Cinco factores mentales que pueden afectar a tus relaciones sexuales

El Colegio Médico de Harvard repasa distintas situaciones personales que pueden contribuir negativamente al sexo.

Cinco factores mentales que pueden afectar a tus relaciones sexuales
Cinco factores mentales que pueden afectar a tus relaciones sexuales

Las preocupaciones diarias personales pueden echar raíces en más ámbitos de los que puede parecer. Así, la ansiedad, el estrés o la falta de autoestima son invisibles, pero grandes enemigos de un cuerpo y una mente sanos, ya que terminan afectando a la dinámica vital de la persona y a todo lo que está relacionado con ella, como el sexo.

Las razones por las que el estrés puede llegar a sobrepasar a una persona son muy diversas: exámenes, una situación de desempleo, una gran carga de trabajo, tensión con tu círculo social, responsabilidad familiar…  Según el Colegio Médico de Harvard, esto “agota rápidamente su deseo sexual”, ya que la sobrecarga puede hacer que la pareja deje de “nutrir muchos aspectos de su relación”, tanto sentimental como sexual.

Por otro lado, lo que realmente implica una buena autoestima es “conocerse a uno mismo, con sus déficits y también con sus cualidades y aspectos positivos” de modo que, no hacerlo, genera una sensación de insatisfacción permanente que deriva en incomodidad y malestar durante las relaciones. Este es, sin duda, un ejercicio que requiere tiempo y madurez y, sin él, las relaciones interpersonales -y lo que ellas conllevan- pueden verse afectadas negativamente. Independientemente de la realidad, si una persona se siente “menos deseable” por diversas razones ligadas a la autoestima (peso, seguridad, apariencia física), “tales sentimientos pueden interferir con el deseo, impidiendo que una persona inicie o responda a estímulos sexuales”.

A su vez, “la tensión y la distancia emocional pueden socavar la vida sexual de una pareja”. Incluso si no existe ningún contratiempo previo en el ámbito sexual, los problemas en una relación, como la falta de confianza, que es un pilar fundamental, pueden llegar a generarlo. Del mismo modo, funciona en el sentido contrario: “un problema sexual puede forzar la capacidad de una pareja de llevarse bien”.

La “preocupación por alcanzar el nivel de rendimiento esperado” o deseado durante el acto sexual también puede generar en algunas personas ansiedad, lo cual terminará eliminando el placer del acto y convirtiéndolo en un mal trago que puede terminar provocando rechazo.

Por último, el pasado puede interferir también de manera negativa, de la misma forma que las expectativas. Tal y como explicael centro, “la sexualidad es un impulso natural ligado a la persona desde su nacimiento, aunque posteriormente la familia, la cultura, la religión, los medios de comunicación o las personas de su entorno configuran sus actitudes hacia la misma”. Lo que nuestra mente recoge y almacena a lo largo de su existencia configura una red de conductas y reacciones a estímulos que, si detecta como nocivos para el individuo, tenderá a rechazar, así como las situaciones que puedan ponerlo en peligro.

En todos estos casos, lo recomendable es contactar con un especialista que pueda guiarte hasta el problema inicial y, una vez detectado, hasta una solución.

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