Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Adopta tu molécula

Una moleculica-homenaje

Hace unos meses, las moleculicas nos quedamos huérfanas. Falleció nuestro padre, José Ignacio García Laureiro, uno de los mejores químicos aragoneses del momento. También era único explicando ciencia para todos los públicos y, además de ser pionero de esta sección de Tercer Milenio, ideó muchos otros formatos de divulgación como ‘CSI Zaragoza’ o ‘Hi Score Science’. Por eso, las moleculicas hemos decidido hacerle un homenaje con un acertijo muy especial. Nuestro enigma de hoy esconde a una compañera moleculica que, por sus propiedades, habría embelesado a José Ignacio, amante de la química sostenible, de las soluciones innovadoras y de las estructuras simétricas y elegantes.

¿Descubres qué moleculica es esta?
¿Descubres qué moleculica es esta?

Simetría

La simetría es una propiedad clave en química. Dos moléculas con los mismos átomos, los mismos enlaces, pero que son imágenes en espejo la una de la otra –como nuestras manos– pueden tener propiedades muy diferentes. En ocasiones, una molécula puede ser un medicamento súpereficaz, mientras su imagen especular es una sustancia tóxica. Pero yo no tengo ese problema. Soy una molécula tan simétrica que, si se mirara en el espejo, encontraría un reflejo idéntico. Queda feo que lo diga yo, pero soy muy bonica. Y no os dejéis engañar por la aparente ‘simpleza’ de mi estructura. Muchas veces, las moléculas más sencillas, las síntesis químicas más elegantes, somos las más atractivas para los químicos y para la industria. Y no es por seguir presumiendo, pero precisamente este es mi caso. Si seguís leyendo mi historia, os lo demostraré.

Industria sostenible

Pese a ser una moleculica orgánica bastante sencilla, no soy muy conocida, aunque he llamado la atención de los investigadores y la industria química en numerosas ocasiones. Por ejemplo, en 2014, unos químicos de la prestigiosa Universidad de Harvard (EE. UU.) descubrieron que pueden aplicarme como pesticida no contaminante para controlar las plagas de roedores en los cultivos. Años antes, la farmacéutica japonesa Takeda había descubierto que, usándome en pequeñas cantidades, podían diseñar pastillas que liberan su principio activo poco a poco. Así, lograban que el efecto del medicamento durara más tiempo con menos dosis (y menos efectos secundarios). ¡Y todavía hay más! La súper-mega-compañía química alemana Basf, una de las pioneras de los tintes sintéticos a finales del XIX, descubrió hace poco que podía usarme para teñir papel de amarillo, rojo o azul. La gran ventaja de estos tintes es que se disuelven en agua; una solución ecológica para la producción de papel de colores.

Aplicaciones innovadoras

La contaminación de los plásticos es cada vez más evidente. Se acumulan en los vertederos, ensucian nuestros océanos y tardan muchísimo tiempo en degradarse de forma natural. Uno de los envoltorios plásticos más difíciles de reciclar son las bolsas de patatas fritas, porque tienen muchas capas diferentes: unas aportan resistencia, otras protegen de la luz solar, otras permiten imprimir la marca y los ingredientes… ¡Algunas bolsas tienen más de seis capas! Para reciclarlas hay que separarlas, pero van tan pegadas que es muy difícil. Bueno, era, hasta que el año pasado unos químicos de la Universidad de Kansas (EE. UU.) descubrieron que, usándome en pequeñas cantidades, las diferentes capas se ‘pelan’ superfácil. Y, además, luego pueden recuperarse para hacer nuevas bolsas. Una aplicación muy innovadora –y también sostenible– de una moleculica sencilla como yo.

Homenaje

Por una vez, y sin que sirva de precedente, os dejamos la solución más abajo. Como decíamos al principio, este no es un ‘reto molecular’ más, sino un merecidísimo homenaje a nuestro queridísimo José Ignacio García Laureiro, porque no creo que todas las moleculicas – ¡somos muchísimas! – podamos ir al acto que se celebra este viernes en la que fue su casa, la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza. Queremos que, allá donde esté, vea que seguimos activas. Siempre sonrientes, vibrantes, felices de seguir contagiando su pasión por química. 

¿Sabes qué molécula soy?

En esta ocasión, esta sección de ‘Adopta tu molécula’ se transforma: de concurso a homenaje. Así que aquí tenéis la solución: N,N–dimetilciclohexilamina.

¿Quieres adoptarme? Para ser una buena madre o un buen padre, tendrás que averiguar sus propiedades, usos y la opinión que la gente tiene de ella. No te preocupes si te parece difícil y una gran responsabilidad; en el blog ‘Moléculas a reacción’, encontrarás información sobre muchas moleculicas.

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