Sociedad

Lo que nunca supimos del viaje a la Luna

La retransmisión televisiva del alunizaje estuvo a punto de no producirse, Armstrong no iba a ser el primero en pisar el satélite y Nixon preparó un discurso de pésame... por si acaso.

Aldrin desciende del módulo lunar.
Neil A. Armstrong/NASA

La llegada a la Luna del Apolo 11 hace medio siglo, en una misión de 195 horas, 18 minutos y 35 segundos del despegue al alunizaje, generó una cascada de lunáticas anécdotas que aún hoy encandilan a los curiosos terrícolas, seducidos por el brillo del satélite desde el alba de los tiempos.

  • Discurso luctuoso

    Un precavido Richard Nixon escribió un discurso de duelo en previsión del fracaso la misión el 21 de julio de 1969. "El destino ha querido que los hombres que fueron a la Luna a explorar en paz se quedaran en la Luna a descansar en paz. Estos valientes hombres (Armstrong y Aldrin), saben que no existe esperanza de que sean recuperados. Pero también saben que existe esperanza para la humanidad en su sacrificio", decía el texto que nunca leyó.

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  • Palabras más prosaicas que épicas

    La historia oficial repite que lo primero que dijo Neil Armstrong al pisar el suelo lunar fue aquello de «un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad». Pero la realidad es más prosaica. "Estoy al pie de la escalerilla. Las patas de aterrizaje sólo se hunden en el suelo uno o dos centímetros, aunque de cerca, la superficie parece muy finamente granulada, casi como polvo, muy fina. Voy a bajar", fue su primera parrafada lunar mientras orinaba en el interior del traje.

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  • Desperdicios a la mar


    Antes de dar sus primeros pasos y obtener las primeras imágenes, Armstrong arrojó una bolsa de basura sobre el mar de la Tranquilidad. Esta contaminante acción fue, de hecho, la primera del ser humano en la Luna. Aldrin le pasó la bolsa con desperdicios, justo antes de que bajara la escalerilla. Armstrong la dejó caer al suelo y de una patada la mandó debajo del Eagle.

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  • No sin la tele

    La humanidad estuvo a un tris de no ver por la tele uno de los episodios más relevantes y épicos de su historia. La carga del módulo lunar estaba al límite y había que ahorrar combustible. Los técnicos recomendaron prescindir de todo material que no fuera imprescindible, como la cámara de televisión. La Casa Blanca, iracunda, obligó a los técnicos a reconsiderar su decisión. La retransmisión al mundo de la llegada de del hombre la Luna era tan importante, o más, que el propio alunizaje.

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  • La odisea de las banderas

    Clavar la bandera estadounidense en el suelo lunar fue una odisea. Se presumía que el suelo del satélite sería blando y maleable, pero Armstrong y Aldrin se toparon con roca sólida cubierta de polvo. Pudieron perforar apenas unos centímetros para colocar la enseña, que aguantó malamente para la grabación de un vídeo. El módulo lunar la derribó al encender los motores para iniciar el retorno. No queda ni rastro de aquella ni de las posteriores. Eran de un nylon de ínfima calidad, compradas en una tienda de Nueva York a 6,95 dólares la pieza una.

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  • Comunión selenita

    Aldrin, de confesión presbiteriana, 'autocomulgó' en su segunda velada lunar. En 'Regreso a la Tierra', el libro que publicó en 1973, relata como extrajo una cajita con pan y vino, rezó y leyó el versículo 15,5, del Evangelio de San Juan: «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos....». Michael Collins, quiso dejar constancia de su fe católica y en un panel interno de la nave garabateó: «Nave espacial 107. La mejor creada. Que Dios la bendiga».

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  • Asegurados... por sus autógrafos

    Armstrong, Collins y Aldrin no pudieron permitirse un seguro de vida. Ninguna compañía asumió el riesgo ante tan incierta misión. Para garantizar el futuro de sus familias ante un fatal desenlace, firmaron cientos de autógrafos en el mes previo al despegue. Si no regresaba un albacea tenía el encargo de venderlos o subastarlos para recaudar dinero.

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  • Fotos trucadas

    La NASA no tuvo remilgos para manipular la foto más icónica de alunizaje. La imagen de Aldrin sobre la superficie lunar tiene una franja negra detrás que no estaba en el encuadre original y que se añadió "para mejorarla". "Ellos admiten que la trucaron", dice Mark Kidger, científico de la Agencia Espacial Europea (ESA). Las imágenes del primer paseo «se ha procesado varias veces desde entonces para hacerlas más nítidas».

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  • ¿Cuestión de grado o de orden?

    Se dijo que Neil Armstrong apeló a su autoridad como comandante para ser el primero en pisar la Luna y adelantarse a Edwin 'Buzz' Aldrin, que sí ambicionaba pasar a la historia. Lo cierto es que Armstrong ocupaba la posición más cercana la estrecha puerta de salida. Con los aparatosos trajes, la escafandra y la mochila de oxigeno, era imposible ceder el paso a Aldrin o que saltara por encima de su compañero para salir el primero.

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