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La capacidad de negociación con nuestros hijos

La negociación se hace imprescindible en el proceso de aprendizaje, de crecimiento y en el camino hacia la asunción de responsabilidad de los jóvenes. Tendrás que aprender a negociar cosas tan básicas como el horario de llegada a casa.

Nuestras hijas e hijos sí que planifican su negociación
Nuestras hijas e hijos sí que planifican su negociación
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La capacidad de negociación es aquella que nos habilita para conseguir los resultados deseados, en transacciones con la otra parte, que implicará logros medibles, resultantes del intercambio comunicativo.

Pero... pongámonos en situación

La negociación se hace imprescindible en el proceso de aprendizaje, de crecimiento y en el camino hacia la asunción de responsabilidad de los jóvenes. Pero, aunque nos pueda sorprender, nuestras hijas e hijos sí que planifican su negociación, a la hora de plantear el horario de llegada, salida de casa o de cualquier otra autorización, que deban conseguir de nuestra parte. Para ello, buscan los entornos y situaciones mejores de acuerdo con sus intereses, nos conocen perfectamente, muchas veces mejor que nosotros a ellos. Y, como consecuencia de todo ello, nos superan en el proceso de negociación : con frecuencia, a posteriori, percibimos esa sensación, que se resume en el consabido "ya me ha liado y ha conseguido lo que quería".

"Ya me ha liado y ha conseguido lo que quería" 

Así pues, la negociación nos sobreviene normalmente por su deseo expreso de conseguir algo. Han sido hábiles y han buscado el momento más idóneo para alcanzar sus objetivos. Y eso conlleva, en muchas ocasiones, que nos veamos superados por su estrategia y sin tiempo para reaccionar. Recurren a elementos presentes, que dificultan nuestra argumentación (amigos, familiares…) e incluso nos abordan en momentos en los que nuestra capacidad está en un punto, precisamente, no muy óptimo.

Observemos algunas pautas de conducta

Nunca debemos olvidar que negociar no es regatear. Es solicitar y ofrecer compensaciones para conseguir lo que no nos parece negociable.

Una de las claves es preparar la negociación antes de vernos sorprendidos. Para lograrlo, se puede establecer la norma de que cualquier autorización extraordinaria debe plantearse, al menos, con 48 horas de antelación sobre el acontecimiento en sí. Debes ser tú quien dirija la negociación , tienes que conocer bien sus intereses, sus pensamientos y sus posibles reacciones. Por eso, conviene planificar previamente, partiendo de sus planteamientos, sabiendo qué es lo que realmente negocias y, en este sentido, ayudará mucho no mezclar multitud de temas.

Todo este proceso se debe llevar a cabo con grandes dosis de paciencia y, sobre todo, con voluntad de pactar una solución para el conflicto, para llegar a un acuerdo, en el que no haya vencedores ni vencidos, en el que ambas partes hayan dado y recibido.

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