Halla por casualidad un dragón marino fosilizado. Llamé y dije: "He encontrado un dinosaurio"

Un operario encuentra el fósil de un ictiosaurio de diez metros de largo en el pantano de Rutland, en Reino Unido.

Un hombre posa tumbado junto al fósil del dragón marino encontrado en el lago Rutland, en el Reino Unido.
Un hombre posa tumbado junto al fósil del dragón marino encontrado en el lago Rutland, en el Reino Unido.
ANGLIAN WATER/Reuters

Joe Davis, un trabajador del pantano de Rutland que surte de agua potable al condado más pequeño de Reino Unido, hacía una ronda habitual por un área drenada cuyo paisaje quería remodelar. En la frontera entre dos charcos, Davis observó algo que sobresalía de los cantos y que llamó su atención. «Qué es aquello», señaló a su compañero. «Un tubo, no es nada», le respondió aquél. Pero Davis insistió: «Yo creo que es algo más». Al acercarse comprobó la singularidad de su hallazgo. «Entendimos que era algo más que una serie de rocas o una tubería», dice Davis en un vídeo de Anglian Water, que administra el embalse creado en los años setenta.

Desde allí llamó a las autoridades locales: «He encontrado un dinosario», dijo. En realidad, lo que había descubierto Davis era el fósil de un ictiosaurio, un gigantesco reptil marino que vivió hace 180 millones de años. Un ejemplar de 'Temnodontosaurus trigonodon' tan fascinante que recibió el nombre de dragón marino de Rutland. «Sólo el tamaño de cada vértebra ya indicaba que se trataba de un animal inmenso», rememora Davis, sobre ese día de febrero de 2021.

La sospecha tenía un precedente. En este espacio de 400 hectáreas, alejada unos 50 kilómetros de la costa pero que otrora estuvo sumergida en el océano, ya se habían encontrado dos fósiles de ictiosaurios, aunque incompletos.

El hallazgo movilizó a la comunidad científica, que lo catalogó como el ictiosaurio más grande y completo encontrado en la isla británica. A simple vista había «algunos eslabones pequeños», pero al empezar las excavaciones, en verano del año pasado, dieron con un ejemplar de diez metros de largo -una longitud media en una especie que podía alcanzar los 25 metros- y dos toneladas de peso.

«Es el esqueleto más grande encontrado en Gran Bretaña», ratifica Mark Evans, paleontólogo de la Universidad de Leicester, y parte de un equipo de 14 investigadores que se desplegaron al lugar, con dos tiendas de campaña, para comenzar la extracción de este espécimen que habitó los mares de la Tierra en el Triásico, desde hace 250 millones de años y se extinguió hace 90 millones de años.

Extraído de la arcilla, envuelto en yeso, trasladado en cajas de madera como las obras de arte y bajo supervisión científica de la Universidad de Mánchester, esta historia sale a la luz en un documental que emitirá hoy la BBC en sus plataformas. Porque el dragón marino espera la vuelta a casa o, mejor dicho, el lugar donde estuvo su tumba. El condado de Rutland quiere construirle una casa, un centro de visita y estudio, para lo que busca mecenas que le ayuden a costear el proyecto que se erigiría junto al Centro de Observación de Aves Acuáticas de Rutland Wildlife Trust. La campaña de recolección de fondos tiene el nombre de «Digging for Britain» (excavando por Bretaña), y avanza casi tan rápido como lo hizo el depredador que ahora quiere exhibir.

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