Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Ideas brillantes

Tu avatar puede ser tu mejor psicólogo (o, al menos, tu mejor amigo)

La realidad virtual puede ayudar a resolver problemas personales si nos damos consejos a nosotros mismos como si el problema lo tuviera otra persona a la que ayudamos.

Dando consejo a tu avatar paciente, es decir, a ti mismo
Dando consejo a tu avatar paciente, es decir, a ti mismo
UB

En general las personas tenemos más facilidad para dar un consejo a un amigo que para solucionar nuestros propios problemas, que no somos capaces de ver con perspectiva. Al revés de lo que sucede cuando aconsejamos a otro, sobre todo si se trata de una persona a la que conocemos bien y a la que, desde nuestra visión más general y desligada del problema, podemos ayudar a encontrar una solución. Este fenómeno es conocido como la 'paradoja de Salomón'. De hecho, estudios previos han demostrado que aquellos individuos a quienes se les instruye para considerar su problema desde la perspectiva de otra persona tienen mayor éxito a la hora de encontrar la solución a dicho problema.

Entonces, ¿por qué no recurrir a la realidad virtual para poder escuchar el dilema que nos aflige desde fuera, como si fuera otro quien nos lo contase y de este modo poder darle –en realidad, darnos- el consejo adecuado, brindarnos la solución que más nos conviene?

Ese es el planteamiento de un proyecto experimental llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Barcelona y que acaba de ser presentado y que pretende ahondar en cómo la realidad virtual puede ayudar a resolver problemas personales

Tal y como muestra este vídeo, el proyecto se basa en un programa de realidad virtual que genera dos avatares de ti mismo -uno como paciente y otro como terapeuta-, de tal modo que primero tú le cuentas el problema a tu avatar psicólogo y, acto seguido y transferido a la piel virtual de tu avatar psicólogo, pasas a observar de nuevo la escena, ahora desde el punto de vista del consejero, de tal modo que,  tras escuchar el problema como si el que te lo contase fuera otra persona, le das consejo a tu avatar paciente, es decir, a ti mismo. Y en este caso con el plus de que tu avatar psicólogo toma la identidad y la apariencia de Freud, con la autoridad/credibilidad que eso te confiere.

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