del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínic de Barcelona, Joaquim Mullol. Este informe apuntaba que entonces unos 7,7 millones de españoles sufrían algún tipo de pérdida olfativa, de los cuales 120.000 padecerían anosmia.

Tipologías

La comunidad científica reparte en tres grupos las causas de esta patología: las de origen vírico, como es el caso del coronavirus; las origen nasal, causado por enfermedades como la rinitis o los pólipos, y las de procedencia "central", surgidas en el cerebro debido a un sinfín de incidencias, como traumatismos, tumores, patologías congénitas o enfermedades neurodegenerativas.

Pese al incremento de casos generados por la covid, el doctor de la Unidad de Rinología del Hospital Ramón y Cajal Alfonso Santamaría Gadea señala que el 80 % los pacientes recuperan el olfato en nueve días de media y en muy pocos casos persiste el problema más allá de 10 días.

Los pacientes advierten del riesgo que supone perder un sentido que alerta de peligros como las fugas de gas, incendios o alimentos en mal estado, además de aspectos de higiene no ya personal, sino también de bebés o personas dependientes a su cargo.

Un caso paradigmático

"Lo que me parece raro es que los demás oláis", cuenta de manera expresiva Marta Tafalla, profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y paciente congénita de anosmia; ella recuerda que "cuando la naturaleza te da sentidos es porque es valioso".

La perfumista Laura Santander, quien sufrió esta enfermedad durante nueve meses por culpa de la covid y ahora padece hiposmia (pérdida parcial de olfato) y parosmia "severa" (confusión de olores), ha asegurado que la pérdida de olfato le ha afectado en "lo personal, en lo laboral y en lo emocional".

Laura ha reconocido lo duro que le ha resultado perder su herramienta de trabajo y cuenta que ahora "siempre depende de alguien" para poder oler su producto y sacar el trabajo adelante. Pero no solo es el trabajo. En el apartado emocional, en su día a día, confiesa echar de menos "el olor de un abrazo" y también el de "el café por las mañanas", algo que, dice, solo se echa en falta cuando se pierde.

Tratamientos disponibles

Los especialistas señalan que el tratamiento contra la anosmia varía según su causa. En los casos de origen vírico, como ocurre con el coronavirus, y, en menor medida, con pacientes que han sufrido traumatismos, los facultativos apuestan por la terapia de rehabilitación olfatoria.

La presidenta de la Red Olfativa Española (REO) e investigadora científica del CSIC, Laura López Mascaraque, define la terapia como un "entrenamiento olfativo" en el que el paciente se expone dos veces al día a una serie de aceites esenciales para favorecer así la recuperación del olfato.

Además, con esta terapia se pretende que el paciente intente asociar los olores de aceites esenciales florales, frutales, herbáceos y resinosos a sus recuerdos, debido a la relación entre el olfato y la memoria, señala el doctor Santamaría Gadea.

En cuanto a la solución para la pérdida olfativa de origen nasal, el doctor Santamaría Gadea asegura que "pasa por atajar dicha enfermedad", como puede ser un pólipo nasal o una rinitis.

Relación entre el gusto y el olfato

La pérdida del sentido olfativo no implica necesariamente una pérdida del gusto, recuerda por su parte el doctor Luis Gutiérrez Serantes, pero sí causa una degradación en la percepción de los sabores, pues "el 75 % del sabor es olfato" apunta la doctora López Mascarague. Su colega Alfonso Santamaría considera que el gusto es un sentido "bastante básico", ya que al perder el olfato se pierden la mayoría de matices, de modo que "un jamón muy básico respecto a un ibérico de altísima calidad va a saber igual, va a saber salado", explica.

La profesora Marta Tafalla recuerda una comida entre amigos en la cual, mientras rebañaba su plato, se percató de las caras de disgusto del resto y de sus quejas por una paella que al parecer estaba "malísima" y "quemada".

El olfato es una herramienta esencial para identificar posibles alimentos en mal estado, de manera que deben ser "muy prudentes" cuando comen fuera de casa, insiste esta paciente.

Otro afectado, Pedro Morales, quien padeció pérdida de olfato temporal a causa del coronavirus, dice que "realmente es un peligro" y que la sensación es de "desconcierto" porque "no puedes saborear la comida y, sobre todo, no sabes si estás comiendo un producto en mal estado".

Todo ello, dice Pedro, te vuelve una persona "dependiente" que "necesita siempre a alguien al lado" para que huela ciertas cosas por ellos. 

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