Cuál es el mejor día para ver las leónidas, la lluvia de estrellas de noviembre

Este fenómeno es más llamativo y espectacular, ya que no ocurre cada año; solo puede verse tres veces cada siglo, e involucra a cientos de meteoritos cada hora.

Lluvia de estrellas
Lluvia de estrellas
Pixabay

Entre los múltiples eventos astronómicos del año ahora le toca el turno a las leónidas. Este segundo fenómeno del mes de noviembre -atrás dejamos a las táuridas- es más llamativo y espectacular, ya que no ocurre cada año y el volumen de acontecimientos es muy alto; solo puede verse tres veces cada siglo, e involucra a cientos de meteoritos cada hora. Normalmente esta lluvia de estrellas es visible entre el 6 y el 30 de noviembre cada año. Provienen del cometa 55P/Tempel-Tuttle, que tardan 33,2 años en dar una vuelta completa en su órbita. La última vez que transitó cerca de la órbita terrestre fue en el año 1998 y no será hasta 2031 cuando se pueda ver una gran lluvia de estrellas en el mes de noviembre como ya ocurrió en 1833 en América del Norte.

Qué día se verán mejor las leónidas

La lluvia de estrellas fugaces 'Leónidas' tendrá su pico máximo el martes 16 y miércoles 17 de noviembre con una tasa de actividad entre los 10 y 20 meteoros por hora, según el Observatorio Astronómico Nacional (OAN).

Su pico máximo será dos días antes del plenilunio del 19 de noviembre, por lo que este año no será el más idóneo para su observación. Pese a ello, cuando la Luna empiece a ponerse tras el horizonte, entre las 4.00 y las 6.00, las condiciones serán algo más favorables, según un análisis realizado por Natacha Payà, experta de Meteored (tiempo.com).

Meteored explica que las leónidas, al igual que otras estrellas fugaces, son consideradas meteoros. Son desechos que ha arrojado un cometa a su paso y siguen su misma órbita. En ese caso, las leónidas son los fragmentos del cometa 55P/Tempel-Tuttle. El tamaño de las leónidas varía y puede oscilar entre un milímetro y varios centímetros. Cuando entran en la atmósfera se desintegran ya que viajan a grandes velocidades que pueden ir entre los 20.000 kilómetros por hora y los 71 kilómetros por segundo. Si su tamaño es mayor y no se desintegran dentro de nuestra atmósfera pasan a denominarse meteoritos.

Para verlas mejor, lógicamente, hace falta un cielo bien oscuro, sin contaminación lumínica cercana; conviene observar en la dirección opuesta a la posición de la Luna, y tener paciencia. No viene mal la comida, la bebida y música en los cascos para una buena tanda de espera. Si hay suerte, hay espectáculo. 

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