Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Cosas de la vida

¿Te comerías una ortiga?

La ortiga es una planta común y extraordinaria. La odiamos cuando nos roza la piel y se considera mala hierba, pero tiene interesantes propiedades.

Las ortigas se usan en una gran cantidad de recetas
Las ortigas se usan en una gran cantidad de recetas

En verano, los montes se llenan de ortigas y de excursionistas que las maldicen. Todos los que salimos frecuentemente al campo conocemos muy bien esta hierba porque una vez que te rozas con ella ya no la puedes olvidar. Está llena de pelitos llamados tricomas, que, cuando se frotan contra la piel, causan una erupción cutánea que pica mucho. Esto es debido a que las puntas de los tricomas tienen una bolsita llena de ácido fórmico, el mismo químico que tiene las hormigas y las abejas, que se inyecta en nuestra piel cuando nos pinchamos. Además, son plantas que crecen muy rápido y se extienden por todo el monte, por lo que son consideradas malas hierbas.

Y ahora es cuando viene el inesperado 'Plot Twist'. La ortiga no se merece todo el odio que nos despierta, ya que es una de las plantas con más propiedades medicinales que existen. Tan numerosas son esas propiedades, que necesitaría más de un artículo para explicarlas todas, pero voy a comentar las más importantes:

  • Se usa para tratar la hiperplasia prostática benigna, también conocida como próstata agrandada. Los estudios clínicos sugieren que la ortiga contiene compuestos que afectan a las hormonas responsables de esta enfermedad. Además, el extracto de su raíz muestra actividad contra las células de cáncer de próstata.
  • Pueden ayudar a aliviar los síntomas de la osteoartritis y el dolor articular, generalmente en el caso de manos, rodillas, caderas y columna vertebral.
  • Se puede usar como infusión para hemorragias nasales y menstruales y su extracto reduce la pérdida de sangre postoperatoria.
  • Tiene propiedades antimicrobianas.
  • Su infusión también sirve para tratar la diabetes, anemia, asma, pérdida de cabello y para promover la lactancia.

Además, las ortigas se han utilizado a lo largo de la historia como alimento nutritivo. Se dice que los romanos consumieron ortigas y, de hecho, una receta de esta época, con esta planta como ingrediente ha sobrevivido hasta nuestros días. También en la época griega las raíces de ortiga se usaban para ablandar la carne.

Hoy en día, las ortigas se usan en gran cantidad de recetas. En la región templada del Himalaya, las hojas se hierven con harina de maíz, mijo o trigo, con la adición de sal y chile para hacer una especie de avena. 

En los países europeos, el consumo de ortigas también es muy común. La ortiga hervida con nueces es un plato habitual en Georgia, mientras que los rumanos hacen sopa agria con trigo fermentado, verduras y hojas jóvenes de ortiga. En Serbia y Polonia, el pan con hojas de ortiga se vende como producto comercial y es que, en comparación con la harina de cebada y trigo, la harina de ortiga tiene un contenido mucho más alto de proteínas, fibra, grasas, calcio y hierro

En Aragón también se ha consumido tradicionalmente en forma de puré y tortilla. Incluso en bebida, las hojas de ortiga se pueden usar para hacer un té de hierbas, que es rico en vitaminas y minerales.

Hay que tener en cuenta que, a pesar de sus propiedades beneficiosas, su consumo puede causar una erupción cutánea a algunas personas si no se preparan correctamente para desactivar el ácido fórmico. Aunque es raro, ha habido informes de reacciones alérgicas después de ingerir hojas de ortiga crudas en forma de puré o zumo.

No es de extrañar que una planta con unas propiedades tan extraordinarias tenga que defenderse un poco para que no se la coman. 

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