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Sobrepeso infantil, la otra pandemia

5 claves para ir introduciendo pequeños cambios en sus hábitos, que nos permitan contribuir a mejorar la salud física y socioemocional de los más pequeños.

Little cute girl eating a fast food sandwich with fries and orange juice in a cafe. Fast food concept.
Los expertos recomiendan comer frutas y verduras en cada comida
Freepik

El sobrepeso infantil y el sedentarismo son dos de los principales problemas de nuestra sociedad, según la OMS. Pero, ¿qué nos lleva hacia dinámicas tan sedentarias? ¿Cómo podemos revertir esta tendencia en nuestro día a día? Os proporcionamos cinco claves para ir introduciendo pequeños cambios que nos permitan contribuir a mejorar la salud física y socioemocional de los más pequeños.

1. Tiempos de ocio activos: las actividades laborales y domésticas son cada vez más sedentarias y nuestros tiempos de ocio y desconexión se limitan muchas veces a ver una serie o una película delante de la pantalla. Esta situación se ha visto agravada con la llegada de la pandemia, tenemos que pasar más tiempo en casa por lo que las posibilidades de movimiento se ven todavía más limitadas. Simplemente ir andando o en bicicleta al colegio o dar una vuelta por el parque por la tarde pueden ser actividades que invitan al movimiento. Un buen plan en familia puede ser salir a hacer una ruta andando o en bici el fin de semana. Son pequeños cambios que pueden marcar la diferencia, además de inculcar hábitos saludables, más allá de las pantallas.

2. Garantizar las horas de sueño: expertos en neurociencia destacan la importancia del sueño entre los niños, ya que, durante ese tiempo, se crean nuevas conexiones neuronales que fijan en el cerebro todo lo aprendido. Es imprescindible que los niños lleven una rutina de sueño fija –que se acuesten y levanten a la misma hora– y que descansen de acuerdo a su momento evolutivo.

3. Hidratación: para la salud y el bienestar personal de niños y adultos es necesario hidratarse bien, pero, hidratarse, no consiste solo en la ingesta de cualquier líquido, hay que evitar bebidas con gas, refrescos o bebidas azucaradas y priorizar el consumo de agua o zumos naturales.

4. Planificar las comidas: la improvisación y las prisas nos llevan a comer productos muy procesados y, a veces, poco saludables. Un buen cambio puede ser programar los menús diarios al inicio de la semana y hacer la lista de la compra, teniendo en cuenta el menú. Podemos hacerles partícipes, invitándoles a elegir las recetas e incluso haciéndolas con ellos. La mejor manera de enseñarles a comer comida saludable es dando ejemplo. Además, ellos nos lo agradecerán.

5. Dieta equilibrada: los expertos recomiendan comer frutas y verduras en cada comida y que estas representen alrededor del 50% de cada plato. Tenemos iniciativas como ‘El plato para comer saludable’, diseñado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard o la versión española, ‘El Nutriplato’, desarrollada por especialistas del Hospital San Juan de Dios de Barcelona y Nestlé Nutrition.

Estas propuestas pueden sernos de gran ayuda para proporcionarles una alimentación adecuada a sus necesidades nutricionales, teniendo en cuenta las porciones que hay que darles, los grupos de alimentos, etc. Es muy importante ofrecerles 'snacks' saludables, desterremos los ultraprocesados de los almuerzos y meriendas de nuestros hijos, hay mejores opciones como los boles de fruta, repostería casera, frutos secos, etc.

Elena Domper Buil es maestra y psicopedagoga, miembro de la  Asociación Aragonesa de Psicopedagogía.

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